martes, 1 de mayo de 2012

CHINA: 14 DÍAS/13NOCHES. ABRIL 2012


CHINA: 14 DÍAS/13NOCHES. ABRIL 2012

 

BEIJING (BADALING) – XI’AN – GUILIN (YANGSHUO) – SHANGHÁI.

 

En este viaje, en todos los lugares que visitamos, nos fueron útiles para comunicarnos unas tarjetas que hicimos para poder entendernos mejor. En China, obviamente, todo está en chino y la mayoría de la población no habla otra lengua. Así que pensamos qué situaciones se nos podrían presentar (comer, movernos…) e hicimos esas tarjetas (con pronunciación fonética y todo) que ya hemos subido en un post anterior (entenderse en china)

Fue necesario solicitar el visado a la embajada.

 

Día 1) GRAN CANARIA – MADRID – PARÍS – BEIJING

                Se pierde un día en aeropuertos y aviones. Nosotros teníamos que llegar a la capital china por la mañana (ese era el plan), pero nos pilló la huelga de controladores franceses y perdimos la conexión en París. Nos decepcionamos un poco. Creímos que íbamos a perder un día de nuestra estancia en China, pero finalmente tuvimos suerte. Fuimos corriendo a la oficina de la aerolínea para protestar y, para nuestro asombro, nos adjudicaron las dos últimas plazas en el siguiente vuelo (en el día). Finalmente, en vez de llegar a primera hora de la mañana, llegamos pasado el mediodía. Perdimos unas cuantas horas, pero pudo ser peor.

Visitar Beijing por menos de 5 días, y más teniendo pensado realizar una escapada a la Gran Muralla, no nos pareció una buena idea.  Esta ciudad ofrece infinidad de cosas que hacer, y lugares que visitar, a casi cualquier hora del día.

Nuestro plan (un hombre y una mujer), en Beijing, consistió en intentar tener tiempo suficiente para recorrer la mayor parte de sus rincones a pie, degustar su gastronomía y, por supuesto, tampoco olvidar sus monumentos más significativos.

En nuestra opinión (somos isleños) las distancias son realmente enormes (aún dentro de la propia ciudad) y se hizo necesario planear los movimientos por zonas. Desde el punto más alejado hacia el centro de operaciones que habíamos escogido (cerca de la Ciudad Prohibida) o al revés. De esta forma nos asegurábamos ir barriendo grandes áreas y si luego nos gustaba algo especialmente tendríamos la oportunidad de detenernos un poco más o visitarlo nuevamente en otro momento.

Un dato anecdótico es que Beijing está situada estratégicamente para favorecer la electricidad estática y en numerosas ocasiones (al agarrar una baranda, subirte a un taxi…) notamos en nuestra propia piel el efecto de las pequeñas descargas que, a su vez, iban acompañadas de un sonido eléctrico y una diminuta chispa.

Nos hospedamos en Days Inn (Forbidden City, Beijing), al lado de un bonito parquito que llevaba a la Ciudad Prohibida. Cominos algo ligero (tipo pincho) en un bar cercano al hotel. Tras el tentempié nos tiramos a la calle, para familiarizarnos un poco con la zona e intentar orientarnos, rumbo a la Ciudad Prohibida y Tiananmén (están una enfrente de la otra). El lugar estaba infestado de gente, pasando de un lado a otro, y de militares chinos. (NOTA: En la plaza está controlado el tránsito y no dejan sacar fotos desde su interior). Dimos una vuelta por esta zona y cuando nos quedamos satisfechos fuimos dirección a la avenida Quian men (más de estilo europeo) y luego a Dashilar y alrededores. Las calles aledañas  están repletas de restaurantes y tiendas de estilo más tradicional. La zona es muy entretenida y por las noches encienden los neones. Cenamos ahí.

Tenemos que confesar que, en nuestro afán por conocer los lugares que visitamos caminando (en la medida de lo posible), a la vuelta cogimos por el Barrio de las Legiones Extranjeras y nos desorientamos un poco. Estuvimos dando pata durante, aproximadamente, dos horas hasta llegar al hotel. La otra opción hubiese sido pillar un taxi, pero queríamos orientarnos y lo conseguimos.  Además pudimos ver como los vecinos de algunos barrios quemaban inciensos y velas en las entradas de sus casas o portales. Muy curioso.

