RUMANÍA EN UNA SEMANA.
MARZO 2016
Bucarest – Brasov
(SINAIA – BRAN) – SIghisoarA – Sibiu (BIERTAN) – Pitesti (SNAGOV)
Rumanía es un país
que todavía no está muy explotado, turísticamente hablando. Eso nos gustó
bastante porque puedes ver realmente el vivir del día a día de la gente. Por
otro lado, el desconocimiento y la falta de información con la que afrontas el
viaje te hace ser un pelín más precavido.
Tenemos que decir que nosotros no tuvimos ningún problema,
ningún tipo de inseguridad, ni por el día ni por las noches. Nos sorprendió el
nivel de desarrollo de las zonas urbanas y no tuvimos ningún contratiempo
realizando el viaje por libre con un coche alquilado.
Día 1: GRAN CANARIA-MADRID-Bucarest.
Llegamos por la noche a Bucarest dos personas (un hombre y
una mujer). Esa noche lo único que nos dio tiempo a hacer fue una primera toma
de contacto, que resultó ser muy entretenida.
Dejamos nuestro equipaje en el hotel (Old City Bucharest DN
Hotels), situado en el centro histórico. Una zona muy animada de
marcha nocturna.
Nos dirigimos a dar un paseo y cenar algo. Fuimos a un
restaurante tradicional (Taverna Covaci) que nos recomendó Flavius, el dueño
del hotel donde nos hospedamos.
En el restaurante, aparte de cenar, se formó un jolgorio impresionante
con música rumana en directo. Sacaron a bailar a los comensales y, cuando nos
dimos cuenta, el ambiente estaba tan animado que había más gente bailando en el
centro del salón (incluidos nosotros) que sentados en sus mesas. Fue divertido.
Al terminar fuimos a dar otro breve paseo de camino al hotel para, sobre
todo, bajar la contundente comida típica.
Día 2: Bucarest.
Este día lo dedicamos a ver toda la ciudad vieja de Bucarest
e improvisar un recorrido para conocer sus lugares más emblemáticos (sin
olvidar los extrarradios). Importante aprovechar el sol.
Nuestro tour comenzó, como ya dijimos, por la ciudad vieja.
Tras unos paseos encantadores nos dirigimos a la zona del Palacio del
Parlamento, cruzamos el parque Izvor y subimos hasta el Arco del Triunfo (pasando
por Gara de Nord, el museo Nacional de Historia…). De vuelta paseamos por el
parque Herastrau, salimos por la Piata Charles de Gaulle, bajamos por el
Boulevard de los aviadores hasta la Piata Victorei y luego hasta la Piata
Romana. Vimos el Ateneo Romano y el Teatro Nacional de camino al casco antiguo, donde acabamos para disfrutar, un poco, de la tarde y el ambiente nocturno durante la última
noche. La librería Carturesti es majestuosa y hay que visitarla.
Día 3: BUCAREST – Sinaia
– Bran – Brasov.
Madrugamos para dirigirnos (taxi) al aeropuerto
internacional de Otopeni, donde recogimos el coche de alquiler con la empresa
Autonom (muy bien).
Comenzamos la ruta hacia Brasov y teníamos planeadas varias
paradas en el camino.
Hicimos la primera parada en Sinaia (1:30 horas aprox.), donde
nos recibió una cellisca de nieve. El pueblo es muy bonito y el camino al
Castillo de Peles lo hicimos caminando, a pesar de las inclemencias climáticas.
También visitamos el Monasterio de Sinaia.
Seguimos nuestro camino dirigiéndonos a nuestra segunda
parada: Bran (50 min). Según llegamos al pueblo comenzó a nevar de nuevo.
Visitamos el Castillo de Bran que nos gustó mucho. En la
antesala de la entrada al castillo había una zona de puestos de suvenires
bastante surtido pero, como el tiempo no acompañaba para ir de compras,
seguimos nuestro camino tras un breve vistazo.
Llegamos a Brasov (45 min) sobre las tres de la tarde. Nos
dirigimos a nuestro alojamiento que, en este caso, era un apartamento precioso
(Versus Art Studio) con vistas al famoso cartel de Brasov (al estilo de el de Hollywood).
Allí nos esperaba miss Clara, una encantadora ama de llaves.
Brasov es una ciudad preciosa, con su plaza Sfatului, su
Ayuntamiento, sus edificios… Un giro de 180 grados te regala una
maravillosa vista de la plaza y alrededores. Brasov es una ciudad para caminar, visitar su Iglesia Negra (cierra
los lunes), los alrededores de la muralla, La Torre Blanca, la Torre Negra, la
Puerta de Caterina, el complejo Olimpia, la Sinagoga, la calle Sforii (dicen
que es de las más estrechas. Nosotros no lo tenemos tan claro) y otros muchos lugares. Fuera de la
puerta de Schei (da nombre al barrio del mismo nombre) era donde vivía el
pueblo Rumano cuando tenían prohibida la entrada a las murallas de Brasov. Su plaza Unirii y la preciosa Iglesia de San Nicolás de Schei dan para un paseo
encantador.
Si se dispone de tiempo y ganas se puede subir al monte
Tampa donde está el cartel de Brasov. (Hay un teleférico). También se puede
visitar la ciudadela.
Día 4: BRASOV- Sighisoara.
