lunes, 1 de noviembre de 2010

SENEGAL: 12 DÍAS-11 NOCHES. OCTUBRE 2010.


SENEGAL: 12 DÍAS-11 NOCHES. OCTUBRE 2010.

LAGO ROSA - SAINT LOUIS - LENGUA DE BARBARIE - SALY (BANDÍA, MBOUR) - KAOLACK (JOAL-FADIOUT, NDANGANE) - TOUBAKOUTA - DAKAR (GORÉE).

 

Iberia realizaba (creemos que aún las realiza) conexiones directas desde Gran Canaria. Y aunque el vuelo realmente venía de Madrid, y terminaba llegando cerca de las once de la noche a Dakar, para nosotros era directo.

 

Día 1) Gran Canaria --- Dakar

Dakar es una ciudad muy movida y llena de contrastes. La capital senegalesa obliga al visitante a conocerla  poco a poco. A trozos... Lo más recomendable sería, por lo tanto, pasar la primera noche en ella, con vistas a asegurar un transporte, y comenzar la ruta al día siguiente. Esto nos da la oportunidad de conocer otras ciudades y pueblos de Senegal  más tranquilamente, con más calma, antes de volver a la frenética Dakar.

Nosotros (2 personas: hombre-mujer) llegamos en horario de noche. Ya a oscuras. En esas circunstancias tenemos que reconocer que, al salir de la terminal, quedamos impactados por la multitud de gente que se  nos echó encima hablándonos a la vez y, también, por el gran número de  hogueras que ardían en los aledaños del aeropuerto. No resultó peligroso. Eso sí, se venga como se venga (mareado, cansado…) se te quita todo. Un enjambre de personas se nos abalanzó ofreciendo servicios de maleteros, transporte, guía… Se hacía difícil andar. Es preferible contratar a los maleteros del interior y decirles que te lleven a los taxis oficiales. (NOTA: La oficina de cambio permanecía abierta, pero todo el mundo acepta euros). Una vez asumido todo el bullicio (siguiendo al maletero) cogimos un taxi dirección Dakar. El hotel (Farid) que escogimos para esa noche estaba la zona centro (Plateau). El hotel no estaba mal, pero no era barato. Allí, mientras aguantamos despiertos esa noche y a la mañana siguiente, estuvimos buscando transporte hacia el Lago Rosa y curioseando por los alrededores.

Entre pitos y flautas: Informándonos con distintas personas de los precios de los coches (con chofer) y realizando el ckeck-in nos cerraron todas las cocinas. Esa noche sólo pudimos cenar unos frutos secos y unos cuantos refrescos en un bar cerca del hotel. Después unas chocolatinas que teníamos en la habitación. No fue un día de mucho gasto.

 

Día 2: Dakar --- Lago Rosa

Levantarse temprano es fundamental para no desaprovechar mucho el tiempo. Las carreteras son  de tierra y con muchos baches, por lo que es aconsejable contratar un taxi o chofer lugareño y concertar una hora temprana para la salida. Las tarifas son negociables y, si se hace así,  aproximadamente en una hora se llega al lago.

Nosotros nos levantamos a las 6:30 para dar un paseo por los alrededores y seguir preguntando precios para ir hasta el Lago Rosa. La zona de Plateau, que era la del hotel, fue aumentando su actividad y se fue poniendo cada  vez más bulliciosa durante la mañana. Nos fuimos sobre las 10. El transporte lo contratamos con el tío (taxista) de un recepcionista del hotel. Tras un arduo regateo, pero sin apretar demasiado, el señor aceptó llevarnos al Lago Rosa y al día siguiente a Saint Louis. El hombre sólo hablaba wolof (un dialecto local), pero nos entendimos a la perfección para llegar a donde queríamos o desviarnos para ver algo que nos interesase. Lo normal, a no ser que se conozca algún dialecto, es comunicarse en francés, pero no tuvimos problemas para encontrar gente que hablase español o inglés simplemente preguntando.

El Lago Rosa era la meta del París-Dakar (cuando la carrera se desarrollaba en el continente africano). Por aquel entonces acogía bastante turismo vinculado a la carrera y por eso, aunque la cosa no va tan bien ahora, resultó  fácil encontrar alojamiento sobre la marcha.

El lugar debe su nombre al lago aledaño que, en ocasiones, se torna de ese color debido a su alta salinidad (10  veces mayor que el mar) y en el cual incluso se puede flotar.  El Lago Rosa es un pequeño oasis entre dunas, playas desiertas, pequeños poblados y, por supuesto, montañas de sal. Un buen lugar para descansar de la carretera y pasar, por lo menos, una noche.
 