 

Día 2) BEIJING

                Este día, desde temprano, nos dirigimos a la Ciudad Prohibida. Esta vez para visitarla por dentro. Inmensa y grandiosa.  Al terminar la visita pusimos rumbo al Parque Jingshan (barrera feng shui de la ciudad).  Un lugar encantador donde pasear y visitar su templo, en lo alto de una loma, son sus principales atractivos (la vista desde el templo ofrece una perspectiva aérea de la Ciudad Prohibida)
 
 

Beijing nos sorprendió, principalmente, porque pese a ser una ciudad, como ya apuntamos antes, infinita y llena de contradicciones, sigue conservando su aspecto imperial casi intacto. Efectivamente, el tráfico es caótico, encuentras calles atestadas de gente, hay barrios más modernos, zonas comerciales masificadas y construcciones de un socialismo a la rusa, pero en la calle no sufrimos agobios. Los lugareños (excepto los vendedores de las zonas más comerciales) tienen un ritmo más calmado y autóctono que por ejemplo en Shanghái. Y es habitual ver a mujeres en pijama por la calle, señores jugando juegos de mesa, sacando su pájaro enjaulado a pasear… Para ver esto último se hace necesario patear.

Seguimos nuestra excursión hacia las torres de la Campana y el Tambor, cruzando puentitos, pequeños parques y viendo el día a día de la población local. Una vez ahí, dimos un paseo por Nanluogu Xiang (animada calle comercial) y los bonitos hutongs de la zona. En Nanluogu Xiang se puede comer en cualquier lado.

Luego, entre calles con farolillos rojos, templos, grandes edificios de negocios  y casas clásicas, aprovechando que se acercaba la tarde, nos dirigimos al centro comercial Yashow (en la zona de Sanlitún). El camino es interesantísimo y el centro comercial es la bomba. Eso sí, hay que regatear duro. Hay otros centros comerciales de marcas occidentales, pero con Yashow a nosotros nos pareció suficiente.

En los alrededores de la zona se puede cenar en auténticas maravillas de restaurantes. Nosotros esa noche elegimos vietnamita (Va Va Voom), pero volvimos a cenar otra noche pato a la pequinesa (ya contaremos).

La vuelta la hicimos en taxi al hotel.

 

Día 3) BADALING (EXCURSIÓN) Y BEIJING

Una visita que no puede faltar, si uno se encuentra por los alrededores de Beijing, es la de la Gran Muralla China. Construida para defender la frontera norte del Imperio Chino de sus diferentes atacantes, en ella, según dice, se encuentran enterrados muchos de los trabajadores que perecieron durante la construcción de la misma.

Existen numerosos lugares desde donde se pueden visitar sus tramos. Unos más en ruinas y otros mejor conservados. La mayoría de hoteles te hacen pequeños tours de un día, en los que además de ver la Gran Muralla te llevan a otros lugares de interés turístico. Nosotros preferimos ir por nuestra cuenta a Badaling (+/- 4 horas de carretera ida y vuelta), que es la parte mejor conservada según las guías. Nos buscamos la vida para buscar a alguien que nos pudiese llevar. El elegido fue un taxista con el que pactamos un precio equitativo (pero barato) en función de los que se barajaban en las excursiones programadas. Preferimos obviar los otros puntos de interés (Tumbas Ming, algunos templos…), aunque el taxista nos lo ofrecía por el mismo precio, un poco por tiempo (preferíamos vivir algunas aventuras más en la ciudad) y, un poco, porque después de haber estado en la Gran Muralla pensamos que  cualquier otra cosa de los alrededores nos iba a resultar insignificante. Es verdaderamente grandiosa.

Alrededor de la muralla hay restaurantes, tiendas de suvenires, etc… Los precios, aunque algo más caros, eran baratos. En general China no resultó ser cara.

El taxista nos dejó por la zona del hotel pero, como habíamos madrugado mucho, aún contábamos con varias horas de sol.

Para terminar el día improvisamos otro circuito que nos llevó desde la Ciudad Prohibida hasta Xidan y alrededores (de camino nos encontramos imponentes edificios de corte comunista). Comimos en un restaurante, donde con ayuda de nuestras tarjeta y el amable dueño del local (no hablaba inglés) nos pusimos hasta las cejas. Luego seguimos por el parque de Beihai (Torre Blanca), andando, dirección a Chaoyang (norte y sur) para inspeccionar la zona y terminar el día en la zona comercial de Dongchang’an.

