martes, 31 de octubre de 2017

BULGARIA: 8 DÍAS/7 NOCHES. OCTUBRE 2017


BULGARIA: 8 DÍAS/7 NOCHES. OCTUBRE 2017

Sofía, Veliko Tarnovo, Tryavna, Shipka, Kazanlak, Plovdiv, Hisarya, Rila, Blagoevgrad y Boyana.

Día 1: Sofía.

                Realmente fue un día de aeropuertos. Llegamos (una mujer y un hombre) de madrugada al aeropuerto de Sofía, donde habíamos concretado con el alojamiento (Hotel Light) que nos recogiesen para evitar pérdidas de tiempo esperando un taxi a esas horas.  Del aeropuerto al centro son unos diez minutos. Nota: El precio del servicio de recogida sale por más del doble que un taxi, pero Bulgaria (hasta hoy) es un destino económico y se puede permitir.

Día 2: Sofía – Veliko Tarnovo.

                Tras tres horas sobre una cama (lo de dormir costó algo más) nos levantamos con el alba (7.00 am) para preparar todo, ir a cambiar dinero, recoger el coche de alquiler y hacer una breve inspección a los alrededores. El hotel (pedimos doble estándar) servía para dormir y ducharte. Limpio, céntrico y con desayuno incluido (normal). El spa se limitaba a una sauna y unas duchas. Fue el más caro de todo el viaje.

                La primera impresión de Sofía fue tan grata que nos entraron más ganas de descubrirla en los últimos días, cuando volviésemos.

                El tipo de cambio era similar en casi todos los lados, aunque si entras en bancos y casas de cambio mientras paseas, quizás puedas ganar algún céntimo. La moneda búlgara es el leva y en ese momento estaba en torno a 1euro/2 leva (1,952…) Hay que tener en cuenta que el establecimiento no cobre comisión y la cantidad que se va a cambiar. Si quieres hacer previsión ten en cuenta que es mejor realizar la operación en Sofía (el cambio era algo más favorable)y que en toda Bulgaria:

                1 comida estándar para dos: 10 - 12 euros

                1 cerveza en un bar: 1 - 1.20 euros

                1 litro de gasolina: 1 euro

                El coche lo alquilamos con Surprice La empresa cumplió con todo lo pactado (coche nuevo, GPS…) positivamente, pero, el primer día, el trabajador que tenía que acercarnos el coche al hotel (era posible ese servicio a un precio competitivo) se retasó más de una hora. NOTA: La mayoría de carteles e indicaciones de las carreteras y calles no están solamente en cirílico.

                Hasta Veliko Tarnovo fueron unas tres horas de trayecto. Las carreteras, por lo general, no estaban tan mal como las pintaban por ahí, aunque la conducción local era bastante agresiva.

                Nos alojamos en el Guest House Stambolov. A una calle y unas escaleras del casco antiguo. Una amplísima habitación con vistas al río y al Monumento de la Dinastía Assen, colgando de la ladera, limpia y ambientada. Eso sí, la cama no era demasiado cómoda.

                Veliko Tarnovo fue la antigua capital de los zares búlgaros. Sin querer entrar en detalles, Bulgaria en general, nos sorprendió por la cantidad de historia y restos arqueológicos que conserva de diferentes civilizaciones (por allí pasó todo quisqui) Es muy rica en ese aspecto histórico-artístico-cultural, aunque resulta evidente que no le sacan todo el jugo que podrían.