 
Llegamos al Lago Rosa antes del mediodía y nos hospedamos en el hotel Chez Salim. Unas preciosas habitaciones redondas (con baño) al estilo autóctono, en unas bonitas instalaciones, cerca de una pequeña lengua del desierto, a un precio inmejorable. A un paseíto de la playa y, por supuesto, al lado  (norte) del famoso Lago Rosa.

Optamos por un plan tranquilo. Alquilamos un destartalado jeep con chofer, durante unas cuantas horas, para ir a conocer los poblados nómadas que vivían entre las dunas, perdernos en el desierto (por los antiguos caminos del París-Dakar) y recorrer las imponentes salinas del lago. (NOTA: Se pueden alquilar: camellos, boogies, motos…). Luego bajamos a la pequeña aldea, dónde había una coqueta zona comercial de productos artesanales y algunas bonitas casas de madera. Bañarse en el lago, cuya salinidad es 10 veces mayor que el mar y donde se puede flotar, es un turistada obligatoria. Y los paseos por las playas desiertas son inevitables.

Las comidas las hicimos en el hotel. Y no fueron para nada caras. Pero eso es según lo que se coma, y lo que se quiera beber. Las cervezas, por ejemplo, están sobre uno o dos euros en la mayoría de hoteles. Se puede comer en algunos lugares locales en la “zona comercial”.

En los momentos muertos preguntábamos precios por transportes y nos dimos cuenta que nuestro transporte era, por lo menos, un 40-50% más caro de lo que se podía negociar. Al día siguiente hablamos con el amigo (nos entendimos) y le propusimos que si quería llevarnos era mejor pagar lo del día, pero no pactar nada hasta no ver otros precios. El hombre ajustó bastante. De hecho, lo volvimos a contratar para que  nos llevase a Saly por menos de lo que nos habían costado los dos anteriores… y aún se pudo economizar más.

 

 

Día 3) Lago Rosa --- Saint Louis

Ciudad de estilo colonial. Perfecta para hacer otro alto en el camino y recorrer sus rincones pausadamente. Es la antigua capital del país y de la colonia francesa del África Occidental.  Son, aproximadamente, 4 horas de carretera algo más estables, pero con algunas sorpresas. Imprescindible madrugar.

Recorrer las calles de Saint Louis buscando lugares o encontrando lugares que no buscabas, entre calles de tierra, es un auténtico placer. Es un lugar fácil de visitar y se recorre parándose para comer o beber algo, sentándote en un banco o hablando con su gente. Imprescindible es visitar el barrio pesquero repleto de enormes cayucos. También hay ocio nocturno y lugares donde tomarse una copa. Sobre todo en los alrededores del puente de entrada a la ciudad. Se dice que fue el propio Gustave Eiffel el que lo diseñó.

No encontramos problemas para comer, a buen precio, mientras recorríamos la ciudad. En un día da tiempo de visitar sus bonitos rincones.

Buscar alojamiento por la zona centro no es difícil. Incluso algunos hoteles ofrecen descuentos en los alojamientos de la Lengua de Barbarie si te hospedas con ellos. Nos alojamos en el Hotel La Residence. Muy, muy bonito, Es un edificio colonial (no barato). Allí también reservamos el hotel en la lengua (comidas incluidas), ya que nos hacía un descuento, por ser clientes, y en la guía, el alojamiento, parecía que tenía buena pinta. El transporte no estaba incluido.

Aquí fue donde conocimos a Ismael. Un muchacho (hablaba español bien) que había sido guía en la época de los rallyes del Dakar. Primero lo vimos en hotel La Residence. Era amigo del recepcionista o al menos eso nos dijo al principio (al día siguiente, cuando le esperábamos, y se retrasaba, dijo no conocerle). Nos ofreció (Ismael) hacernos un precio por acompañarnos y encargarse de transporte, dieta y alojamiento (conseguía mejores precios). Todo excepto bebidas. Hicimos cálculos y pactamos no pagar de golpe. Íbamos avanzando y, como al día siguiente íbamos a la Lengua de Barbarie, le propusimos que nos organizase una visita a la zona de avistamiento de aves, manglares y así conocer los alrededores. También se encargó de llevarnos  hasta el embarcadero del Faro  de Gandiol y al hotel que habíamos reservado en la lengua. Pactamos un precio, una hora y lo hicimos.

 

Día 4: Saint Louis --- Lengua de Barbarie:

 

Cruzando el rio Senegal, entre infinidad de especies de pájaros (para los amantes de la ornitología), se llega a esta zona paradisiaca del país. Su nombre es muy ilustrativo. Es una lengua de tierra que por lo que se cuenta, debido a la ocurrencia de alguien que pensó que sería divertido dividirla en dos, ahora, se va consumiendo lentamente. Hasta que un día desaparecerá por completo.