Nos levantamos temprano para dar el último paseo por la
encantadora Brasov y, tras el desayuno, seguir nuestro camino.
Llegamos a Sighisoara (2 horas) dirigiéndonos a la zona de
la ciudad vieja, que es donde se concentran los atractivos turísticos y donde estaba
nuestro hotel (Hotel Sighisoara) Un edificio de 500 años de antigüedad muy
bien conservado. NOTA: se supone que los coches no pueden aparcar en la zona
histórica, solo dejar pasajeros. Nuestro hotel tenía parking interior para
evitar las multas.
La zona de la ciudadela se encuentra en la cima de la
montaña y está amurallada. Las vistas son impresionantes y la visita de sus
calles también.
Vimos la Torre del Reloj, la Iglesia de la Colina, las
Torres de los Sastres y los Orfebres, la estatua de Vlad Tepes, subimos por unas
escaleras cubiertas (construidas en el año 1642) y, por supuesto, visitamos y
cenamos (ahora es un restaurante) la Casa Drácula. Fue donde nació Vlad Tepes y,
se dice que, vivió hasta los cuatro o seis años (hay controversia). El
extrarradio tiene una iglesia bonita y algún parque o casa curiosa, pero poco
más.
Día 5: SIGHISOARA – Biertan
– Sibiu
De camino a Sibiu hicimos una parada en Biertan (30 min.) para
ver su Iglesia fortificada. Algo que nos llamó la atención de Rumanía es que,
en algunos lugares de visita, te ponían un número de teléfono para llamar
al guardián y concretar la visita cuando estás allí (sobre la marcha). Esta vez no quisimos
entretenernos y la vimos por fuera, tras visitar el pueblito.
Biertan era una zona rural. Vimos carros de
caballos, pozos de agua, y un ambiente que te evoca, quizás, una época medieval.
Llegamos a Sibiu (1:30 horas), nos dirigimos a nuestro
apartamento (Archivelor Apartment) para dejar nuestras cosas y continuar la
visita de la ciudad.
Sibiu nos encantó. Sus tejados con ojos cansados, que parecen
observarte, su imponente Piata Mare, su encantadora Piata Mica, la Basílica
Evangélica, la Piata Huet, el Puente de Hierro, la Iglesia de Santa Úrsula… o
caminar, simplemente, por la calle peatonal Nicolae Balcescu, donde también hay abundantes
terrazas donde tomar un tentempié, es imprescindible.
Sibiu es una ciudad con mucha oferta gastronómica y de ocio,
quizá la más amable para el turista (se encuentra más ofertas de todo). En la
zona centro hay tiendas de productos artesanales tradicionales y en la zona del
extrarradio se encuentran outlets y centros comerciales (de estilo asiático) muy
interesantes.
Día 6: SIBIU – Pitesti.
De Sibiu a Pitesti (casi 3 horas) fue la única vez que cogimos autopista
(durante una parte del camino). También había una parte de carretera de montaña
paralela al río preciosa. En realidad, conducir por toda la zona de los Cárpatos
es encantador. Se pueden ver rebaños de ovejas en las orillas de las
carreteras, puestitos de queso artesanales, valles hermosos… En este último tramo, hasta llegar a Pitesti, los pueblos se encadenan y hacen
la conducción mucho más tediosa.
Pitesti es una ciudad en la que hicimos noche (hotel Arges) por
hacer un alto en el camino de vuelta, pero que realmente no tiene mucho
encanto.
La zona central discurre en una avenida peatonal con algunas
tiendas, centros comerciales y bares. NOTA: No hay mapas turísticos.
Salimos un poco de la zona centro y encontramos un mercado
local dividido por gremios de ropa, verduras, carnes… muy curioso. El resto del
extrarradio, con alguna excepción, carece de interés.
Algunos camareros en
Rumanía no nos parecieron que tuvieran muchas dotes de cara al cliente, pero en
esta ciudad muchísimo menos. Igual se trata de algo cultural.
Como curiosidad, por la noche, en Pitesti (en el centro)
se veían bandadas de pájaros, que iban de un lado a otro, sin rumbo, graznando y provocando un ruido
ensordecedor. Era un poco tétrico.
Día 7: PITESTI-Snagov-Otopeni-Madrid-Gran Canaria.
Nos dirigimos a Snagov (2 horas aprox.) para para visitar su
monasterio donde reposan los restos de Vlad Tepes, excepto su cabeza, entregada
a los turcos (según cuenta la leyenda)
Para llegar a Snagov la carretera es buena y tranquila. La entrada hacia el monasterio, no obstante, no está señalizada.
El monasterio se encuentra en una isla al norte del lago de
Snagov. La información con la que contábamos decía que había que alquilar unas
barcas para acceder a éste, pero había un puente que unía ambos márgenes (también hay que
llamar al encargado y la entrada es de pago). La visita es interesante y hay que estar en
silencio, ya que se trata de un monasterio en funcionamiento.
Como todavía contábamos con tiempo (nuestro avión
salía de tarde) decidimos parar a comer en el restaurante Dolce Vita, con una
terraza con vistas al lago maravillosa, donde comimos un pescado sensacional.
Luego al aeropuerto (30 min.) a devolver el coche y volver a
casa.
Un destino sorprendente.
E.Jota