miércoles, 1 de junio de 2011

COSTA RICA 16 NOCHES. MAYO 2011


COSTA RICA 16 NOCHES

 

Fue un viaje en el que hubo de todo: playa, naturaleza, volcanes, marcha nocturna, relax…
Hicimos parte del viaje con una pareja de amigos (hombre y mujer) y parte nosotros dos (hombre y mujer) solos. Estuvo genial y para que nuestros amigos no se perdieran nada de lo que considerábamos imprescindible hicimos un itinerario un poco loco, con algunos cuantos kilómetros de carretera más de lo normal.
Como consejos previos al relato del itinerario destacar que se debe usar mucho protector solar, mucho repelente, mosquitera, y tener especial cuidado con las serpientes y los cocodrilos en las desembocaduras de los ríos al mar en algunas playas.
Las sodas son lugares, muchas se encuentran por el camino, para comer comida tica casera a buen precio.
Nosotros, excepto el hotel de San José (la primera noche) y el de Tortuguero, cogimos los alojamientos por el camino (ayudándonos de la guía y el GPS del coche) No nos costó demasiado encontrar sitios buenos y económicos.
El coche lo alquilamos con la empresa Mapache rent  a car (compañía local). Alquilamos un todoterreno pequeño, que es lo que más se recomienda, para no tener problemas si te metes por carreteras complicadas. Hay que decir que las carreteras principales que cogimos estaban en buen estado y la conducción no fue complicada. A excepción de algunos caminos con curvas, lluvia o niebla. Ya dijimos que en el viaje hubo de todo, pues también climatológicamente hablando.

Día 1:

Llegamos a San José por la tarde-noche (con el transfer acordado con el hotel). Nos alojamos en el hotel Presidente, céntrico y recomendable. Nos dieron una habitación con jacuzzi privado, superior a la que habíamos reservado. Dejamos las maletas y fuimos a dar un pequeño paseo para tomar contacto con la ciudad.

Dado que pronto se hizo de noche y que lo que habíamos leído sobre la seguridad en la ciudad asustaba un poco, no quisimos alejarnos demasiado de las zonas turísticas o parques más cercanos (Morazán, La Merced, Central…). Luego cenamos en un restaurante (justo en frente del hotel) en la misma Avenida Central y fuimos a descansar. Hay que resaltar que no nos sentimos inseguros en ningún momento.

Día 2:

Nos levantamos temprano para aprovechar bien las horas que íbamos a pasar en la capital. Primero fuimos a callejear, más intensamente, por las zonas con mayor reclamo turístico (Teatro, Catedral, Mercado Central…) y luego nos vinimos arriba y empezamos a buscar otros lugares (no tan conocidos) como iglesias (Pasión por las almas…) o capillas (Sta Margarita...), para conocer un poco más de la capital yendo de un lado a otro. 

San José tiene el espíritu de las grandes capitales latinoamericanas, pero es fácil de recorrer. Luego regresamos al hotel, donde habíamos quedado con el rent a car, para hacer el trámite del alquiler del coche, y comenzamos nuestro viaje por carretera.
Este día teníamos planeado llegar a Montezuma por carretera (más de 5 horas), para pasar 2 noches allí, pero hubo un contratiempo en la carretera. Un camión tipo tráiler se había chocado y estaba atravesado en toda la carretera (imposibilitando el tráfico en cualquier sentido) La carretera quedó cortada durante más de hora y media, hasta que vinieron a remolcarlo (con tractores y camiones) los propios vecinos y lugareños. Esto, lógicamente, nos hizo perder bastante tiempo, sobre todo en horas de luz.

Las carreteras secundarias de Costa Rica, aunque en buen estado, no están muy bien  iluminadas por las noches. Aparte de eso, comenzó a llover y decidimos pararnos en Playa Naranjo (cerca de Montezuma). Pasamos la noche en el bed & breakfast Playa Naranjo. Fue nuestra salvación debido a que por la zona era cada vez más difícil moverse a oscuras. Allí cenamos, dormimos y, al día siguiente. desayunamos para seguir nuestro camino bajo la luz del sol.