No hace falta madrugar excesivamente. Para las jornadas maratonianas que esperan en la carretera se puede decir que la Lengua de Barbarie está al lado. Habíamos quedado con Ismael a las 9:30, pero salimos sobre las 10.

Lo más aconsejable es llevar cerrado el alojamiento desde Saint Louis. Hay que llegar al Faro de Gandiol por carretera, pero aunque es muy mala por lo menos es cerca. Desde allí se coge un cayuco que te lleva al lugar pactado. Si se  quiere ver la reserva de pájaros y algunos manglares lo mejor es llevarlo pactado también desde St. Louise.

Toda la zona es una auténtica maravilla y hay diversas posibilidades de alojamiento siempre dirigidos al relax entre el rio y el mar. El Hotel Ocean & Savane es maravilloso. El alojamiento era unas cabañas que medio flotaban, por el lado del río, y en las que podía haber cabido otra pareja perfectamente. Las instalaciones respetaban bastante el entorno y se esforzaron, en todo momento, para que nos lo pasáramos bien. En todas las comidas hacían algún tipo de espectáculo algo más turístico. Tenían un bar con unas vistas maravillosas al río. Nada caro. Por el otro lado de la Lengua está el salvaje océano Atlántico castigando una costa de playas desiertas, de no ser por la infinidad de cangrejos que había en ellas. Luego, por la noche, los cangrejos se dirigían a las zonas comunes del hotel y se hacían fuertes, pero sin molestar.

Todo estaba pagado desde el día anterior. Así que nos dedicamos a lo que nos invitaba a hacer el lugar. Relajarnos y disfrutar.

Este primer tercio del viaje, quizás, resultó un poco más caro que el resto. El hecho de contar con Ismael, para asesorarnos, abarató bastante los costes en lo que nos restaba de aventura.

 

Día 5) Lengua de Barbarie --- Saly

 Otra jornada maratoniana en coche (+/- 4:30 horas con paradas). Saly es el lugar más turístico del norte de Senegal. Buen lugar para buscar alojamiento, disfrutar un poco de la playa y realizar unas interesantes excursiones a zonas cercanas como: la Reserva de Bandía (para los amantes de los animales en estado salvaje) y a Mbour (impresionante pueblo pesquero y mercado).

Se hace necesario tomar 2 noches para evitar prisas y disfrutar de las excursiones pausadamente. Nos alojamos en La Médina (zona: Portudal). Un hotel, coqueto, con un gran patio interior y piscina. Buen precio. A unas cuantas manzanas de la playa. Todo gira alrededor de la playa.

Saly nos pareció una ciudad sin mucho encanto autóctono. Muchos negocios estaban regentados por europeos y ofrecían un ambiente más refinado. También es un lugar con una vida nocturna bastante animada. Es donde más occidentales vimos.

Hay que reconocer, para que nadie se lleve a engaños, que tampoco es una zona turística al huso. Por ejemplo, excepto la calle principal y aquellas aledañas a las grandes cadenas hoteleras todas  las demás eran de tierra, con casas sin encalar y cabras comiendo por las calles (esto último es muy usual).

Lo más interesante de la región sin duda no está en Saly. Pero para alojarse es aconsejable. El primer día aprovechamos para relajarnos un poco en la playa, pasear, cenar y una salidita nocturna. De noche no hay demasiada iluminación y nos costó encontrar el camino de vuelta.

 

Día 6) Excursiones  (Mbour – Reserva de Bandia)

                Estas excursiones en función de lo que se pacte pueden llevar casi todo el día. Nosotros madrugamos y pudimos ver ambos lugares, en su esplendor, cómodamente. Luego pudimos descansar esa noche, otra vez, en Saly.

 La Reserva de Bandía: Lejos de ser una gran reserva como las de Kenia (con leones, hipopótamos o impalas) merece bastante la pena visitarla. Se pueden ver jirafas, rinocerontes, hienas, jabalíes y muchos otros animales libres en su entorno. Menos el rinoceronte todos los animales son fáciles de encontrar.
 
 

Mbour: Ya son palabras mayores. Su encantador mercado, atestado de gente, con su playa y pueblo pesquero, donde se ve el pescado pasar desde las barcas,  de mano en mano, a la lonja. Es impresionante Conviene llegar temprano y visitarlo  con calma.

