martes, 31 de octubre de 2017

BULGARIA: 8 DÍAS/7 NOCHES. OCTUBRE 2017


BULGARIA: 8 DÍAS/7 NOCHES. OCTUBRE 2017

Sofía, Veliko Tarnovo, Tryavna, Shipka, Kazanlak, Plovdiv, Hisarya, Rila, Blagoevgrad y Boyana.

Día 1: Sofía.

                Realmente fue un día de aeropuertos. Llegamos (una mujer y un hombre) de madrugada al aeropuerto de Sofía, donde habíamos concretado con el alojamiento (Hotel Light) que nos recogiesen para evitar pérdidas de tiempo esperando un taxi a esas horas.  Del aeropuerto al centro son unos diez minutos. Nota: El precio del servicio de recogida sale por más del doble que un taxi, pero Bulgaria (hasta hoy) es un destino económico y se puede permitir.

Día 2: Sofía – Veliko Tarnovo.

                Tras tres horas sobre una cama (lo de dormir costó algo más) nos levantamos con el alba (7.00 am) para preparar todo, ir a cambiar dinero, recoger el coche de alquiler y hacer una breve inspección a los alrededores. El hotel (pedimos doble estándar) servía para dormir y ducharte. Limpio, céntrico y con desayuno incluido (normal). El spa se limitaba a una sauna y unas duchas. Fue el más caro de todo el viaje.

                La primera impresión de Sofía fue tan grata que nos entraron más ganas de descubrirla en los últimos días, cuando volviésemos.

                El tipo de cambio era similar en casi todos los lados, aunque si entras en bancos y casas de cambio mientras paseas, quizás puedas ganar algún céntimo. La moneda búlgara es el leva y en ese momento estaba en torno a 1euro/2 leva (1,952…) Hay que tener en cuenta que el establecimiento no cobre comisión y la cantidad que se va a cambiar. Si quieres hacer previsión ten en cuenta que es mejor realizar la operación en Sofía (el cambio era algo más favorable)y que en toda Bulgaria:

                1 comida estándar para dos: 10 - 12 euros

                1 cerveza en un bar: 1 - 1.20 euros

                1 litro de gasolina: 1 euro

                El coche lo alquilamos con Surprice La empresa cumplió con todo lo pactado (coche nuevo, GPS…) positivamente, pero, el primer día, el trabajador que tenía que acercarnos el coche al hotel (era posible ese servicio a un precio competitivo) se retasó más de una hora. NOTA: La mayoría de carteles e indicaciones de las carreteras y calles no están solamente en cirílico.

                Hasta Veliko Tarnovo fueron unas tres horas de trayecto. Las carreteras, por lo general, no estaban tan mal como las pintaban por ahí, aunque la conducción local era bastante agresiva.

                Nos alojamos en el Guest House Stambolov. A una calle y unas escaleras del casco antiguo. Una amplísima habitación con vistas al río y al Monumento de la Dinastía Assen, colgando de la ladera, limpia y ambientada. Eso sí, la cama no era demasiado cómoda.

                Veliko Tarnovo fue la antigua capital de los zares búlgaros. Sin querer entrar en detalles, Bulgaria en general, nos sorprendió por la cantidad de historia y restos arqueológicos que conserva de diferentes civilizaciones (por allí pasó todo quisqui) Es muy rica en ese aspecto histórico-artístico-cultural, aunque resulta evidente que no le sacan todo el jugo que podrían.

                La ciudad como principales atracciones tiene, a nuestro juicio, la Fortaleza de Tsarevets (2 euros la entrada), el Monumento de la Dinastía Assen y, por supuesto, el barrio antiguo (centro histórico) con las calles del antiguo bazar. El resto de monumentos no son tan impresionantes, pero es interesante ir a verlos, ya que, amén del interés del monumento en cuestión,  saltando de uno en otro se va conociendo la ciudad y encontrando  bonitos rincones. La calle principal Vasil Levski, que sirve de entrada y salida, de Veliko Tarnovo tiene algunas casas de época de colores, con balcones pintorescos. También es conveniente saber que para llegar a los pies de los caballos del Monumento de la Dinastía Assen sólo hay dos formas de hacerlo. La del puente (por la calle Vasil Levski) es la más rápida . Ese día lo vimos casi todo, a excepción de la fortaleza, sin necesidad de correr y con frecuentes paradas por unos u otros motivos.

