lunes, 31 de julio de 2017

COSTA OESTE EEUU: 13 DÍAS/12 NOCHES. JUNIO-JULIO 2017.


COSTA OESTE EEUU: 13 DÍAS/12 NOCHES: JUNIO-JULIO 2017.

LOS ÁNGELES - GRAN CAÑÓN – WILLIAMS - LAS VEGAS – FRESNO – YOSEMITE - SAN FRANCISCO – LOS ÁNGELES (SANTA BÁRBARA)

 

DÍA 1: LA

                Habíamos alquilado (2 mujeres, 2 hombres y una niña de 6 años) un apartamento en Wellworth Apartments (Westwood) Un sitio tranquilo y bien situado para moverse (en coche) a todos lados. El lugar es recomendable, aunque nunca tratamos con nadie personalmente (todo fue por llamadas) No es que haya un ambiente especial de noche, pero hay sitios para comprar algo e incluso cenar o desayunar.

                También alquilamos un coche desde el primer día (imprescindible) Una vez confirmada la reserva el cliente selecciona y elige el coche (dentro de la gama) que más le guste. No tiene ninguno asignado en concreto. Te hacen hincapié en el seguro de ruedas. Muy necesario. Nosotros vimos, en dos ocasiones, como se estallaron neumáticos, supuestamente por las temperaturas que alcanzaban las calzadas. Aparte se veían ruedas estalladas por todos lados a cada momento. Esto es interesante a la hora de elegir coche. La empresa de alquiler Thrifty ofrece recogida en el aeropuerto hasta sus oficinas. Y están muy cerca.

                La Ruta básica del viaje era el triángulo Los Ángeles, Las Vegas y San Francisco… con unos trechos de Ruta 66 y unos cuantos parques nacionales. Es algo que venía de antiguo.

                Ya anocheciendo, de camino al apartamento, paramos a cenar en el IN-N-OUT, una conocida hamburguesería que es sobrevolada por aviones cada pocos minutos… o segundos debido a su cercanía al aeropuerto. El sitio es curioso y no demasiado caro comparado con cualquier otra cosa en LA. Poco más o menos que planificamos por encima el día siguiente y nos fuimos a dormir.

                Para visitar LA es imprescindible tener coche. Indistintamente de lo que se quiera ver… todo está lejos. Otro debate es lo que se quiere ver y que grado de interés puede tener para uno. Grosso modo, consideramos que a esta inmensa ciudad se le ha dado demasiado bombo en comparación con lo que realmente puede ofrecer.

 

DÍA 2: LA

                Tras un paseo matutino por los alrededores del alojamiento (hay un cementerio de veteranos por los alrededores) desayunamos en La Cafetería Panini, que sin ser demasiado cara (los platos y batidos eran contundentes) ya dejaba notar algo la subida de precios.

                Luego (todavía temprano) cogimos el coche y nos acercamos (20 min aprox) a Hollywood Boulevard. De camino se encuentra Beverly Hills, Rodeo Drive… y mucha gente majada. El sistema para salir de las intersecciones a  la derecha nunca lo llegamos entender (en todo el viaje), parecía ser algo aleatorio.

                Para cualquier parada o para visitar cualquier cosa era necesario hacer uso de un parking. Los privados son un pastón y encontrar en la calle, en zonas principales, es prácticamente imposible (por no decir sólo imposible) Aparcar por el boulevard fueron, da igual el tiempo que se estuviera, 20 dólares. Era por noche (24 horas) Fuera de esto: o se hace uso del inexistente transporte público de LA, se cogen taxis o te achicharras bajo el sol paseando por calles infinitas sin ningún atractivo.

                El paseo de la fama, fuera del rollito de las estrellas y las huellas y algún mercadito que se pueda encontrar, es un fiasco. El sitio, aparte de abarrotado, es cutre, sucio y sin ningún glamour. El teatro Kodak (ahora Dolby) parecen unos multicines. La entrada es una porquería, la salvan unos neones con las películas galardonadas en estos años. Habrá que fijarse bien en los próximos Oscars. También es gracioso ver a la gente disfrazada, pero solo gracioso. Hay un mirador, por los alrededores, desde donde observar las letras de Hollywood en la distancia.