 

Día 7) Saly --- Joal Fadiout --- Ndangane --- Kaolack

Otras tres horitas y pico  de carretera (sin paradas) y con la grandísima excepción del mercado cubierto (una auténtica e inmensa maravilla), que es el más grande de todo Senegal (y de los más grandes de África), poco más hay que hacer por la zona (Kaolack). Por eso lo interesante es tomarlo como lugar refugio y de paso. Y reservar unas cuantas horas de la mañana siguiente para visitar tranquilamente el mercado y luego seguir el camino.

 La carretera, sin duda, será mucho más llevadera con las visitas a:

 Joal-Fadiout : Única ciudad de mayoría cristiana de Senegal ( con el suelo completamente cubierto de conchas) La visita es con guía del lugar a parte del tuyo. Muchos guías hablan español (no muy bien.) Es una zona encantadora, muy típica y con un cementerio compartido entre musulmanes y cristianos. Preparad un par de horitas para ver la zona relajadamente.

Realmente son dos lugares separados por un puente (Joal y Fadiout) La parte que más merece la pena es Fadiout.

Ndangane: Pequeño pueblo pesquero, algo turístico, fácil de visitar. También se puede comer (hay muchos restaurantes) La playita con los cayucos es preciosa. Se puede tomar un baño.

También visitamos algunas aldeas y un baobab centenario (o milenario) de camino.

En Kaolack nos alojamos en Hotel Le Relais. Un hotel de paso, para negocios y esos menesteres, al más puro estilo local. Ofrece bonitas cabañas para dormir. Tiene restaurante y bar. No fue de los más baratos.

 

Día 8) Kaolack ---Toubakouta:

Toda la mañana se puede pasar recorriendo los innumerables pasillos del inmenso mercado de Kaolack, Está dividido en zonas gremiales. Hay puestos de santería. Muy típico y aconsejable. Para disfrutarlo conviene ir con alguien que traduzca y permita interactuar con la gente, ya que la mayoría sólo habla dialectos.
 
 

Toubakouta, sin embargo, es un lugar para reposar, ver manglares y conocer poblados y sus amables gentes. Aunque esto último se puede hacer en todo Senegal. Es el lugar perfecto para pasar otras dos noches y olvidarse del coche por un tiempo.

Son más de 2 horas de coche hasta Toubakouta. Sería recomendable tomarse, al menos, dos días de relax  en este encantador pueblito visitando sus calles, sus tiendas, y contemplando el atardecer desde algún precioso embarcadero de madera. Las horas pasarán sin apenas darse uno cuenta.

Hay buena disponibilidad de alojamientos. Nosotros elegimos el Campamento Les Coquillages. Son cabañitas sencillas, limpias y muy económicas.

Aquí tuvimos la fortuna de coincidir, nada más llegar, con la fiesta por el nacimiento de una niña del pueblo. Un gran evento donde la madre de la criatura se tiene que cambiar de vestido, varias veces en el día, como parte del protocolo. Fue un auténtico privilegio para nosotros poder compartir una celebración tan íntima. Pudimos probar mucho de la rica cocina senegalesa. También nos invitaron al jugar al futbol con los jóvenes del pueblo y a tomar té en sus casas. Y, por supuesto, no nos podemos olvidar de nuestro amigo:”Chez Boom”. Un cocinero impresionante en cuyo restaurante (en aquel entonces todavía en construcción) comimos de maravilla durante esos días. Había otros lugares locales o alojamientos donde comer, pero Chef Boom era el mejor. La fiesta (durante todo el día y noche), el partido, los tés y unas cuantas escapadas para explorar el lugar consumieron un fabuloso día.

 

Día 9) Toubakouta (Excursiones)

 El día siguiente se puede dedicar a navegar viendo manglares y visitar los poblados de los alrededores que, aunque suene pesado repetirlo, nos parecieron maravillosos. Conocimos algunos reyes y reinas de aldeas. El río y sus manglares esconden unos rincones preciosos. Es un lugar para saborear tranquilamente.

 

Día 10) Toubakouta --- Dakar

Desde Toubakouta hasta Dakar queda por delante una  jornada maratoniana en coche (+/- 5 horas). Lo hicimos de pechada. Sólo paramos para ir al baño.

Como ya se advirtió Dakar hay que tomárselo con calma. Y excepto la excursión a Gorée, que se puede hacer por libre tranquilamente, es recomendable ir de la mano de algún lugareño cuando se quiera visitar los rincones de Dakar. Es mucho más cómodo en tanto en cuanto existen zonas, en general por el centro, de un bullicio y un tráfico infernal donde, como en el aeropuerto, las personas se te abalanzan para venderte o decirte algo. No siempre es así, pero puede pasar de no ser así a serlo rápidamente y hay que estar atento.