                Para cenar, aconsejados por la guía, fuimos a Han Hadji Nikoli. El lugar con su patio y muros de piedra es encantador y el edificio tiene su historia, pero la comida no es buena. Quizás, si se quiere ver, mejor  tomar un refrigerio, aunque en realidad hay muchos rincones con encanto donde poder hacer esto último por el casco antiguo (en uno u otro estilo)

                Otro mito que se vino abajo en el viaje fue el de las jaurías de perros salvajes. Cierto es que había muchos abandonados, pero vimos que la mayoría eran atendidos por lugareños y tenían puesto un chip en la oreja (suponemos que certificaría algo: vacunado, esterilizado…) Fuera de eso… había muchísimos más gatos (a nosotros nos encantan los gatos… y los perros)

Día 3: Veliko Tarnovo – Kazanlak (Tryavna, Shipka)

                Nos levantamos temprano para  poder darle otra vuelta al casco histórico y desayunar en Coffee House Stratilat (un desayuno muy rico) Luego, mapa en mano, visitamos la fortaleza. En el alojamiento nos guardaron las maletas sin ningún cargo.

                Para la fortaleza son un par de hora si se quiere ver todo con calma. Es muy interesante. Todavía seguían escavando y restaurando la zona, por lo que pronto será aún más interesante (suponemos)

                Veliko Tarnovo es para recorrer a pie. Las distancias no son largas en ninguna dirección desde el centro histórico y perderse en sus calles empedradas es un placer. Lo que si era un poco complicado era encontrar un aparcamiento público en el que poder dejar el coche más de tres horas.

                Decidimos hacer una parada en Tryavna (1 hora de carretera) para comer algo y porque contaban que era un lugar recogido y singular. Y efectivamente era hermosa.

                A la entrada del pueblo hay una iglesia curiosa, luego algún edificio pintoresco o algún parque o puente, pero lo interesante está en el casco histórico. Amén de los museos e iglesias, destacan los tejados y bonitas fachadas de la mayoría de casas. Lo mejor está cruzando el antiguo puente de piedra... La plaza Diado Nikola rodeada de edificios emblemáticos (antes de cruzar el puente de piedra) es muy bonita. OJO: la oficina de turismo cierra de 13.30 a 16 y está fuera del casco histórico.

                Comimos en uno de los restaurantes justo en la plaza. BBB. Cabe comentar que los hosteleros en Bulgaria, por regla general, son secos. La sonrisa no les viene a la cara. No es que sean desagradables, pero tanta frialdad nos chocó un poco. También es necesario saber que niegan y afirman (gestualmente con la cabeza) al revés que en la mayoría del mundo. Ósea, que si pides una cerveza al camarero y el tipo niega con la cabeza es que efectivamente te la va a servir.

                A nivel climatológico, por lo general: Frío de 7h a 10h y de 22h en adelante. Buen clima (en camiseta o algo ligero) de 11h a 20h.

                Hicimos otra parada en Shipka (hora y poco). Realmente el plan era ir a una especie de mirador  y luego visitar la bonita iglesia, pero algún cruce nos saltamos que sólo pudimos ver la iglesia. Bastante vistosa. En la zona de parking se ponen puestitos curiosos.

                Kazanlak (a 20 minutos desde el monasterio de Shipka) fue la ciudad más anodina de todas las que visitamos. Fuera de sus dos principales reclamos (Tumbas Tracias y Museo de las Rosas) y algún parque no ofrece mucho más. Se puede visitar el mercado (El Pasar), callejear por ahí o descansar por la zona de copas y restaurantes (Plaza Sevtopolis) Esa noche cenamos allí en la Pizzería House que también era de las tres B (BBB)

                El Hotel  Diamond estaba bien ubicado y era formidable. Las habitaciones (con una gran terraza) cuidadas al detalle, acogedoras, limpias, trabajadores empáticos que sonreían… y una variedad y calidad en los desayunos (de pago) muy a considerar.

                Ese día llegamos a ver el mercado y las tumbas tracias (aparte de callejear por ahí) No entramos al museo de las rosas, pero el parque es aconsejable.

DÍA 4: Kazanlak – Plovdiv (Hisarya)

                Kazanlak no mejoró mucho por la mañana.

                Elegimos Hisarya (1 hora de coche) como parada para conocer algunos de esos balnearios-spa de aguas minerales de los que se hablaba (Hotel Hisar). El spa era normalito: un par de bonitas piscinas interiores, otras exteriores, sauna y baño turco normalitos, jaquzzi y algún chorro suelto…  poco más. Aunque siendo nosotros de Canarias, probablemente tengamos otros estándares en esas instalaciones.  Lo del tema del agua mineral y el juego con las temperaturas si nos resultó más curioso. El agua o no tenía o tenía muy poco cloro… La sensación era más agradable que en las piscinas tradicionales.