                De allí fuimos a la costa. Primera parada en Venice Beach. Por aparcar en los alrededores, en los mismos términos de siempre (24h), llegaban a pedir 40$... una locura. Estuvimos tentados de irnos, pero finalmente conseguimos por 20$ (otro pufo). El trayecto fue algo más de media hora.

                El lugar tampoco desprende glamour y está saturado de gente. Hay unos puestos pseudo-hippies (todos caros), la playa (hay puestos de vigilantes), peña jugando al bascket o musculándose y poco más. Es otro sitio de avistamiento de majados. Ni rastro de chicas voluptuosas u hombres fornidos. Ese día por 5 salchichas, 5 refrescos y un churro nos clavaron más de 50$.

                 Hombres-anuncio publicitaban médicos y lugares para poder hacerte con marihuana de forma legal. En algunos puntos (como en éste) el consumo era evidente, pero en casi todos lados, de California, su aroma era recurrente.

                Santa Mónica fue lo siguiente que visitamos (más cercano) y, quizás, lo mejor de ese día. Conseguimos aparcamiento por 7$ (un chollo) Allí terminaba la Ruta 66. Es curioso de ver. Su Pier, con el pequeño parque atracciones y los pescadores, o simplemente la playa son propicios para un paseo, aunque con mucha gente alrededor.



                Esa noche compramos unas pizzas y fuimos al alojamiento a cenar y descansar.

 

DÍA 3: LA (UNIVERSAL)

                Desayunamos en el apartamento y fuimos a ver los parques temáticos de la Warner y Universal. La temperatura llegaba a topes exagerados desde temprano. En la Warner no dejaban entrar a menores de 7 años (al loro). Como no pudimos entrar  fuimos a la Universal solamente.

                Tenemos que decir que aunque, en principio, no teníamos un entusiasmo excesivo para visitar los parques, finalmente, resultó bastante entretenido, aunque muy caro. También hay que comentar que la idead primaria de ver los dos hubiese sido excesivo y, quizás, un desembolso de dinero al que no le hubiésemos sacado mucho partido. Con el de la Universal es suficiente en tiempo, dinero y energía (es muy grande y con muchas cosas que hacer) Ese día no dio tiempo para mucho más. Comimos en el parque (caro) y cenamos en el apartamento.

 

NOCHE 4: LA

                Último día en LA. Día para recorrer el Old Town, repetir algunas zonas, nuevamente y buscar algunas localizaciones freak de películas.

                Empezamos yendo al Venice High School (Grease), luego, con ayuda del GPS (pasando por Rodeo Drive) llegamos a la casa que se utilizó para los exteriores de Pesadilla en Elm Street y terminamos en la casa que se utilizó para el videoclip de Thriller (Michael Jackson). En esa misma calle (casa de Thriller) había otras localizaciones como la de serie Embrujadas y, según nos dijo un vecino, creemos recordar que, Thor.

                Hecha la fricada nos pusimos rumbo al Old Towm. La zona de rascacielos y edificios oficiales no nos dijo nada especialmente. Mucho sin hogar, majado y poco más. Sin interés. El barrio de El Pueblo de los Ángeles (la parte más antigua), sin embargo, nos pareció más entretenida y digna de visitar, aunque más que en LA daba la sensación de estar ubicada en algún pueblito de México. Tampoco es que fuese demasiado grande, pero sí entretenida. Hay una plaza, una zona de puestos y muchos restaurantes mexicanos. Allí comimos en La Golondrina. Muy bueno y económicamente asequible. Nos vimos demasiados turistas tampoco.

                Una vez recargamos pilas fuimos al estadio de LA. Uno de nuestros amigos es seguidor de los Lakers y le hacía ilusión. Aparte del estadio (similar al resto de estadios) había muchas esculturas de mitos del baloncesto, boxeo y televisión, dispersas por los alrededores.

                Cerca de ahí se encontraba The Santee Alley, un lugar que habíamos leído era interesante para realizar compras económicas. Comentaban que se podía comprar al por mayor o al por menor. Los precios que vimos eran para todo los gustos, había cosas económicas y otras no tanto, aunque tuvimos mala suerte debido a que muchas tiendas cerraban a las cinco y no pudimos inspeccionar la zona a fondo. El lugar tampoco es que sea bucólico, son unas cuantas manzanas de tiendas (tipo almacén) y unos callejones (zona principal) con otras tantas. Pero, vamos, tampoco era una zona comercial al uso. De hecho la guía advertía de que podía ser un poco peligroso. A nosotros no nos lo pareció.