Nuestro campamento base lo pusimos esta vez en Ngor, el Hotel La Brazzérade (bonito y cerca de la playa),y desde allí nos movimos. La elegimos por ser una zona relativamente alejada del bullicio del centro, pero no demasiado. Tiene ambiente pesquero,  una maravillosa playa llena de gente del lugar, una isla (que da nombre a toda la zona) y no muchos turistas. Este lugar es sin duda, en nuestra opinión, mucho más acogedor que el bullicioso centro de Dakar.

También tuvimos la suerte, ese día, de disfrutar de una comida típica en casa de unos familiares de Ismael. Conocimos a su tía, hermanas e hija y disfrutamos de un encantador ambiente familiar.

Ese día estuvimos recorriendo la zona de Ngor. Hay un centro comercial (con comida a la europea), pero se puede comer desde comida local a lo que, dentro de unos límites, se quiera.

 

Día 11) Dakar (Excursión Goreé)

                Nos levantamos temprano y, pasando por el monumento del Renacimiento Africano para sacar unas fotos, nos dirigimos a los muelles. Ese día decidimos hacer una excursión tempranera a la isla de Gorée y aprovechar para recorrer Dakar el resto del tiempo. No tuvimos la oportunidad de quedarnos una noche en la isla, pero hubiese estado muy bien hacerlo. Tiene mucho encanto y toda su historia alrededor de la trata de esclavos es escalofriante.
 
 

                Hay que coger un ferry. Hay mucha oferta y disponibilidad.

                Al terminar nos dirigimos, andando, desde el puerto a la zona centro. Fuimos al Mercado (impresionante), a la Plaza de Mayo y recorrimos los alrededores y el centro paseando. Hay muchas tiendas con cosas (telas, artesanías…) increíbles. Al atardecer nos fuimos al hotel

 

Día 12) Dakar --- Gran Canaria

                Aprovechamos hasta que salió el avión (noche) para recorrer los alrededores más profundos de Ngor y su playa a pie. Para ir al aeropuerto cogimos un taxi y volvimos a casa.

Fue un viaje en el que todo nos salió bien.

 

E.JOTA

sábado, 1 de mayo de 2010

TAILANDIA: 9 DÍAS/8 NOCHES. ABRIL 2010.



TAILANDIA: 9 DÍAS/8 NOCHES. ABRIL 2010.


Sukhothai – Bangkok


Primeramente, decir que veníamos (un hombre y una mujer) de pasar una semana por Vietnam. En Tailandia estuvimos 9 días. En este viaje decidimos tocar sólo dos zonas: Sukhothai y Bangkok. Dejamos sin visitar las playas, principalmente, para no estar todo el  rato en aeropuertos y con prisas.

Se puede dividir, de manera muy general, a Tailandia en tres:

Zona norte-centro: Más de templos y selva. Pueblos pequeños. Etc.

Bangkok: Ciudad moderna y tradicional. Mucho que ver y hacer.

Zona sur: Playas tranquilas y playas de fiestón (no fuimos)

 

Día 1: Hanói – Bangkok – Sukhothai

                Del norte destacan, sobre todo, 3-4 ciudades: Chiang Mai, Chiang Rai, Sukhothai y Lampang.

                Nos decantamos por Sukhothai. Estuvimos en Old Sukhothai (alojamiento: Pin Pao. Muy bueno, con piscina y abundante desayuno. Habitaciones muy bonitas. A un paseo de las ruinas y varios templos que ver de camino)   y New Sukhothai (alojamiento Guest House TR. Hay bungalós interiores y son bonitos. Buena comida). NOTA: Siempre aire acondicionado, en cualquier parte. Lo mejor de Sukhothai son sus ruinas (zona vieja). Hay que alquilar bicis y salir de temprano. Dan mapas con las bicis. El recinto central es inmenso y si lo queréis ver todo son un par de horas buenas. Además, hay otros recintos que están a un paseo, más alejados, y su visita es muy aconsejable. Es una zona impresionante y, por lo que dicen, la mejor zona arqueológica de Tailandia.

                El aeropuerto de este lugar es muy pintoresco y bonito. Pequeñas guaguas te llevan a la zona vieja o nueva. Hacen el trayecto en función de los alojamientos de los turistas. No vimos taxis.

Llegamos sobre el mediodía, por lo que no contábamos con tiempo, ese día, para visitar las ruinas con tranquilidad, así que salimos a explorar un poco los alrededores, reservamos un masaje en la terraza del hotel (de los mejores), por la noche fuimos a una explanada, donde habían puesto algo parecido a una feria con músicos en directos, y luego nos fuimos a cenar. Las cenas se pueden reservar en los alojamientos. En Old Sukhothai no encontramos mucha oferta de restaurantes y bares.