 El lugar es de un bullicio y jolgorio importante. Existen numerosos (infinitos) puestos de comida (Mercado Nocturno de Dong’an Men). Hasta incluso una de sus calles (Wangfujing) ofrece una oferta de insectos, estrellas de mar y otras rarezas. Sin duda, aunque es un lugar muy turístico y comercial, hay que darse un buen paseo por la zona (mejor de noche)

 

Día 4) BEIJING

                Otra vez madrugamos y fuimos dirección al parque del Templo del Cielo. Muy bonito. Si se va temprano, en el parque, se puede ver gente haciendo ejercicios tradicionales, bailando, cantando… es muy, muy, diferente y atractivo de ver. Tras ver el templo, y pasear por el parque, recorrimos un poco los barrios adyacentes para  ir al Mercado de las Perlas y ver alguna cosa. Comimos allí.

Cargados con las compras fuimos hacia la zona de Quian men, pero pasando por algunos barrios más al sur (no fuimos directamente). Por la zona nos encontramos varios mercados tradicionales atestados de lugareños comprando o, incluso, peluqueros y dentistas que trabajaban a pie de calle. Muy auténtico. Por estas zonas también había muchos lugares donde se masajeaban los pies (reflexología) y nos animamos a que calmasen nuestros incipientes calambres. Una cosa llevó a la otra y también nos dimos un masaje integral.

Tras los masajes fuimos a tomar unas cervezas por la zona, luego al hotel a dejar las cosas, una última vuelta y para cenar fuimos (en taxi) a comer pato a la pekinesa al restaurante Beijing Dadong Roast Duck (en Salitún- Chaoyang). Muy bueno. Es algo selecto, pero no caro. Tampoco se ponen con remilgos estéticos (ni de moda) para que entres a comer. Eso sí, el restaurante se llena. Hay que ir temprano o tener algo de paciencia.

 

Día 5) BEIJING

                Lo primero… madrugar. Este día nos pusimos rumbo hacía el parque Ming Chéngqián Yizhi Gongyuánen para ver algunos restos de la antigua muralla y disfrutar de las magnolias en flor. Desde allí, caminando por varios barrios, hacía Yong He Gong (templo lama). El templo es inmenso y muy bonito. Muchos lugareños se acercan para hacer ofrendas de inciensos, frutas, flores… Muy aconsejable.

                A esas alturas no nos quedaba mucho más por ver, por lo que decidimos darnos un salto por el distrito de arte, darle otra vuelta a Salitún, comer algo, ir al distrito financiero  y desde allí al hotel, para terminar por la zona de Dongchang’an. También se agradeció otro masajito en los pies (que gusto, oye).

 

Día 6) BEIJING – XI’AN

La zona es conocida, sobre todo, por su cercanía al yacimiento arqueológico donde se encuentran los archiconocidos y asombrosos Guerreros de Terracota. No obstante, el lugar tiene otros encantos, y aparte de poder perderse por la ciudad vieja y el barrio judío existen otros lugares de interés, eso sí, ensombrecidos por lo impresionante que resulta haber visto los Guerreros.

Dentro de la muralla, en Xi'an, existen dos zonas no del todo delimitadas: la antigua (más interesante) y la moderna. Es un curioso contraste, ya que se va pasado de una a otra sin darse mucha cuenta.

Llegamos temprano (cogimos el avión a las 07:00). Es importante madrugar. Desde el aeropuerto a la ciudad el paisaje era bastante desolador. Numerosas urbanizaciones, aún en construcción, compuestas por torres de edificios iguales, alguna central que parecía nuclear y una inmensa llanura (esto no fue tan malo), fue todo lo que vimos hasta llegar hasta las inmediaciones del centro de Xi’an (dentro de la muralla).

 Nos hospedamos cerca de la Torre del Tambor en el hotel Citadines Central Xi’an. Un lugar correcto y bien situado. Ese día entero recorrimos todo el interior de la muralla (Barrio Musulmán, torres de la Campana y el Tambor…) y partes aledañas del exterior. Las zonas más tradicionales son preciosas y muy íntimas.

Comer tampoco es un problema. Hay de todo.

 

Día 7) GUERREROS DE TERRACOTA (EXCURSIÓN) Y XI’AN

Bajo nuestro punto de vista se hacen necesarias 2 noches para, aparte de ver los Guerreros de Terracota, poder disfrutar de la ciudad con calma y conocerla más intensamente. Sólo la excursión para ver los Guerreros, y si se opta por no realizar otras excursiones, puede llevar más 5 horas de las cuales aproximadamente 2 son de carretera (ida y vuelta).

