Antes del viaje:
La organización, por tu cuenta, de un viaje en el que se
incluye un safari puede, a priori, parecer una locura pero si das con la
compañía local adecuada se pueden facilitar mucho las cosas. Tras estar leyendo
mucho, y preguntar presupuesto (desorbitado) en una conocida agencia de viajes
de nuestro país, decidimos intentar hacer lo máximo posible con agencias
locales, por lo que comenzamos la búsqueda en los foros de esas agencias,
enviamos correos a un listado de agencias que se encuentran dentro de la
agencia de turismo de Tanzania, y tras esperar unos días comenzamos a comparar
las repuestas y las críticas de las que nos habían contestado (algunas ni
siquiera contestaron) Tras todo esto nos decidimos por Lengo Safaris (www.lengosafaris.com) Nos
contestaban rápido, tenía buenas críticas, aunque no todas lo eran, y nos
ajustaban el itinerario a lo que nosotros queríamos. Cogimos nuestros vuelos
por internet y contratamos con ellos un safari personalizado para dos personas
con guía en español. Escogimos el safari esencia, que ellos proponían, y
cambiamos algunos de los alojamientos básicos del primer presupuesto. Más adelante
se puede ver el itinerario y los alojamientos.
Día 1: Las Palmas-
Madrid-Amsterdam- Aeropuerto de Kilimanjaro (en teoría)
Salimos desde Madrid, rumbo al aeropuerto de Kilimanjaro, haciendo
una escala en Amsterdam. Se suponía que llegaríamos el mismo día por la tarde, pero por varios atrasos en los
vuelos tuvimos que desviarnos desde Amsterdam a Nairobi y hacer “noche”
allí. Llegamos al día siguiente casi a
media mañana. Lo de la noche en Nairobi va entre comillas porque con la desidia
para solucionar los problemas de los viajeros que encontramos en el aeropuerto
keniata pudimos dormir una hora para volver al aeropuerto y reanudar el viaje.
Día 2: Aeropuerto de
Kilimanjaro-PN Tarangire-Karatu
Al llegar, por fin, a nuestro destino (Kilimanjaro) nos vino
a buscar nuestro chófer-guía del safari, Junior, y empezó nuestra aventura.
Pusimos rumbo a Arusha (1 hora), donde hicimos una parada
para comprar agua y que recogiera nuestra picnic-box, que era el almuerzo para
ese primer día. Mientras él compraba se nos acercaban varios vendedores
ambulantes para ofrecernos todo tipo de suvenires. Junior nos había aconsejado
que no bajáramos las ventanillas en Arusha porque, en un descuido, nos podían robar.
Seguimos nuestro camino y llegamos al Parque Nacional de
Tarangire (2 horas y pico), tras una parada en la puerta para que Junior comprara
las entradas y donde nos revisaron el coche para comprobar que estuviese en
condiciones para entrar. Nos adentramos al primero de los safaris que habíamos
contratado. Allí vimos: elefantes,
jirafas, gacelas, monos, jabalíes…
Comimos en el parque nuestro picnic, que como el resto de los
días estaba muy bueno y que casi nunca conseguimos terminar
Este día teníamos una excursión de tarde, antes de dirigirnos
al alojamiento, que tuvimos que posponer al último día debido al comienzo tan
caótico que tuvimos con los vuelos de KLM.
Nuestro alojamiento en Karatu era el Eileen´s Tree: un lodge
bonito y con una habitación muy amplia.
Tras dejar nuestras maletas en la habitación fuimos a cenar y
tomarnos unas merecidas cervezas locales. La cena como en todos los
alojamientos que escogimos era tipo buffet y tenían platos de todo tipo, con
alguna oferta de comida local. Hemos de decir que todo nos gustó (tanto en este
como en todos los demás) Junior siempre prefería dejarnos intimidad para estar
a lo nuestro en las cenas. Él se iba a cenar con los guías o el personal de los
alojamientos, pero también vimos algunas mesas en las que el guía compartía la
cena con los clientes. Las dos opciones son igualmente válidas.