 

Día 2: Old Sukhothai – New Sukhothai

Este día, desde temprano, desayunamos y nos fuimos dirección a alquilar las bicis, para ver las ruinas, pasando primero por algunos bonitos templos y mercados.

Como ya dijimos la excursión puede llevar unas 5 horas o más si se decide explorar todo el complejo y sus anexos más alejados. Templos, budas gigantes y miles de años de historia. Imprescindible.
 
 

De Old Sukhothai a New Sukhothai hay unos 12 kilómetros. Hay guagüillas, tipo camión, que hacen el camino y salen periódicamente. Las paradas también son anárquicas. Al devolver las bicis cogimos la guagua y paramos en el hotel, donde habíamos dejado el equipaje preparado, para seguir en la misma guagua (el chofer nos esperó) hasta New Sukhothai.

Fuera del mercado de comida nocturno poca cosa hay que hacer allí, quizás una vuelta para ver algún templito.

                La oferta de restaurantes y lugares para tomar algo, fuera de los hoteles,  sin embargo, en New Sukhothai  mejora bastante.

                Si se llega a esta zona temprano se podría condensar todo (ruinas y mercado nocturno) en un solo día e inspeccionar la zona más rápidamente.

Otras ciudades, más al norte, interesantes suelen ser Lampang (de paso) y Chiang Mai (segunda más grande de Thai). Dicen que es muy bonita y tranquila, como una pequeña Bangkok sin escándalo.

Lampang suele ser una parada ente Sukhothai y Chiang Mai. Son 3-4 horas de carretera. En los dos lugares hay aeropuerto, por lo que se puede ir por un lado y volver por otro. Hay guaguas o transportes particulares (estos últimos bajo pacto previo de la minuta). También se pueden alquilar motos. Si hay más tiempo, otra opción es Chiang Rai (más al norte). Popular por sus actividades de trekkinn, entre otras cosas.

 

Día 3: Sukhothai – Bangkok

Toma de contacto (Rickshaws, templos y Siam (compras))

En Bangkok, nos cogieron unas revueltas entre camisas rojas y el gobierno (azul). La cosa se puso calentita y hubo movidas importantes, incluso un toque de queda (sobre 6 horas) donde se sacaron los tanques a la calle, hubo tiros y murieron personas en frente de nuestro hotel. También nos tocó vivir el año nuevo asiático… y eso son 2 días de fiestón, en los que caminar resulta casi imposible por algunas zonas. Y por las noches...vamos, vamos, vamos… buff!!! Fiestón.

Debido al gran número de mercados, centros comerciales y a los competitivos precios de la capital, se recomienda llevar la maleta ligera y llenarla allí.

Alojarse en Khaosan es controvertido. Los más puristas denostan el lugar, pero los mochileros y la gente joven lo adoran. Hay buena vida nocturna y muchas tienditas. Para nosotros fue un lugar inmejorable y bien situado.

En nuestro hotel (Rikka Inn) ofrecían, desde internet, precios interesantes. Merece más la pena hacerlo así. STambién se puede pillar habitación in situ, pero bajo disponibilidad y regateo previo.

Llegamos temprano (sobre mediodía) y pillamos un taxi. hasta el hotel

Dimos un paseo, desde la zona del hotel, en busca de familiarizarnos con el lugar y ubicarnos un poco. Por el camino, en un templo, un monje nos dijo que había rickshaws, con unos colores determinados en las banderas que llevan, para pasear a guiris por un precio cerrado (barato) y nos paró uno. Un par de euros por 4 o 5 horas. Lo que pasa es que, si los para uno mismo, los precios “cambian” y tienes que regatear. En los taxis siempre hay que pedir el taxímetro, si no mejor bajarse. También depende de la zona, por ejemplo, en zonas comerciales y cargados con compras los precios poco más que los ponen los propios taxistas y no admiten regateos razonables. Pero la solución es caminar unas manzanas y parar alguno en la calle. Muchos conductores de rickshaws querrán pararte en tiendas “amigas” para que compres. Trabajan a comisión. Esto vale si se quiere algo muy concreto o selecto, pero si no es un coñazo. Se puede utilizar la técnica de entrar y salir o negarse previamente a visitarlos y pagar algo más.