La historia cuenta que buscando agua en la zona, en vez de eso, encontraron a estos famosos guerreros, que el primer emperador de la dinastía Qin había mandado a enterrar junto a él para que le defendiesen de sus enemigos en la otra vida. El hombre debía tener malas pulgas. Con respecto a los guerreros hay que decir que no hay dos iguales. Todas las figuras son distintas.
 
 

Saliendo temprano conseguimos volver a Xi’an con bastante tiempo y, aparte de recorrer algunos lugares que nos habían gustado el día anterior, nos dimos una vuelta tranquila por el coqueto zoco y también visitamos la mezquita.

 

Día 8) YANGSHUO

Yangshuo es un paraíso. Un paisaje compuesto por montañas de roca kárstica cubiertas de vegetación, arrozales y rincones de cuento de hadas. Bañado por los ríos Li y Yulong la modernidad china aún no ha entrado de lleno en el lugar y pasear, ya sea a pie por la pequeña ciudad o alquilando una bicicleta y recorriendo sus tesoros naturales y arquitectónicos, es una experiencia irrenunciable.

Optamos por pasar 3 noches en la zona (2 en Yangshuo y 1 en Guilin). En Yangshuo nos hospedamos en el hotel Riverview (justo enfrente del río). Simplemente encantador.

Si se madruga y se coge uno de los primeros vuelos desde Xi’an se puede llegar sobre el mediodía al lugar. Calculamos una hora y poco desde el aeropuerto hasta Yangshuo y, más o menos, el mismo tiempo para ir desde Yangshuo a Guilin.

El camino hasta Yangshuo es espectacular, paisajísticamente hablando, y lo mismo le pasa al propio Yangshuo. Tiene una magia especial difícil de describir.

El primer día lo utilizamos para recorrer el pueblito a pie y perdernos por cuantos más rincones mejor. Tiene varias colinas (de la Dama, de la Cabeza de Dragón…), el pico Bilian, el parque y muchísimos rincones preciosos. Desde la orilla del río se pueden ver bueyes de agua paciendo en la otra orilla, barcas de bambú…. Gracias que hoy en día las cámaras trabajan con memoria, si no hubiesen caído un buen número de carretes.

Hay muchas terrazas,  restaurantes y bares. La mayoría con mucho encanto. La cosa es elegir.

 

DÍA 9) YANGSHUO (EXCURSIÓN EN BICI Y PUEBLO)

El segundo día nos hicimos una ruta en bici hasta el Puente del Dragón, de aproximadamente 600 años de antigüedad. Recorriendo pequeños pueblos, arrozales, piscifactorías, imponentes montañas, el circuito se alargó por, más o menos, 6 horas.  Durante el recorrido se va viendo el día a día del lugar y hay que hacer un gran esfuerzo para no parar cada 100 metros y hacer una foto. Eso sí… hay que estar en forma. La pechada es intensa. Decían que este circuito tenía 20-25 kilómetros.
 
 

Hay alguna ruta que otra más. Los mapas con las  rutas los dan con la bicicleta. Para nosotros fue suficiente con una (dicen que la más impactante). Al volver nos arreglamos y salimos a disfrutar del lugar.

Esa noche hubo tormenta. Antes de que descargase compramos la cena y cenamos desde la terraza del cuarto mientras tronaba y llovía a cántaros, pero con calor.

 

DÍA 10) GUILLIN

Abandonar Yangshuo nos dio mucha pena, pero había que seguir el viaje y conocer Guilin. Como ya dijimos, si no se van a visitar más arrozales, con un día (con su noche) pensamos que es suficiente para perderse por la ciudad y conocer sus zonas más emblemáticas. Otra cosa es encontrar un supermercado. Nos la vimos y nos la deseamos hasta que encontramos uno. Aunque, sinceramente, excepto la fruta, comprar algo es una lotería. Ves muchos productos pseudoapetecibles, pero debido a que está todo en chino no sabes que es cada cosa.

La ciudad fue quizás la más normalita de todas las que visitamos, pero tiene un par de parques impresionantes y otros lugares dignos de ser vistos.

 El parque de las Siete Estrellas es su principal reclamo, pero, por ejemplo, las Pagodas Gemelas (del Sol y la Luna), la muralla, la cueva de la Flauta de Caña… o, incluso, si se quiere ver un oso panda, el zoo, son cosas interesantes que ver mientras se va de un lado a otro. También montan un mercado nocturno bastante curioso.