Día 3:

Llegamos a Montezuma por la mañana y nos hospedamos en el hotel Tajalin. Bueno, bonito y no muy caro. Pasamos todo el día paseando por el pueblo y la playa (no es muy grande). Hay varios sitios para comer (ninguno destacable, pero todos correctos). También encontramos un sitio muy agradable donde tomar unas cervezas por la noche, al aire libre, viendo el mar.
Montezuma fue lugar de retiro hippie hace años, debido a lo complicado que era llegar hasta el lugar, y aún conserva esa esencia. Pasear por el pequeño pueblo o sus playas, visitar las pequeñas caídas de agua o tirarte en una hamaca (y dejar que pase el día) es en lo que uno se puede entretener entre comidas  o refrigerios.

La marea es un poco fuerte y las playas no son las más paradisiacas, pero el lugar merece la pena.


Día 4:

Salimos de Montezuma para coger el ferry hacia Puntarenas (3 horas y poco, con ferry) . También pudimos haberlo cogido para la ida, y haber perdido menos tiempo, pero quisimos hacer los dos trayectos y vivir las dos experiencias. Llegamos por los pelos, pero llegamos (11.30). De allí al aeropuerto (no llega a 2 horas) para recoger a nuestros amigos. Como contábamos con tiempo pudimos parar para comer tranquilamente, de camino, en la soda Dos Harcones (de las mejores que conocimos)
Una vez le dimos la bienvenida a nuestros nuevos compañeros de viaje, nos dirigimos al Volcán del Arenal (tres horas y algo). Nos quedamos dos noches allí. Elegimos el Arenal Paraíso Resort & Spa para hospedarnos. El alojamiento estaba muy bien. Consistía en una serie de cabañitas a las que se podía llegar con el propio coche y, además, contaba con varias piscinas de aguas termales procedentes del volcán, caídas de agua y senderos naturales dentro de las propias instalaciones hoteleras. Estos últimas quizás, más peligrosos que bonitos.
El pueblo se extiende por la carretera y sus atracciones son fáciles de recorrer y encontrar. De las cosas más significativas: el Volcán del Arenal (con sus paseos naturales), los curiosos puentes colgantes (se llega en coche) donde visitar el Boque Lluvioso desde dentro y arriba o la Catarata Fortuna (donde poder relajarse de tanta actividad)
Se puede comer y tomar algo en las sodas del pueblo o en los propios hoteles, según gusto o en donde se encuentre uno en ese momento. Nosotros nos decidimos por el hotel para cenar esa noche.

Día 5:


Levantarse temprano, como siempre, es aconsejable. Como llegamos por la tarde, el día anterior, no nos dio tiempo a hacer demasiado. Este día (el segundo) fue totalmente en contacto con la naturaleza.
 
 
 
Día 6:


Llegamos al Arcoíris Lodge (que fue donde nos hospedamos) en Monteverde tras otras 3 horas de carretera aproximadamente. El hotel era precioso. Pillamos una cabaña grande, para los cuatro, con cocina y sala de estar. Muy recomendable.
En Monteverde existen varios pateos que se pueden realizar (Sendero Nuboso, Sta Elena...), aparte de visitar el pueblo, avistar pájaros, mariposas, ranas o hacer canoping (los más espectaculares están aquí; así como el más largo del mundo).

El primer día lo utilizamos para hacer pateos naturales y, al final de la tarde, pasear por el pueblo, tomar algo (hay varios lugares) y relajamos un poco por la noche en la cabaña mientras planeábamos el día siguiente. Reservamos el canoping para por la mañana.


Día 7:


Canoping temprano con la empresa Selvatura. Como siempre es recomendable madrugar. El circuito dura unas horas y es espectacular.

Luego más de seis horas de carretera para pasar 3 noches en Puerto Viejo de Talamanca. Como es lógico paramos para comer. También nos cayó el típico palo de agua tropical (corto, pero intenso), por lo que las seis horas de carretera seguramente pueden ser alguna menos sin imprevistos (pero no mucho menos). Quizás buscar una parada intermedia hubiese sido menos paliza, pero las circunstancias eran las que eran y lo hicimos así.
Llegamos cayendo la noche. Nos hospedamos en  la Casa Verde y todo lo demás (ese día) fue tiempo de esparcimiento por los alrededores del pueblo, sus bares y terrazas.