El rickshaw que pillamos, gracias al monje, lo utilizamos por varias horas para visitar algunos templos y monasterios (Wat Benchamabophit, Wat Intharawihan…), el Viejo Bangkok (Ko Ratnakosin) y terminamos en Wat Saket (Templo de la Montaña Dorada). Allí lo dejamos y fuimos en el taxi fluvial del rio (muy típico, auténtico y barato para moverse) hacia Siam Square (zona comercial). Lo único, para el taxi fluvial, es no liarse. (NOTA: Hay muchas formas de moverse en Bangkok: rickshaw, taxi, barco, guaguas, taxi fluvial, metro, skytrain, moto…). En la zona de Siam Square los centros comerciales parecen normales a primera vista, pero luego, si profundizas, están los alocados pasillos llenos de tiendas, con plantas gremiales (ropa, tecnología…) Es muy curioso. En todos admiten regateos, pero más en los últimos. En Tailandia, si quieres economizar (excepto en la comida), siempre hay que regatear.

Luego masajito y Khaosan Road, modo descanso. Fue una paliza.

En los puestitos y carritos de Khaosan se cena de escándalo (pad thai) y baratísimo, aunque hay muchísima oferta de bares y restaurantes en toda la zona.

 

Día 4: Bangkok (Templos, Phaurat, Barrio Chino, Silom y rascacielos)

Salimos temprano y nos pusimos a caminar, callejeando, hacia el Monumento de La Democracia. Vimos mercadillos de lotería lugareños y varios puntos donde se evidenciaba que las protestas de los “camisas rojas” iban en aumento. Aunque, con los turistas, todos eran muy amables y querían ayudarte todo el tiempo. El monumento en cuestión y sus alrededores estaba literalmente sitiado por los manifestantes, en incontable número. Llegamos, tras recorrer varios lugares en el camino, a Wat Pho. Es donde se encuentra el  buda gigante tumbado, entre otras maravillas. Impresionante. NOTA: En los templos… zapatos fuera.
 
 

Tras reponer algunas fuerzas, el calor era sofocante, fuimos cruzando Phaurat (Little Indian) hasta el Barrio Chino. En ambos se pueden buscar mercados, tiendas, recorrer sus rincones e incluso comer algo, pero lo que más nos llamó la atención fueron las farmacias tradicionales chinas. Luego nos dimos otro paseo para visitar el Gran Palacio y el Wat Phra Kaew. Impresionantes.  Durante los paseos pasamos por todas la zonas aledañas posibles, por lo que vimos algunos otros templos ese día ( Wat Suthat)

Al atardecer, tras una duchita en el hotel, fuimos (en taxi) al Moon Bar at Vértigo. Un bar con vistas espectaculares, situado en la azotea del Bayan Tree Hotel. De ambiente muy selecto, donde por una copa te sacan los ojos. Desde allí, otra vez caminando, a la zona de Silom. Más adelante volvimos al lugar de día y ofrecía otro ambiente, pero de noche, para utilizar un adjetivo suave, nos pareció algo sórdido. No tanto por los bares dirigidos a un ambiente de mayoría de edad (que también), sino porque era difícil pasear sin que, por ejemplo, te ofrecieran pornografía. Luego tenía puestitos dirigidos a los turistas y eso, pero no nos pareció un sitio muy sano para pasar la noche. Los mismos turistas eran más chiflados y gritaban más… Eso sí, recalcamos que de día ofrece una cara más amable y toda la zona tiene un ambiente menos sórdido (más comercial). De camino hasta la propia Silom (más en el extrarradio que alrededores), también por la noche, muchos jóvenes vendían ropa, algunos diseños propios, en tiendas (puestos) a pie de calle (con el vestidores inexistentes). De esa zona volvimos en taxi.

 

Día 5: Chatuchak Market – Enfrentamientos Bélicos

Fin de semana. Chatuchak Market. A comprar y regatear. Mercado infinito y lleno de todo lo que se pueda querer. Si vais a comprar buscad profundamente y comparad. Las calidades varían mucho. No tanto el precio.

Hay que coger taxi (taxímetro) 2 euros. Hay un parque muy agradable, cerca, donde poder descansar. Se puede comer bien en el mercado o comprar y llevar algo al parque para apartarse del bullicio.

De vuelta al hotel, para dejar el botín, el taxista nos dejó tirados. La calle del hotel (Khaosan) se había convertido en el lugar de batalla. Fuimos andando hasta el hotel en dos horas y la batalla empezaba en tres. Por una nos salvamos. Vimos los tanques llegando por la carretera, helicópteros, balas, muertos…. Muy fuerte. Pero a las 23h acabó la lucha. Los camisas rojas se hicieron fuertes (ganaron) y hubo víctimas por ambos bandos, pero allí siguió la vida de una forma impactante (como si no hubiese pasado nada) Después de todo lo sucedido las persianas empezaron a abrirse, los carritos salieron a la calle y la vida continuó. Si alguien hubiese llegado en ese momento igual no se hubiese dado cuenta de lo ocurrido. Nosotros cenamos y nos fuimos a dormir. No había cuerpo, desde hotel se habían oídos balaceras, cañonazos...