Día 3: Cráter
Ngorongoro
Por la mañana salimos de Karatu hacia el Área de Conservación
del Ngorongoro (hora y pico) Antes de dejar el alojamiento, éste y todos los demás,
el lodge le entregaba Junior nuestras cajas de picnic para el día.
Este lugar (Ngorongoro) no se denomina parque nacional sino
área de conservación porque en los parques no pueden habitar personas y en el
Ngorongoro viven tribus masáis. Es espectacular, vimos: leones, jabalíes,
gacelas, multitud de aves incluidas los flamencos y los avestruces. También
vimos rinocerontes, cebras, ñus, búfalos, hienas, hipopótamos, etc. Esa noche
nos alojamos en un lodge dentro de la propia área de conservación: el Rhino
Ngorongoro Lodge. Un sitio espectacular donde los búfalos y los antílopes
pueden ser tus vecinos, ya que se acercan hasta las vallas que hay en las
terrazas de las habitaciones. En la habitación hay un silbato por si tienes
alguna emergencia. Un par de cervecitas y cena comentando las vivencias del día
y luego a descansar para el siguiente. En todos los alojamientos teníamos
incluidos los desayunos también.
Día 4: Poblado masái-
PN Serengueti.
Al salir desde Ngorongoro hacia el Serengueti (2 horitas)
aprovechamos para hacer una parada en un poblado masái; en el que nos
explicaron cómo viven y pudimos visitar hasta su escuela. Los niños sobre todo
son un amor. La experiencia fue buena, pero hay que decir que no sabemos si
está un poco preparado para sacarle pasta a los guiris ingenuos como nosotros.
Según vimos por el camino hay muchos masáis “modernos” con móviles, pero el
poblado en el que nosotros nos paramos parecía bastante auténtico. No sabemos.
A nosotros el rato que pasamos allí con los niños nos encantó,
pero al saber que los padres (masculinos) no trabajan y tienen cuantos más
hijos mejor para que trabajen por ellos, pues no sé… se te queda un sabor algo
agridulce. Las mujeres y los niños son los que sacan el poblado adelante, pero claro
esto no te lo cuentan en la visita. Solemos respetar todas las tradiciones de
los lugares que visitamos, pero con algunas de ellas (explotación infantil o
mujeres) no comulgamos.
Seguimos nuestro camino hacia el PN Serengueti, donde, nada
más entrar, nos recibió una manada de leones jóvenes. Fue increíble; una gran
bienvenida. Seguimos todo el día de safari. El Serengueti es sensacional; los
paisajes, los copis (kopjes), que ves en el horizonte al final de una gran
llanura, y la cantidad de animales que ves viviendo su vida salvaje es brutal.
Esa noche nos quedamos en el Central Serengueti Bush Camp. Es
un luxury camp en el propio parque. Los animales se pueden acercar hasta la
tienda y para caminar desde la tienda hasta el comedor o la tienda-recepción
tienes que hacer luces con una linterna para que un masái te vaya a acompañar.
Para ducharte tienes que avisar para que te calienten el agua. La experiencia
fue muy buena, aunque daba algo de respetillo dormir toda la noche solo con la mosquitera cerrada; para ver si al amanecer
nos sorprendía algún invitado inesperado. Tenemos que decir que aunque se oían
los animales, sobre todo las hienas, conseguimos dormir genial toda la noche.
Día 5: PN Serengeti
Este día nos dedicamos al Serengueti de nuevo (el último día
de safari completo) Durante esos dos días vimos: elefantes, jirafas, cebras,
ñus, jabalíes, monos, gacelas, hipopótamos, leones, guepardos, leopardos,
etc. Nos dio mucha pena que la aventura
con los animales acabara, pero quisimos terminar un poquito antes ese día para
disfrutar del alojamiento que habíamos cogido para la última noche del Serengueti
y despedirnos a lo grande. Elegimos el Kubu Kubu Tented Camp. Cuando vimos las
habitaciones nos quedamos sin palabras, fue la mejor elección, las vistas desde
la terraza de la habitación era la basta llanura del Serengueti. El atardecer
viendo esa panorámica es algo que no olvidaremos nunca. Fue maravilloso.