                Como nos habíamos quedado un poco maguados y para aplacar nuestra ansia consumista, como ya no teníamos otra cosa que hacer, nos fuimos a unos outlets cercanos (Citadel Outlets) y de ahí para el apartamento a cenar y dormir.

 

DÍA 5: LA – GRAN CAÑÓN (PEGGY SUE’S)

                Un calor tórrido nos acompañó ese día. No sabemos si alcanzamos los 50º C, pero la zona, según las noticias, picó los 52º C.

                Antes de dirigirnos al Gran Cañón del Colorado hicimos una parada, con desvío incluido, a Peggy Sue’s. Es un restaurante de carretera situado en la carretera de Yermo. Son aproximadamente 2 horas de carretera, pero vale la pena visitar el lugar (magníficamente ambientado)Los batidos son excepcionales. NOTA: Si se tiene en mente realizar una ruta parecida a la nuestra podría ser mejor idea dejar la visita a Peggy Sue’s para la vuelta, en el trayecto de Las Vegas a San Francisco.

                De Peggy Sue’s al Gran Cañón (Tusayan; North Rim) calculad cerca de 6 horas de carretera más. Nuestra intención era llegar para ver el atardecer desde los miradores del Este (se puede ir en coche a ellos), pero lo cierto es que se nos echó la noche en la carretera y tuvimos que dejarlo para el día siguiente. La entrada la realizamos pagando con tarjeta de crédito (30$ por automóvil) en la entrada (ya no había empleados) y nos hospedamos en Maswik Lodge. El alojamiento para lo caro que era no valió mucho la pena. No había wifi, ni aire acondicionado en las habitaciones y el aspecto (a excepción del recibidor) era bastante chusco. Lo único bueno que estaba dentro del parque y, al menos para ver el amanecer, no tuvimos que madrugar tanto. Poco hicimos esa noche. Dimos un pequeño paseo por la zona (alrededores del alojamiento), cenamos algo que habíamos comprado por el camino y a dormir (en modo derrotado)

 

DÍA 6: GRAN CAÑÓN – WILLIAMS – LAS VEGAS

                Nos levantamos antes del amanecer para esta vez no perdernos las vistas de Gran Cañón en ese momento del día. Se puede decir que, a esas horas, incluso hacía frío, pero en cuanto salió el sol las temperaturas comenzaron a subir desmesuradamente y a las 10 ya estábamos en torno a 35º C (una exageración). Cualquier tipo de ruta o senderismo se hubiese convertido en un riesgo. La imagen del amanecer fue impactante y preciosa. Mereció la pena el madrugón. Para la zona del amanecer se deben tomar las guaguas (gratuitas) que pone a disposición el parque. Los horarios están pensados para ver tanto el amanecer, como el atardecer. El mejor mirador para el amanecer es Hopi Point y luego se pueden visitar los otros a pie o en guagua, según el gusto. No vimos demasiados turistas a esas horas, si acaso una docena. Durante el camino de un mirador a otro (tanto en los del amanecer, como en los de atardecer, se pueden divisar muchos ciervos y ardillas). Los del Oeste (amanecer), para nuestro gusto, son  menos espectaculares que los del atardecer.


 
                Tras visitar los primeros, cogimos una guagua para ver los del atardecer, aunque fuese sin el espectáculo de la caída del sol. Como ya dijimos, son mucho más majestuosos en nuestra opinión. Y así terminamos la visita al Gran Cañón. Si no hubiese sido por el calor, y porque ese era el plan estipulado, no hubiese sobrado otra noche más para realizar alguna actividad (más naturaleza y menos paliza de carretera), pero tuvimos que seguir hacia Las Vegas.

                Antes de seguir hacia Las Vegas, a una hora de camino desde Tusayan, paramos en Williams. Es un pueblo de la Ruta 66 muy, muy bonito y caracterizado de la época en que la ruta tuvo su esplendor. Allí comimos en el Café 66 (al estilo de Peggy Sue´s; muy aconsejable) y curioseamos por los alrededores. Sin duda mereció la pena. El pueblo no es muy grande, pero de lo más destacado en lo que a paradas de la Ruta 66 se refiere. Hay otras localizaciones mucho más chuscas.