                Nos hospedamos en el  hotel Jing Guan Ming Lou Holiday. Bonito. Al lado del Lago de Guillin y visitamos los lugares mencionados y algunos otros por el camino.

 

Día 11) GUILLIN – SHANGHÁI

Shanghái, de una manera poco fidedigna y a primera vista (entre otras cosas por sus dimensiones), podría definirse como un Beijing moderno. Son necesarios, por lo menos, cuatro días completos para hacerse una idea, más formada, de todo lo que abarca esta alocada metrópoli china. La ciudad se puede dividir en 4 tipos de zonas (de manera muy general). Casi todas ellas entremezcladas sin un patrón aparente:

1)      Zonas Modernas: Sin contar con la zona del Pudong, Shanghái está repleta de gigantescos edificios, luces de neón, grandes centros comerciales, galerías de arte… Su perfil de rascacielos vistos desde el Bund es realmente impresionante.

Por las calles nos pudimos encontrar todo tipo de gente, con las pintas más locas imaginables, y mucho extranjero residente en Shanghái. Además de un escaparate con tiburones.

2)      Zonas Tradicionales: Existen varios lugares de estilo tradicional. Unos más ostentosos como los Jardines de YùYúan y otros menos impactantes, pero igual de interesantes, como algunas de las calles gremiales que nos fuimos encontrando o algunas zonas de mercados.

3)      Zona Colonial: La zona de la concesión francesa, algunos pomposos edificios y hoteles de corte colonial, recuerdan los años de intenso comercio con occidente. Uno de los productos más demandados era el opio. No hay que olvidar que la maravillosa Shanghái actual también tuvo un pasado.

4)      Alrededores: Existen templos y puntos de interés que nos obligaron a desplazarnos a la afueras de Shanghái. Gracias a ello, y a nuestra devoción por caminar, descubrimos rincones realmente encantadores, aunque, haciendo honor a la verdad, son pocos.

Llegamos sobre el mediodía y nos hospedamos en Astor House Hotel. Muy bonito y bien situado. Ha alojado a celebrities vintage (Einstein…). Cruzábamos un puente y estábamos en el Bund.

Antes de dirigirnos a la zona del Bund (estaba atestado de gente) decidimos desviarnos por el interior, siguiendo el afluente del rio (dirección oeste), para ver algunos barrios menos abarrotados de turistas. Entre las curiosidades se pueden destacar que vimos muchos novios realizándose las fotos nupciales o la curiosa forma de colgar la ropa: metiendo por un hueco de la camisa o pantalón una tubería que descansa sobre un soporte (mejor es verlo).
 
 
 Comimos por ahí y luego, tras un callejeo interior, terminamos en el Bund, desde donde las vistas del Pudong eran impresionantes y el paseo muy agradable (aunque seguía masificado).

Dejando el Bund atrás fuimos dirección a la Plaza del Pueblo y alrededores. Hay algunos parques y edificios interesantes.

 Una cosa muy típica para comer son los dim sum (buenísimos), pero cuidado con la salsa (suele quemar).

 El camino de vuelta nos llevó a los alrededores de Nanjing . Es una zona de actividad intensa, con multitud de centros comerciales, neones, tiendas, restaurantes, escaparate-acuario con tiburones, etc. La zona está masificada de gente y es bastante escandalosa (sobre todo de noche), pero también es bastante entretenida.

 

Día 12) SHANGHÁI

El Bund, como dijimos, estaba al lado del hotel, por lo que aprovechamos, por la mañana, para darle otra vuelta, sin tanta gente, y sacar algunas fotos. (NOTA: Hay una réplica del toro de Wall Street por debajo del paseo).

Existen tres formas de cruzar del Bund al Pudong: en taxi, metro o tren psicodélico. Elegimos la segunda. La zona sobre todo es de negocios (rascacielos de oficinas), aunque también hay alguna zona comercial (cara y de escaso interés) y algunos reductos de las casas tradicionales de los lugareños, que aún resisten la invasión del ladrillo. Había muchos rascacielos en construcción y las zonas de viviendas se veían muy arrinconadas. No sería de extrañar que de aquí a unos años ya no quedara ninguna. Subimos al WFC (turistada), pero sinceramente no nos mereció la pena. Mucha polución, que empobrece las vistas, y un mareo innecesario (el ascensor subía a una velocidad endiablada y se nos taponaron los oídos). Los amantes de la arquitectura moderna, sin duda, disfrutarán más del lugar, aunque para fotos toda la zona da bastante juego.