                Luego nos dimos un pequeño paseo por los restos de las murallas romanas.

                A Plovdiv son apenas 45-50 minutos de carretera. Desde el coche, al llegar, sé ve que el lugar está creciendo apabullantemente. La ciudad nueva encima es interesante y tiene mucho ambiente nocturno. Sin embargo, la ciudad vieja son palabras mayores. Aunque recogidita, tiene un encanto especial y está plagada de plazas, ruinas, iglesias, capillas. OJO: A la ciudad vieja sólo pueden entrar coches con permisos especiales: policías, comerciantes, habitantes del lugar y los turistas que se hospedasen dentro de ella. El permiso te lo tramita el hotel con los datos del coche y se recoge en la garita donde te paran si vas a entrar a la ciudad vieja.

                El Hotel Evmolpia fue otro lujo, aunque el colchón tuviese bastante margen de mejora. Todo increíble (hasta el desayuno incluido) Te recibían (era gratis todo el tiempo) con una riquísima limonada con menta e intentaban interactuar y eran muy amables. Tenía multitud de buenos detalles.

                Ese día nos dio tiempo de ver todo el casco histórico callejeando, visitando iglesias y casas emblemáticas. En la plaza de la torre de la Iglesia de San Konstantin existen 5 bifurcaciones:

                 La que sigue colina arriba y llega hasta el mirador es cortita. Allí están los restos de la antigua Fortaleza Nebet  y el mirador. También está el recomendable restaurante donde cenamos ese día muy bien (Rahat Tepe). Para noches cálidas la terraza sería aconsejable por sus vistas. Nosotros cenamos dentro.

                Otro camino sería el que pasa por el arco contiguo a la torre. Es un paseo precioso con callejuelas y escaleras que lleva hasta el barrio de los artesanos. Según lo que se quiera patear, subir y bajar, y el interés por perderse, se puede hacer más largo o más corto. Lo cierto es que no será por curiosidades… Nosotros llegamos a los restos del teatro romano desde este camino. Estaba bastante bien conservado. Habían bonitas terrazas a sus alrededores (cerraban a las cinco)
 
                La calle enfrentada a la torre (la de nuestro hotel) tiene un paseo circular con casas emblemáticas y museos curiosos no muy largo.

                Las dos restantes son más anchas y céntricas pero igual de interesantes que el resto. Estas, si se siguen recto (sin desvíos) llevarían a la zona de la mezquita en el barrio nuevo. En todos lados hay indicaciones para dirigirte a los lugares indispensables sin problemas.

                 Todavía con luz fuimos a picar algo y conocer el barrio nuevo. En él, se entremezcla muchas cosas (estilos, épocas…). Su punto neurálgico sería las ruinas del estadio romano (de una de las gradas) Es poca cosa, pero curiosa e insertada en la zona de una forma bastante original. Por esa zona aparte de la mezquita  hay otros templos. Desde las ruinas hacia el río está la zona de copas y ambiente del lugar (Kapana). La zona es bohemia y resulta curioso ver gente de todas las edades en los locales mezclados. No es demasiado grande, pero si animado. Si continuas más hacia el río la zona decae al salir del subterráneo y sigue languideciendo rumbo al puente (rio). Hacia el otro lado (la Plaza Central) el ambiente no es tan propenso para tomar nada, pero es muy bonito y no languidece en absoluto. La fuente de la plaza (como muchos otros edificios y ruinas) se ilumina y le dan al lugar un ambiente agradable para pasear y callejear un poquito al atardecer o de noche.

                Oímos en algún lado que era la ciudad más antigua de Europa.

DÍA 5: Plovdiv – Blagoevgrad (Rila)

                Madrugamos, desayunamos, una vuelta y rumbo a Rila (3 horas y poco) Es frecuente encontrar pasos a nivel para trenes y chatarreros con venta de antiguallas donde curiosear.

                El monasterio es imprescindible. Una pasada. Una pena que no dejen visitar  el interior. Dejan visitar el patio y la iglesia, nada de habitaciones o pasillos.
 
                El lugar también es conocido por sus senderos donde realizar pateos por la naturaleza, pero no fuimos preparados. De bajada del monasterio paramos a comer en Topanah (rodeado de coloridos panales de abejas y naturaleza). Lo de siempre BBB, pero además el sitio era bonito. La carretera es de curvas y conviene tener cuidado con los animales (perros, gatos y kamikazes)

                A Blagoevgrad se llega rápido (20 minutos) Nos quedamos en el hotel Luxor.  Amplio y limpio a unos 5 minutos de las plazas ( Plaza Bulgaria, Plaza Makedonia y Plaza Georgi Izmirliev Mekedoncheto), la calle de los paraguas(calle principal de comercios) y la ciudad vieja (Varosha). El resto del lugar carece de interés. Quizás un paseo por orilla del río (no es gran cosa) y poco más. Tenían un parque acuático (pero estaba cerrado). Poca cosa. La zona de las tres plazas, sus aledañas hasta la universidad americana, sin embargo, son muy entretenidas y buen lugar para comer o cenar (no tanto para desayunar).

