MARRUECOS: 8 DÍAS/7
NOCHES. JUNIO 2008
Marrakech, Ourika, Essaouira
DÍA 1: Marrakech
Hay
vuelos directos desde Gran Canaria. A la llegada (mediodía) el calor era
sofocante. Cogimos (2 mujeres y 2 hombres) un taxi hasta La Medina (dentro de
la muralla) que fue la zona que elegimos para el alojamiento y a nuestro
entender la mejor. El Riad Les Oliviers es encantador, está bien situado (al
sur de la plaza Yamaa el Fna) y no es demasiado caro. El desayuno (incluido)
está bien, aunque sin excesos.
Ese día
lo dedicamos a situarnos en el lugar. Sobrevivir a las motos que circulan
tranquilamente por las angostas y sinuosas callejuelas se convierte en una
especie de deporte local al que uno se tiene que acostumbrar. El truco es dejar
que ellos te esquiven. Ya están acostumbrados y si uno intenta evitarlos,
quizás lo que realmente termine consiguiendo sea despistarlos y que te arrollen.
A
medida que uno se va acercando a la plaza la escandalera se va haciendo más
presente. Siempre está atestada de gente y con estímulos visuales y acústicos
constantes. La gente es muy agradable e intenta buscarse la vida, aunque
también son muy insistentes. Realizamos el cambio de divisas en la oficina de
correos (era más rentable) Comimos algo rápido por las calles aledañas a la
oficina. Esta zona también es animada (aunque no tan típica) y los precios
(aunque regateables) son, de entrada, más razonables que como empiezan en el
zoco, donde pueden resultar más pesadas las compras.
Todo el
día estuvimos entrando y saliendo del zoco, acercándonos a la Koutobia o a la
plaza y zonas aledañas de la oficina de correos. Cenamos en los puestos que
montan en la propia plaza. Nos dijeron que el 15 era de los mejores y no estuvo
mal. Eso sí, si te gusta cenar en lugares relajados los puestos no es la opción
adecuada. Bajo nuestro punto de vista es imprescindible.
NOTA: El único lugar donde sirven algo de
alcohol (cerveza) dentro de la muralla es el Grand Hotel Tazi. Fuera de La
Medina se consigue sin problema.
DÍA 2: Marrakech
Habiendo conseguido maestría
en el arte de esquivar motos, aprovechamos este día para seguir nuestra visita
por la ciudad. Nos dirigimos nuevamente a La Koutobia para pasear más
detenidamente por sus jardines aledaños. Desde el Riad, el paseo, teniendo que
atravesar partes del zoco y la plaza, siempre será entretenido. También cogimos
una calesa, que, aunque turistada, con el calor que estaba dando se hizo
agradable y casi necesario. Te da oportunidad de ver los alrededores de la
muralla y zonas algo alejadas de la medina como El Jardín de La Menara. Esa
zona, sin contar con las grandes cadenas hoteleras, está creciendo
urbanísticamente por lo que pudimos observar. Puedes pactar con el conductor lo
que quieres ver o el tiempo que lo deseas contratar (es más caro que contratar
un taxi)
Tras el
paseo en calesa y otro a pie por el barrio judío, comimos por los alrededores
de la plaza. En realidad es que casi siempre comíamos o cenábamos ahí. Ya
comentado el tema de los puestos, en lo referente a los restaurantes no vimos
diferencias abismales en cuanto a calidades en la comida (fuera de que te gustase
la pastela o el cuscús de uno u otro lugar) Lo mejor era garantizarse una buena
vista de la plaza para relajarse sin perderla demasiado de vista. Hay algún
restaurante con más estilo europeo (pizzas, ensaladas…) e incluso un Mc Donalds
saliendo de la muralla por la Koutobia a la derecha. También zonas comerciales.
Luego
continuamos profundizando un poco más en el zoco. Tocamos los gremios de las
telas, cuero y alguna farmacia tradicional. Una cosa: Jamás, pero jamás, se va
a ver el zoco entero. Es inmenso (lleno de recovecos, azoteas…) y si se
empatiza con el lugareño, mientras se compra, interminable.
Para
desembotarnos un poco pillamos un taxi a Gueliz para curiosear fuera de la
muralla. Nos llevó al centro. Gueliz es menos tradicional que La Medina en
todos los aspectos. Observamos que las chicas eran algo observadas, si parábamos
a tomar una cerveza, pero no tuvimos ningún problema. Luego caminando hasta la
muralla para cenar (esa noche lo hicimos fuera de la muralla), echar una
cerveza e irnos a dormir.
Muy de
noche, aunque sin peligro aparente, las calles son algo más duras que por los
días.
DÍA 3: Marrakech - Ourika - Marrakech
El día
anterior hicimos un sondeo entre taxistas para comparar precios y ver si salía
rentable hacer una excursión al Valle de Ourika por nuestra cuenta. Y sí…
muchísimo más. El taxista nos ofreció alguna parada (el trayecto sin paradas se
realiza en menos de una hora) Aceptamos parar (amén de en miradores concretos)
en una coqueta tienda apartada, entre olivos y árboles de argán, a los pies del
atlas, con productos artesanales muy interesantes y a buen precio. También
paramos en una comunidad de mujeres que trabajaban el argán (Cooperative
Tiguemine Argan). Muy interesante también.