Día 6: PN Serengueti –
Mto Wa Mbu- Arusha
Este día tras ver el amanecer y tomar nuestro desayuno
salimos del Serengueti dejando atrás esas maravillosas vistas, aunque esperando
poder volver a verlas alguna otra vez.
Fue un día bastante duro de coche, sobre todo para Junior que
es quien conducía. Hicimos varias
paradas en el camino para hacer algunas compras. Luego llegamos al pueblo de
Mto Wa Mbu, donde visitamos las plantaciones de bananas, la gente local de
diferentes tribus que viven en armonía, una fábrica artesanal de cerveza e
incluso una galería de arte, donde había varios pintores trabajando en ese
momento, de mano de Esau, el guía que nos acompañó, un hombre muy amable y que
se había criado entre plantaciones de bananas, por lo que sabía un montón
acerca de ello.
De noche llegamos a la ciudad de Arusha, un gran caos de
personas y tráfico. Nos alojamos en el Karama Lodge. No pudimos disfrutar mucho
de las instalaciones porque llegamos prácticamente para cenar, hacer las
maletas y dormir; porque salíamos muy temprano al día siguiente.
Día 7: Arusha-
Aeropuerto Kilimanjaro- Zanzíbar
De madrugada nos vino a recoger Junior para llevarnos al
aeropuerto de Kilimanjaro y despedirnos allí de la Tanzania continental.
Salimos rumbo a Zanzíbar con Air Tanzania. A la llegada, nos estaba esperando
el chófer que nos llevó hasta el Riu Zanzíbar, donde nos íbamos a alojar las
siguientes tres noches. El hotel se encontraba a una hora y media del
aeropuerto (60 dólares por trayecto) A nuestra llegada y tras hacer el check in
tuvimos que esperar unas horas hasta que la habitación estuvo lista, dónde mejor
que en el bar piscina.
Tras instalarnos nos dimos nuestro primer baño de las
vacaciones en el Océano Índico y disfrutamos de la playa hasta que se fue el
sol. Concertamos en la recepción una excursión para al día siguiente visitar
Stone Town, La recepcionista nos recomendó, aunque la ciudad y en general toda
la isla es segura, que contrataramos también al guía (por 10 dólares más) para
que nos explicase lo que íbamos a ver y así lo hicimos. El precio total de la
excursión para los dos, incluyendo al guía de habla hispana, fueron 130
dólares. El trayecto también era de una hora y media en cada sentido. Lo bueno
de alojarte en Kendwa es que la playa es espectacular y tienes acceso caminando
al pueblo de Nungwi, para ver algo de vida local. Lo malo es que todo está a
una hora y media de trayecto; con el coste que implica. Si se va con más tiempo
a Zanzíbar y se quieren hacer más excursiones lo ideal es combinarlas para que
el precio del traslado te salga más rentable.
Esa noche como era viernes nos tocó cena de gala en la zona
de la piscina. Comimos muy bien todos los días. Un poco de espectáculo con
alguna cerveza y a dormir que había que madrugar al día siguiente.
Día 8: Kendwa-Stone
Town-Kendwa
Tras el desayuno salimos rumbo a la ciudad. En el hotel nos
prepararon también nuestras cajas de picnic para la excursión.
La ciudad nos gustó, era bulliciosa en su justa medida, y
tras hacer un recorrido con el guía por los principales puntos de interés (la
iglesia construida sobre el antiguo mercado de esclavos, el monumento a los
esclavos y las antiguas celdas, el mercado, la casa maravilla; ahora en obras…
y, como no, la casa donde vivió Freddie Mercury o más bien la puerta) y algunas
compras, decidimos aventurarnos por nuestra cuenta por el laberinto de calles.
En ningún momento nos sentimos inseguros y casi nos perdemos. Tras un par de
vueltas fuimos al punto de encuentro acordado y nos dirigimos de nuevo al hotel
con nuestro taxista Baba Rajab, un chico muy amable y divertido que nos
amenizaba el viaje con canciones del país. Intentamos contactar con él para
nuestro viaje de vuelta al aeropuerto pero nunca contestó, una lástima.
Ya de vuelta en el hotel un poco más de disfrute playero
hasta el atardecer. Los atardeceres eran simplemente espectaculares.