El pueblo puede ser un Montezuma, pero en grande y bullicioso. Aquí, sin embargo, hay que moverse un poco y explorar hacía las afueras.

Hacia el norte se pueden ver  increíbles playas (largas y desiertas o recogidas y familiares: Cocles, Playa Chiquita, Punta Uva…) donde pegarte un baño y decidir entre relajarte o interactuar.

Hacia el sur está Cahuita, un parque Nacional donde encontrarse con monos carablanca (capuchinos), entre otros animales exóticos, ver naturaleza e increíbles calas desiertas. Lleven tubo y gafas. En ambas direcciones se hace imprescindible coche o bicicleta.
 
Día 8:

Vistamos el norte en coche y terminamos en Puerto Viejo aún con luz.

Para desayunar usamos el hotel (no incluido), comimos por el camino y cenamos en el pueblo. Este día cayó (tarde-noche) otro palo de agua exagerado, durante casi una hora y media. Luego escampó y todo tan normal. Eso sí, nunca desapareció el calor.

 
Día 9:

Hay numerosas pulperías y sodas donde desayunar bebiendo zumos naturales riquísimos.

Visitamos Cahuita. Impresionante. Aguas cristalinas, impresionantes calas paradisiacas, monos capuchinos y, lo de siempre, mucha naturaleza. A la salida del parque hay un restaurante regentado por un alocado italiano afincado allí. Excelente trato y comida. El tipo es un crack. Esta vez alquilamos unas bicicletas. Hay que dejarlas en la entrada del camino, ya que este puede realizarse sólo a pie.

El final del día fue igual que el anterior (en el pueblo). Hay numerosos sodas donde comer y tomar algo (también algunos restaurantes y café-bar). La mayoría son similares y buenos. Las mayores sorpresas (para bien y para mal) suelen encontrarse en la carretera. Las poblaciones, por lo general, suelen tener un estándar aceptable.
 
Día 10:

Una hora y poco de carretera para llegar a Moín (muelle de Japdeva), cerca de Limón. Era la zona de donde te recogían las barcas para llevarte al Parque Natural de Tortuguero.

Nosotros, como ya dijimos, traíamos 2 noches reservadas desde casa en el Laguna Lodge. Muy recomendable. El mar por un lado, el río por el otro, manglares, animales y, sobre todo, mucha, mucha naturaleza. El régimen fue de todo incluido. El resto era el pueblo (muy coqueto y bonito de visitar) y las excursiones.
Antes de llegar al lodge aprovechan el camino para hacerte una primera excursión, con alguna parada para tomar algún refrigerio. Dura unas 3-4 horas.
Este día y el siguiente lo pasamos entre el pueblo, las excursiones en barca, el resort, la playa…


Día 11: 

Desde Tortuguero se realizan excursiones en barca. Unas incluidas en el precio (manglares, avistamiento de animales...) y otras (desove de tortugas...) no. No suelen ser demasiado caras, pero depende de la temporada para ver según que cosas (desove).
Los aficionados a la ornitología, por ejemplo, pueden flipar, pero, en general, toda la zona es muy bonita y llena de una espectacular fauna y flora.


Día 12:


La vuelta al embarcadero duró unas 2 horas. Nuestros amigos estaban acabando sus vacaciones y teníamos que acercarnos al aeropuerto para despedirnos de ellos, al día siguiente.

Decidimos poner en campamento cerca de Poás (3 horas y media). Un paraje natural hermoso, cerca de un coqueto volcán y una población caótica… pero lo más importante: "cerca del aeropuerto".

Tuvimos la suerte de acordar un buen precio (fuera de temporada alta se puede negociar un poco) en el Peace Lodge. Nos hospedamos, por un precio increíble, en una de sus maravillosas cabañas. El sitio tiene zoo, zonas ambientadas, mariposario, pájaros sueltos, circuitos de treking, cascadas… Una pasada. Puedes hasta pescarte la cena. El acceso a todo era gratuito y el régimen de desayuno incluido (por aquí es por donde intentan empezar a igualar lo ahorrado antes). Es aconsejable intentar pillar las bebidas (aunque sea) y luego ya, las comidas, pues otro lujito. No hay sodas por los alrededores del hotel.
Con el coche se puede visitar el volcán, algo menos espectacular, y volver al alojamiento para disfrutar de las excelentes instalaciones.