 

Día 6: Zona Este – Centro

Este día, desde temprano, fuimos a recorrer un poco la zona que el día anterior habíamos visto a la carrera y llegamos nuevamente al  Mercado de Chatuchak. Desde allí pillamos el metro (algunas paradas del skytrain estaban tomadas por los “camisas rojas”) hasta el parque principal (Lumpini), donde se puede pasear, ver pagodas, gente haciendo ejercicio… Recorrida toda esa zona tomamos dirección al Wat Traimit (Buda de Oro) y, tras recorrer también sus alrededores, fuimos al hotel para relajarnos y disfrutar de la zona. Durante el camino nos encontramos con numerosas barricadas (algunas con militares) que cortaban las calles y que no podíamos sortear, teniendo que buscar rutas alternativas, generalmente más largas. Una vez por el hotel nos dio tiempo a refrescarnos, darnos un masaje, cenar y disfrutar un poco de la noche. Ese día también hubo disturbios y enfrentamientos, pero alejados del hotel. Los días siguientes nos pudimos hacer una idea de lo que pudo haber pasado en esas zonas, ya que vimos muchos tanques y camiones estallados o tiroteados, sin contar con pequeños lugares que se habilitaron para honrar a los caídos, a pie de calle.

 

Día 7: Mercado Flotante – Zona comercial – Fiesta

 Después de comprobar, nuevamente, algunos de los hechos bélicos que habían sucedido en esos días, decidimos planificar la visita del mercado flotante de Damnoen Saduak, para este día. Está en las afueras (más de 100km SE) y dicen que es el más auténtico. Pillamos un tour pactado. Los precios de los taxis eran muy caros y la otra alternativa era un madrugón y la guagua. El tour, a parte del mercado, ofrecía otras atracciones (encantamiento de serpientes, monta de elefantes…), pero, como sólo queríamos una de las turistadas, arreglamos un precio y quedamos en que luego, tras el mercado, nos devolvieran a Bangkok de alguna manera. Intentaron, en varias ocasiones, que pagásemos más (un poco menos que el tour) y viésemos el resto de espectáculos, pero nos negamos, quejamos… y terminaron llevándonos a Bangkok. Entre unas cosas y otras (trayectos, negociaciones y el propio mercado) llegamos a unas horas del atardecer, por lo que dimos una vuelta por los alrededores del hotel y el monumento a la Democracia.
 
 

En la zona del hotel, y otras de conflicto, la gente mezclaba la curiosidad, por las huellas de las batallas, con el ímpetu de la primera noche de fiestón (la previa) del año nuevo.

Esa noche la tomamos relajada. Teníamos algunas zonas que recorrer y compras que realizar, por lo que tampoco queríamos perder el siguiente día durmiendo o con resaca.

 

Día 8: Bangkok (Última vuelta, compras y fiestón)

 Nosotros fuimos hacia Silom y Siam, callejeando, para darle otra vuelta a la zona con algo más de luz y ver si comprábamos algo. Durante el camino paseamos entre tanques rotos y camisas rojas victoriosos (habían conseguido parte de sus peticiones), pero también encontramos un centro comercial (no recordamos el nombre) que tenía unas plantas dedicadas al papeo exclusivamente y allí comimos. Seguimos explorando el lugar, perdiéndonos, pero la fiesta cada vez se hizo más intensa, iba en aumento y terminamos por rendirnos. Te mojaban y ponían un mejunje en la cara (es la tradición en fin de año). Esta vez sí, fuimos para Khaosan a disfrutar toda la tarde-noche del indescriptible ambiente. El buen rollo y jolgorio de ese día contrastaba con el recuerdo de los días anteriores.
 
 


Día 9: Bangkok – Madrid – Gran Canaria

Salimos hacia el norte por los alrededores de la Asamblea Nacional. El puente de la zona también había sido escenario trágico de otro enfrentamiento y aún se notaban, explícitamente, las huellas de otra batalla campal. La zona no ofrece nada espectacular, excepto el encanto autóctono de barrio. Luego comimos en uno de los cientos bares Thai que había por allí, nos dimos una última vuelta por algunas zonas que queríamos repetir y terminamos en Khaosan (con algo de fiesta, aún incipiente). Nos dimos un último masajito, nos relajamos por las zonas aledañas y para el aeropuerto. El avión salía tarde y, como el hotel era barato, pillamos la habitación también esa noche (aunque no fuésemos a dormir) para ordenar y tener ducha antes de coger el avión para volver a casa.

 

E. Jota