                Tres horas para llegar a Las Vegas. Si apetece se puede descansar en alguno de los miradores o en la propia Presa Hoover, pero desde la carretera no nos pareció nada del otro mundo y no lo hicimos. Sí que paramos en una estación de servicio para repostar gasolina en la que, para nuestra sorpresa, además de gasolina, comida o suvenires, también se vendían armas de fuego. Nos pareció muy fuerte, aunque estábamos en EEUU y ya nos esperábamos cualquier cosa.

                Las Vegas es más bonita cuando estás dentro del coche y ves las fachadas de los hoteles que a pie de calle. Sinceramente, a nosotros nos pareció una basura. Descontando lo ya dicho (fachada de hoteles) o las luces de neón por la noche, el resto es una mierda. Multitud de turistas desfasados, chicas medio desnudas en la calle, tipos repartiendo flyers de locales de streeptees (en España llamados puticlubs) y con excepción de los hoteles-casino más pijos (Cesar Palace, Bellagio, Venecia…) los otros eran sórdidos y nada bonitos. También está que visto un casino, vistos todos. El espectáculo de la fuente puede ser algo más vistoso, pero no deja de ser una fuente y espectáculo luminoso… nada más. Nosotros lo habíamos planeado y lo hicimos, pero se podría haber obviado tranquilamente. Nuestros amigos se casaban allí y eso, sin duda, fue lo más entretenido. La capilla (A Little White Chapel) tampoco nos dijo nada. Además los empleados prestaban más atención a los intereses pecuniarios propios que al propio evento que se iba a realizar y los alrededores de la capilla eran muy, muy sórdidos (incluso se puede decir que se palpaba algo de inseguridad) A nosotros nos fueron a buscar en limusina. Teóricamente un servicio de la capilla, que los contrayentes tuvieron que abonar, al chofer, después que este dejase caer si no les habían dejado ningún sobre por sus servicios.

                Otra cosa buena fue el alojamiento. Fue en Jockey Club y se puede considerar barato (después de las estalladas anteriores) y bien situado (al lado de Bellagio), aunque las vistas fuesen a un callejón. Las habitaciones eran escandalosamente bonitas y bien preparadas.

                Después del bodorrio paseamos por las calles atestadas de gente, entre neones, para acabar cenando en un restaurante italiano unas pizzas especiales que habían patentado como propias. Un ejemplo de sordidez fue el casino de París, aquello nos pareció un lupanar (al menos estéticamente)

 

DÍA 7: LAS VEGAS – FRESNO

                De día, Las Vegas, presentaba un aspecto más amigable. Aún se veía algún que otro loco, aunque disperso. Nosotros madrugamos más que nuestros compañeros y pudimos comprobar como también de una mañana soportable se pasó a un día atorrante en cuestión de una hora. Visitamos algunos casinos, paseamos por algunas calles emblemáticas y luego volvimos a recoger a nuestros amigos para repetir la misma operación, aunque viendo algunos otros lugares (casinos y calles) diferentes. Luego nos fuimos.

                Como habíamos entrado por el norte, antes de irnos fuimos a ver el típico cartel de Welcome to Las Vegas. Que podemos decir… un cartel. Por supuesto nos hicimos las fotos de rigor, pero tampoco es nada del otro mundo.



                Fresno lo cogimos como parada hacia San Francisco por su cercanía al Parque Nacional de Secuoyas y Yosemite, también porque decían que era uno de los pueblos con más encanto de EEUU, pero creemos que se debían referir a otro Fresno. Son otras 6 horas de carretera desértica. Llegamos atardeciendo y nos alojamos en Country Inn & Suites By Carlson (en las afueras). Correcto. Compramos en un supermercado y cenamos en el hotel. NOTA: La gente conduce alocadamente y los coches (rectificados) son un escándalo. Suponemos que en el lugar debe haber afición automovilística.

                Otra cosa que no hemos comentado es la necesidad (nosotros lo hicimos) de comprar alguna nevera desechable para guardar alimentos y bebidas para los trayectos. Esto nos salvó la vida en más de una ocasión. Este día el GPS enloqueció y nos desvió a una carretera en obras y las pasamos canutas para salir, amén de perder 30 o 40 minutos dando vueltas por carreteras y calles sin salida. Comimos en un Mc Donalds (en carretera) que fue lo único que encontramos.