Día 13:

Llevamos al aeropuerto a nuestros amigos (1:30 horas) y, de nuevo solos, nos dirigimos a Uvita (menos de 4 horas), donde pasamos otras 2 noches. Elegimos el Hotel Cabina Los Laureles. Unas cabañas que llevaban un tico y su hijo. Muy aconsejable y bien de precio. Aunque más que una elección fue fortuna. Durante el camino nos acompañó hasta el alojamiento una tormenta que duró más que la media (eso o nos seguía), por lo que la elección del lugar fue un poco arbitraria. Pero salió bien. En el alojamiento terminó por escampar.

Quizás la zona de Uvita está algo disgregada y, además, tiene poca oferta de ocio y esparcimiento para las horas muertas, aunque el restaurante La Casona de doña María y la Pulpería-Soda La Canalla (cerca del hospedaje) ofrecen unos desayunos y cenas deliciosos. Pero , por otro lado, tiene la ventaja de estar más cerca del Parque Nacional Marino Ballena, que es lo más interesante del lugar. Dentro del parque destacan Playa y Punta Uvita, aunque hay varias bonitas.

Otra opción para alojarse podría ser Dominical. A unos 17 km de Uvita. Es una zona de surferos, donde el ambiente turístico es más reconocible. Si no se usa como lugar para establecerse debe ser una parada obligatoria.
Lo suyo es visitar el parque y las pequeñas localizaciones aledañas… y eso hicimos. Indispensable bañador y mucha crema solar.


Día 14: 


Uvita: Para verlo distendidamente hay que coger coche. Para el parque es necesario sacar ticket en alguna de las entradas (playas). Un ticket vale para todo el parque.


Día 15:

A una hora de bonito trayecto se encontraba nuestro siguiente destino para la siguiente noche: Manuel Antonio. Nuestro alojamiento fue en Costa Verde Condovillas. Muy bonito, completamente integrado y, como curiosidad, con habitaciones y bares construidos en el interior de aviones. Lo único malo es que era necesario transporte para llegar al pueblo y al parque (5min) Andando serían unos 15-20 min.
El plan fue recorrer los senderos y playas del Parque Nacional Manuel Antonio y, luego, descansar un poco por los alrededores. Quizás sea la zona más selecta que conocimos, aunque nada del otro mundo. La playa de fuera del parque es amplia, bonita y gratuita. La avenida está llena de lugares para tomar algo o comprar suvenires, aunque lo verdaderamente interesante se encuentra dentro del parque: playas preciosas  y pequeños senderos para patear en una misma zona. También hay multitud de animales.



Día 16:

Manuel Antonio: Hay entradas para uno y dos días. Nosotros volvimos a madrugar y alargamos un poco la estancia en el lugar con la entrada de dos días. Pudimos retrasar la salida del hotel y disfrutar más de  esta zona, ya que, para esta noche, la idea era buscar una ubicación costera (bonita), cerca del aeropuerto.
Lo más parecido que encontramos fue Jacó (a poco más de una hora de carretera). Nada que ofrecer en comparación con el resto de Costa Rica, excepto cercanía al aeropuerto ( hora y media de coche). Casi todo era más sórdido, masificado y carente de interés. No había problemas para comer o relajarte, pero, como decimos, sin encanto. Los alrededores eran grises y la playa (lo mejor del lugar) no era ni siquiera la sombra de las que habíamos estando pisando los anteriores días. Era lo que era y para lo que era. Necesario.
Nos hospedamos en uno de los hoteles cercanos de la playa (fuera de las grandes cadenas hoteleras), que al igual que el lugar desmerecía en comparación con el resto de alojamientos de nuestro viaje. No merece ninguna mención.
Una cosa buena: la langosta era barata.

Día 17:

Nos despedimos de Costa Rica paseando por la playa de Jacó. antes de la definitiva vuelta a casa.
Dejamos el coche, en la compañía de alquiler, y fuimos al aeropuerto a pasar doce horas en una cama con alas.

Si no lo has pagado antes (en el precio del billete de avión) hay que pagar unas tasas (creemos que era de medio ambiente) al abandonar Costa Rica. Nosotros las teníamos incluidas, pero nos enteramos en ese momento.