En cuanto al disfrute playero hay que contar que no es del
todo relajado debido a que durante todo el tiempo que estás en la playa pasan
vendedores ambulantes, que intentan entablar conversación contigo, para que
adquieras un suvenir, una excursión, etc. Seguramente por eso muchos
extranjeros prefieren quedarse en la piscina, pero nosotros siendo isleños…donde
esté una playa que se quite una piscina, pero claro cada uno tiene sus gustos y
la piscina del hotel también estaba muy bien (piscina infinita con vistas al
mar)
Cena, esparcimiento y dormir.
Día 9:
Kendwa-Nungwi-Kendwa
Tras el desayuno nos pusimos calzado adecuado y nos fuimos
caminando hasta el pueblo de Nungwi, por el camino paralelo a los hoteles, un
paseo de una media hora que con el calor que hacía igual hicimos en un poco
más.
Primero llegamos a la zona del mercado masái, vimos unas
cuantas tiendas y nos asomamos a la playa de Nungwi. Volvimos a la carretera de
tierra para seguir hasta el pueblo.
Llegamos al pueblo por la zona de detrás del colegio,
cruzamos una gran explanada, la carretera y nos dirigimos a ver el interior del
pueblo. A la entrada hay un cartel que advierte de como ir vestido para visitar
el pueblo. No son tampoco muy dados a que les graben o saquen fotos.
Dimos un paseo por el pueblo recorriendo sus calles y
asomándonos a sus tiendas. Siguiendo la recomendación de un chico en una tienda,
donde paramos a comprar agua, volvimos al hotel por la playa. El camino de
vuelta se hizo más llevadero.
De vuelta disfrute playero y empezar a hacer las maletas
porque se acababan nuestras vacaciones.
Cena, esparcimiento y dormir.
Día 10: Zanzíbar-Dar
Es Salam-Amsterdam-Madrid-Las Palmas
Tras el problema con los vuelos a la ida y ver cómo es el
ritmo africano, habíamos decidido desde que estuvimos en Arusha perder algo de
dinero y comprar unos billetes nuevos para nuestra salida del país, ya que si
nos volvía a pasar lo mismo perderíamos la conexión de KLM que volvía a ser muy
justa. El que teníamos salía de Zanzíbar por la noche pero preferimos salir a
mediodía y esperar unas horas más en Dar Es Salam.
Tras el desayuno nos dio tiempo del último chapuzón en la
playa y prepapararnos, ya que hasta el aeropuerto nos volvía a esperar una hora
y media de trayecto.
La zona de espera del aeropuerto de donde salía el vuelo era
bastante rudimentaria. Tras estar un rato esperando en el mostrador de
Flightlink sin que pudieran solucionar un problema con su ordenanor, por una
razón que no conseguimos entender, nos derivaron a otro mostrador de la
compañía Auric air, que tenía un vuelo al mismo destino a la misma hora, y así
hicimos. Nuestra sorpresa cuando llegamos a la pista del aeropuerto es que
nuestro avión era una avioneta de 10 plazas. Estábamos alucinando. Lejos de lo
que pensábamos el vuelo fue muy tranquilo y las vistas, volando a esa altura,
espectaculares. A la llegada a Dar Es Salam nos encontramos con que de la
terminal donde aterrizaba esa compañía (no sabemos si nos hubiera pasado lo
mismo con la que habíamos realmente comprado) hasta la terminal internacional
tuvimos que coger un taxi, porque según nos decían los taxistas estaba a 3 km.
Y claro, íbamos cargando con nuestro equipaje. Decidimos compartir el taxi con
una chica Suiza que estaba viajando sola y nos pidió si podía ir con nosotros.
Pagamos, tras el regateo, 1000 chelines tanzanos por los tres.
Por fin ubicados en la terminal internacional, fuera de las
puertas porque no te dejan entrar hasta tres horas antes del vuelo, comimos
algo en un sitio de comida rápida y esperar.
La vuelta fue mucho menos ajetreada que la ida. Sin pérdida
de vuelos y con los nervios justos de un viaje tan largo. Tras muchas horas y
cuatro vuelos seguidos llegamos a casa.