 

DÍA 8: FRESNO – YOSEMITE – SAN FRANCISCO

                Tras otro madrugón fuimos a visitar la zona centro de Fresno (no nos dijo nada) y en vez de tocar el PN de Secuoyas (más que nada por tiempo) nos recomendaron ir a Mariposa Grove en la entrada Sur de Yosemite, donde dicen están las más espectaculares. De camino hay alguna población curiosa (Coarsegold) donde es interesante, si se puede, parar y echar un vistazo. La pena fue que al llegar al parque estaban acondicionando las carreteras de acceso a Mariposa Grove y no se podía llegar de otra manera. La opción que quedaba era recorrer algunos puntos de Yosemite y luego a la salida (de camino a San Francisco) visitar Merced Grove donde también había secuoyas. Yosemite y las secuoyas, junto con el Gran Cañón, fue a nuestro parecer lo mejor y más imprescindible del viaje. Simplemente espectacular. Atravesar todo el parque de sur a norte (con paradas) y llegar a San Francisco nos llevaría sobre unas 9 horas, pero merece la pena hacerlo. Comimos de la nevera.

 
                Llegamos a San Francisco, como es lógico, de noche, con tiempo para realizar el check-in, salir a cenar unos trozos de pizzas, en el primer lugar que vimos abierto, y desembotarnos un poco antes de dormir. El parking en el hotel eran 40$ la noche, pero  justo en la esquina de al lado salía 20$, por lo que nos decidimos por este último. En principio y de noche nos pareció que San Francisco iba a ser una nueva decepción más del viaje, pero finalmente resultó ser de lo mejorcito. Sólo por poder olvidarnos del coche por unos días ya mereció la pena. El transporte público (sobre todo de día) funcionaba bien. Había unos pases (Muni Passport) con lo que te podías montar en cualquier transporte (dentro de la ciudad) por 1, 2 o 3 días. Nosotros cogimos el de tres y salió 32$. NOTA: Con seis años la niña pagó la mayoría de las cosas (transporte, entradas a parques…) como un adulto. Creemos que la única excepción fue la entrada a La Roca (Alcatraz), aunque eso lo traíamos reservado desde casa. En algunos lugares fue por edad y en otros por estatura.

 

DÍA 9: SF

                Primer día de reconocimiento real. Los alrededores del hotel Carlton no eran muy esperanzadores, pero con el tiempo vimos que eran muy similares al resto y el hotel se encontraba bastante bien ubicado. Tampoco era nada del otro mundo.

                Fuimos a comprar los billetes en Powell Station para el transporte pasando por Union Square. Al lado (al final de la calle) se puede ver como dan la vuelta manualmente al tranvía. De allí, ya con los billetes, nos dirigimos a Castro (barrio gay). Muy interesante, colorido y divertido de ver, eso sí… muy caro. Comimos por la zona (caro). Tras patearnos el barrio intensamente subimos cuestas dirección a las casas victorianas que sirvieron de introducción a la serie Padres forzosos. El paseo es bastante entretenido. Ves muchos barrios con casas pintorescas y pasas algún parque chulo. Después cogimos un guagua hasta el barrio hippie (sin interés) para luego seguir la peregrinación hasta la fachada, propiamente dicha, de la serie televisiva.

                Abandonando los momentos freak, tomamos rumbo al barrio japonés. Son unas cuantas calles ambientadas en el Japón tradicional con muchas tiendas y restaurantes japos muy apetecibles. Como los transportes públicos bajan la frecuencia a partir de las 20 horas, declinamos la idea de cenar allí y volvimos al centro para buscar un lugar para hacerlo por los alrededores del hotel. Por supuesto de dimos otra vuelta a la zona, aunque la mayoría de lugares ya estaban cerrados o cerrando. Cenamos en Lori’s Dinner, otro local ambientado de época y que abre 24 horas (muy recomendable)

 

DÍA 10: SF

                Los olores a marihuana volvieron a implantarse en el ambiente e incluso vimos algunas jeringas tiradas por el suelo (en barrios normales). El día lo utilizamos para ir a ver el Golden Gate, desde el mirador que está justo al lado (guagua). Nos cogió el día con niebla y las vistas del puente eran limitadas, aunque hermosas. Después nos acercamos en tranvía hasta Russian Hill, donde se puede subir y bajar, pero donde la perspectiva del lugar es bastante  limitada. El barrio no obstante es curioso y bonito.