                Ese día comenzamos en el punto de información turística frente a la Universidad Americana para desembocar en la calle de los paraguas y las plazas. Lo tomamos relajado. Al atardecer nos acercamos a la ciudad vieja. No estaba muy iluminada, pero es bonita de ver (aún a oscuras) y fácil de visitar. No obstante, volvimos a la mañana siguiente (con luz)

                Cenamos en Downtown. Era un poco más estiloso y la comida más sencilla, pero con bastante buen ambiente y, como no, BBB.

DÍA 6: Blagoevgrad – Sofía (Boyana)

                Desayunar en Blagoevgrad es complicado antes de las 11h. Nosotros encontramos un lugar (Raffy) de desayunos contundentes con zumos de naranja muy caros y malos.

                De camino a Sofía, en sus anillos externos, al sur, está Boyana (hora y media). En Boyana o ves la Iglesia de Boyana o ves el Museo Nacional de Historia (o ambas cosas). Ya sin entrar los lugares son curiosos. Ambos están a un paseo el uno del otro.

                En Sofía volvimos a quedarnos en el Hotel Ligth. Sin lujos, pero una ubicación muy buena (para nosotros). Decidimos dejar el coche al día siguiente para tener libertad a la vuelta y porque se iban a cobrar el día igualmente. Aun así llegamos bastante temprano.

                Primer día para ver lugares de interés y ver cuánto nos quedaría para disfrutar de Sofía relajadamente. Hicimos un recorrido básico:

                Cuando llegas a la mezquita, el meollo estaría hacia arriba y/o a la izquierda, pero a la derecha (por la sinagoga) se encontraba el mercado de las mujeres… y a nosotros nos tira un mercado mucho. Muy recomendable. Los artículos de artesanía son algo más caros allí que en tiendas más de barrio.

                Comimos en unos puestitos del propio mercado. El camino de por sí está salpicado de iglesias, mezquitas o sinagogas… aunque no aparezcan señalados en las guías la zona y calles aledañas son bastante singulares y divertidas también.

                Hacia arriba de la mezquita estaría la iglesia Sveta Nedelya y La Rotonda de San George y hacía la izquierda el verdadero meollo. Por los alrededores de la propia mezquita, de entrada, te encuentras  Las Ruinas del Antiguo Complejo Serdika. Desde allí hacía la catedral, se gira a la izquierda dirección Tsar Osvoboditel, se ve el Teatro Nacional, la Iglesia Rusa, Asamblea Nacional y algunos parques (entre otras muchas cosas). Por la zona de la Catedral Alexander Nevski hay otras iglesias y templos, y en los parques aledaños se ponen puestitos.

                Si sales por detrás de la catedral rumbo a la Biblioteca Nacional, Universidad de Sofía St. Kliment Ohridski hasta llegar al Palacio Natural de Cultura y terminar en la calle comercial Vitosha, puedes dar el trabajo casi por concluido. Hay un par de bonitos parques y monumentos a la rusa, si pudiesen interesar, durante el camino. Nosotros llegamos atardeciendo a Vitosha, pero con el trabajo hecho. Estuvimos por la zona paseando, descansando y luego cenamos en un sitio de comida rápida. Vitosha estaba a un paseíto del hotel.

DÍA 7: Sofía.

                Este día visitamos alguna cosa pendiente, como la sinagoga que estaba cerrada el día anterior, y luego nos pateamos algunos barrios sin tanto glamour, más autóctonos, pero donde se encontraron lugares interesantes (la mayoría al margen de las guías) y nos tomamos el día más relajado. Comimos turco.

                 Así, tuntuneando hasta llegar a Vitosha para seguir la excursión. NOTA: Si se cansan de caminar los taxis son baratos.

                Cenamos en Manastirka Magernitsa. Muy recomendable, aunque bastante más caro que la media del país.

DÍA 8: Sofía (casa)

                El avión salía a las cinco y el taxi eran 10 minutos hasta el aeropuerto (7 euros). Como queríamos madrugar para dormir en el avión, acompañamos a los tenderos en su apertura para comprar unas especias. Luego vagabundear, desayunar… y tres horas antes al aeropuerto.