Para la
visita a Ourika, si no se es muy avezado para el montañismo, hace falta guía.
Abundan. Según salimos del taxi vinieron varios. La cosa fue elegir uno que
chapurreara español para poder entendernos mejor, sin muchas mezclas lingüísticas.
El paseo hasta la cascada se puede hacer sin demasiadas dificultades, aunque
tampoco es un juego de niños, pero si se quiere ir más adentro hay algunas
zonas en las que las cabras más experimentadas pasarían apuros. No es todo el
rato, pero reconocemos que al no ir correctamente preparados para el montañismo
la experiencia tuvo algunos momentos riesgosos. La gente local, no obstante, se
movían cómodamente por la zona sin ninguna preparación y en ocasiones cargados
como mulas.
También
pudimos visitar algunos poblados bereberes y comimos algo tarde, pero vivos, a
la orilla del arroyo en un restaurante muy chulo.
De vuelta
a La Medina (otra hora), tras descansar y arreglarnos, fuimos a pasear un poco y
a cenar. Luego tertulia en el Tazi y a la cama.
DÍA 4: Marrakech - Essaouira
Este
día fue otra excursión. Esta vez a Essaouira (3 horas de taxi) La estrategia
fue la misma que e l día anterior y pactamos la ida y la vuelta con un taxista (pasando
noche allí) A consecuencia de la pechada, esta vez no hubo paradas. Sólo
paramos en el mirador anterior de la propia ciudad.
Intentamos
buscar alojamiento en algún hotel, pero los precios eran desorbitados, así que,
aconsejados por el taxista, nos acercamos a una de las personas que estaban en
las rotondas con una llave en la mano para, supuestamente, ofertar alojamiento.
Todo un acierto (suerte incluida). Era un chalet, cerca de la playa, de dos
habitaciones, salón, 2 baños y jardín. Toda una ganga. La cena de esa noche,
sin ser cara, lo fue más que el alojamiento y nos la hizo la mujer del casero,
que vivía en una casa al lado (de servicio)
Essaouira
tiene una preciosa playa, aunque ventosa, un zoco más tranquilo, pero no menos
encantador, y un muelle con fortaleza incluida (Castillo Real de Mogador) muy
recomendable para comer, cenar, sacar fotos o simplemente pasear. La zona del muelle
donde llega y limpian el pescado se plaga de gaviotas y gatos. El sitio es muy
fotografiable, pero hay que tomar riesgos con tanta gaviota revoloteando por
ahí.
Hay un
bar local al terminar la playa, cerca de La Medina (sin entrar) con una terraza
que da literalmente al mar, donde sirven cerveza. Nos encantó.
Essaouira
es muchísimo, pero muchísimo, más tranquila que Marrakech, pero hay que tener
el mismo cuidado con las bicis y motos por las callejuelas en las dos.
El
pescado de la zona es excelente y hay varias terrazas interesantes por el
muelle. Comimos en el restaurante Aftass (bueno y no caro). Al atardecer
volvimos a la avenida de la playa a descansar, tomando un refrigerio, viendo cómo
se escondía el sol, y cenamos a la hora acordada con la casera, que nos alcanzó
al alojamiento las viandas. Sobró muchísimo. La mujer se volvió loca cocinando.
DÍA 5: Essaouira - Marrakech
Acordamos con el taxista que
nos recogiese a las 18h y con el alojamiento, abandonarlo, a esa hora también.
Todo si problema. Luego fuimos a desayunar (dentro del zoco) y no dejar un
rincón de Essaouira por recorrer antes de irnos.
De
vuelta a Marrakech para cenar y descansar por los alrededores de siempre (ya
teníamos lugares favoritos como el Tazi)
DÍA 6: Marrkech
Visita
al Palacio de La Bahía (imprescindible) para acabar tomando un heladito en el Café
Argana, con unas maravillosas vistas de la plaza. Ese día agradecimos visitar el hamman (Isis
Spa) donde fuimos exfoliados y masajeados durante un buen rato. El Lugar era muy
agradable.
El
resto del día volvimos a visitar el zoco con un ojo más consumista (una vez comparado
precios y calidades)
Para
cenar hay otros puestos, aún más locales, en la plaza… allí cenamos algo
ligero.
DÍA 7: Marrakech
Último día en Marrakech. Continuamos
desguazando el lugar. Visitamos el museo de Marrakeh, la Kubba Almorávide y la
Madrasa Ben Youssef (imprescindible) También salimos fuera de la muralla. Ojo: Muchos lugares cierran durante el rezo.
Cenamos
en uno de los restaurantes aledaños a la plaza, con preciosas vistas, y tomamos
las últimas cervezas en el Tazi.
DÍA 8: Marrakech
Últimos
paseos por los alrededores y rumbo al aeropuerto. El avión salía al mediodía.