Tras la visita al WFC, el mareo, y haber desayunado, tomamos el metro para dirigirnos Tianzifang (zona de callejones típicos y tiendas coquetas)  y de la Concesión Francesa. El lugar es bonito, con boutiques y alguna terraza. Ideal para pasear. Paramos para comer. Desde aquí seguimos la estrategia del callejeo hasta llegar a la zona de Jing’an, donde se encuentra el templo Golden Jing an. La estampa de lo moderno y clásico, si cabe, aquí es más explícita. La zona, descontando el templo (que tampoco es modesto), está repleta de glamurosos centros comerciales caros de marcas occidentales (tipo “milla de oro”) y un rinoceronte al que hay que frotarle el cuerno.

Seguimos hacia la M50, para ver lo último en arte chino. De ahí al hotel, callejeando por el norte. Cenamos en los alrededores del hotel.

 

Día 13) SHANGHÁI

                Cada día, tuviésemos que andar o coger metro, intentábamos salir hacia un lado diferente desde el hotel. Queríamos huir de los lugares que ya habíamos visto. Esta vez, para ir hacia el templo del Buda de Jade, nos desviamos por Hongkou para coger el metro desde allí. Por el camino nos llamaron la atención unos centros comerciales a la asiática, mercados callejeros, puestos de comida… muy interesantes. Tomamos nota para volver en otro momento.

Ya de por sí, salir del meollo da otra vista de Shanghái. Aunque tampoco con muchísimo encanto. Había zonas de embajadas, edificios glamurosos y a unas cuantas calles y zonas más desfavorecidas.  El templo es bastante grande e interesante. Desayunamos por la zona.

Volvimos a dejar de lado el transporte público y, mapa en mano, fuimos a conocer los Jardines de Yuyuán. El camino es muy entretenido y los jardines, con sus estanques con carpas de colores, puentitos, pagodas… son maravillosos. Toda la zona es muy movida y se puede encontrar de todo (compras, comida…). Por ponerle un pero, podríamos decir que la zona vende una imagen más de la China que conocemos en Europa, pero a lo magnificado (multiplicado por diez). Tras la obligada visita al parque comimos y nos pusimos en marcha rumbo a Middle Fang-bang Road. Esta zona tiene un encanto especial. Muchas de las tiendas son partes de la propia casa y nosotros vimos pocos turistas en relación con otros lugares. Si se quiere visitar a fondo (no es pequeño) lleva su tiempo.

Para terminar seguimos andando hasta el hotel, nos  refrescamos y luego pasamos la noche entre el Bund, tomando unas copas en la terraza del Atanu y por los alrededores de Nanjing, donde cenamos.

Día 14) SHANGHÁI – PARÍS – MADRID – GRAN CANARIA

                Este día nos lo tomamos con calma. Era el último, pero como el avión salía de noche disponíamos de todo el día para seguir recorriendo la ciudad. Verdaderamente ya habíamos visto casi todo lo que queríamos, por lo que desayunamos en el hotel (no incluido) y fuimos a Hongkou, que era la zona que nos llamó la atención el día anterior. El lugar, aunque no tan impoluto como la zona del Bund, tiene ese encanto tradicional que es difícil de encontrar en Shanghaí. El área comercial es una locura y los puestos de comida en la calle están de escándalo.

                Tras pegarnos toda la mañana por allí, andamos a las partes más céntricas para darles un último repaso. Este día, como estábamos molidos, aprovechamos para darnos un último masaje antes de coger el taxi hacia el aeropuerto.

Sin duda China es un país de contrastes. De costumbres y usos completamente diferentes a los occidentales, pero el verdadero contraste se da dentro de la propia China (dentro de una misma ciudad).

 

E.JOTA

ENTENDERSE EN CHINA:



Entenderse en China no es tarea fácil. La mayoría de la población no conoce el inglés (cuanto menos el español) e incluso en algunos hoteles se hace difícil encontrar alguien que lo hable en cualquier momento.

            Advertidos de esta circunstancia decidimos, antes de arriesgarnos a la total incomunicación, hacernos unas tarjetas con las frases, en nuestra opinión, más necesarias. Y la verdad es que nos fue muy bien.

Actualmente existen otras tecnologías  más avanzadas que el papel, pero este último no depende de baterías. Y si lo forramos tampoco se moja.

Esperamos que les sean útiles.
 
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