                El clima en SF varía de un momento a otro. En general las mañanas y noches son frescas-frías y las tardes frescas-templadas. Ese día el clima era perfecto para el paseo y nos animamos a seguir el resto del recorrido fijado a pie.

                De Russian Hill (en bajada) llegamos al Barrio Italiano (North Beach) y comimos allí (Taverna Pellegrini; muy bueno). El tema es recorrer el barrio paseando. Hay iglesias, parques y varias zonas con encanto. Otro tanto de lo mismo es lo que hicimos en el barrio chino. Éste como todos los barrios chinos del mundo tiene un escándalo encantador y multitud de tiendas (sobre todo de suvenires) en las que entrar y salir constantemente.

                Para finalizar el pateo fuimos hasta la calle principal Market Street a ver majados y bullicio. La calle es mayormente comercial, con tiendas de marca, por lo que, fuera del consumismo, carece de demasiado interés. Descubrimos unos almacenes (Ross) donde los precios eran más asequibles que en el resto. Era tipo outlet. Por la zona estuvimos entretenidos, hasta que llegó la hora de cenar e ir al hotel.

 

DÍA 11: SF (LA ROCA)

                Era 4 de Julio y los Piers se empezaban a engalanar para la fiesta, aunque todavía no había demasiada gente. Nos dirigimos al Pier 33, que es de donde sale el ferry hasta Alcatraz (todo previamente reservado por internet) La Roca es bastante entretenida de visitar, rompe la rutina de las calles y ofrece buenas vistas del puente y el skyline de la ciudad. Uno de los antiguos presos estaba firmando un libro de sus experiencias.



                Tras la experiencia de La Roca fuimos al Pier 39. La zona ya había cogido ambiente. Comimos en Wipe Out. Bueno y precio moderado (tirando a caro) El Pier era de los más bonitos que visitamos con norias, tiendas y posibilidad de avistar leones marinos, aunque estos últimos apenas se movían. Se la pasaban todo el rato al sol e interactuaban más bien poco.

                Por motivos de las fiestas habían cerrado varias calles y esto afectó a los transportes, haciendo complicado salir de allí. Eso echó por tierra nuestro plan de cenar japo, en el barrio, ese día también. Nos conformamos con algo de comida rápida y fuimos adormir.

 

DÍA 12: SF – SANTA BÁRBARA

                Elegimos Santa Bárbara por su cercanía al aeropuerto, para no entrar nuevamente al centro de LA y por ser un lugar tranquilo y de relax. De camino (5 horas y pico de carretera) paramos a comer en Denny’s, el auténtico filón del viaje en cuanto a comidas se refiere. Son unos restaurantes tipo cadena, pero que sirven comida variada y a muy buen precio. El siguiente día, con los dineros escaseando, fue también nuestra elección para el papeo.

                Llegamos, como no, atardeciendo y nos alojamos en Lemon Tree Inn. Muy bien situado, limpio y no excesivamente caro. Para cenar compramos unas pizzas y las comimos en el balcón del alojamiento.

 

NOCHE 13: STA BÁRBARA

                Por la mañana, en lo que nuestros compañeros se preparaban, fuimos a la piscina para saborear y sacarle el jugo a las instalaciones del hotel, luego visitamos un poco más profundamente Santa Bárbara y, finamente (el avión salía de noche), nos dirigimos al aeropuerto, previa parada para devolver el coche, para volver a casa

                El viaje debido a las distancias, a la tremenda ola de calor y a lo que ofrecía los distintos lugares que visitamos nos resultó agotador.

                Una última advertencia: A la vuelta las autoridades americanas del aeropuerto nos forzaron las maletas, según dicen por seguridad, dejándonos el equipaje libre. Por suerte el equipaje era de cremallera y no sufrimos daños en el mismo, ni nos faltó nada, pero preguntando a la tripulación nos recomendaron dejar las combinaciones y candados abiertos para evitar sustos, ya que, en ocasiones, no tienen miramientos y les da igual como quede el equipaje. Dijeron que habían visto como algunos pasajeros recogían la ropa y enseres personales directamente en la cinta (sin maleta) y con pérdidas considerables en los mismos. Nosotros nos dimos cuenta al llegar a España y, muy consideradamente, nos colocaron un papel para referirnos que el equipaje había sido revisado. Una cosa muy rara.