                La ciudad como principales atracciones tiene, a nuestro juicio, la Fortaleza de Tsarevets (2 euros la entrada), el Monumento de la Dinastía Assen y, por supuesto, el barrio antiguo (centro histórico) con las calles del antiguo bazar. El resto de monumentos no son tan impresionantes, pero es interesante ir a verlos, ya que, amén del interés del monumento en cuestión,  saltando de uno en otro se va conociendo la ciudad y encontrando  bonitos rincones. La calle principal Vasil Levski, que sirve de entrada y salida, de Veliko Tarnovo tiene algunas casas de época de colores, con balcones pintorescos. También es conveniente saber que para llegar a los pies de los caballos del Monumento de la Dinastía Assen sólo hay dos formas de hacerlo. La del puente (por la calle Vasil Levski) es la más rápida . Ese día lo vimos casi todo, a excepción de la fortaleza, sin necesidad de correr y con frecuentes paradas por unos u otros motivos.

                Para cenar, aconsejados por la guía, fuimos a Han Hadji Nikoli. El lugar con su patio y muros de piedra es encantador y el edificio tiene su historia, pero la comida no es buena. Quizás, si se quiere ver, mejor  tomar un refrigerio, aunque en realidad hay muchos rincones con encanto donde poder hacer esto último por el casco antiguo (en uno u otro estilo)

                Otro mito que se vino abajo en el viaje fue el de las jaurías de perros salvajes. Cierto es que había muchos abandonados, pero vimos que la mayoría eran atendidos por lugareños y tenían puesto un chip en la oreja (suponemos que certificaría algo: vacunado, esterilizado…) Fuera de eso… había muchísimos más gatos (a nosotros nos encantan los gatos… y los perros)

Día 3: Veliko Tarnovo – Kazanlak (Tryavna, Shipka)

                Nos levantamos temprano para  poder darle otra vuelta al casco histórico y desayunar en Coffee House Stratilat (un desayuno muy rico) Luego, mapa en mano, visitamos la fortaleza. En el alojamiento nos guardaron las maletas sin ningún cargo.

                Para la fortaleza son un par de hora si se quiere ver todo con calma. Es muy interesante. Todavía seguían escavando y restaurando la zona, por lo que pronto será aún más interesante (suponemos)

                Veliko Tarnovo es para recorrer a pie. Las distancias no son largas en ninguna dirección desde el centro histórico y perderse en sus calles empedradas es un placer. Lo que si era un poco complicado era encontrar un aparcamiento público en el que poder dejar el coche más de tres horas.

                Decidimos hacer una parada en Tryavna (1 hora de carretera) para comer algo y porque contaban que era un lugar recogido y singular. Y efectivamente era hermosa.

                A la entrada del pueblo hay una iglesia curiosa, luego algún edificio pintoresco o algún parque o puente, pero lo interesante está en el casco histórico. Amén de los museos e iglesias, destacan los tejados y bonitas fachadas de la mayoría de casas. Lo mejor está cruzando el antiguo puente de piedra... La plaza Diado Nikola rodeada de edificios emblemáticos (antes de cruzar el puente de piedra) es muy bonita. OJO: la oficina de turismo cierra de 13.30 a 16 y está fuera del casco histórico.

                Comimos en uno de los restaurantes justo en la plaza. BBB. Cabe comentar que los hosteleros en Bulgaria, por regla general, son secos. La sonrisa no les viene a la cara. No es que sean desagradables, pero tanta frialdad nos chocó un poco. También es necesario saber que niegan y afirman (gestualmente con la cabeza) al revés que en la mayoría del mundo. Ósea, que si pides una cerveza al camarero y el tipo niega con la cabeza es que efectivamente te la va a servir.

                A nivel climatológico, por lo general: Frío de 7h a 10h y de 22h en adelante. Buen clima (en camiseta o algo ligero) de 11h a 20h.

                Hicimos otra parada en Shipka (hora y poco). Realmente el plan era ir a una especie de mirador  y luego visitar la bonita iglesia, pero algún cruce nos saltamos que sólo pudimos ver la iglesia. Bastante vistosa. En la zona de parking se ponen puestitos curiosos.

                Kazanlak (a 20 minutos desde el monasterio de Shipka) fue la ciudad más anodina de todas las que visitamos. Fuera de sus dos principales reclamos (Tumbas Tracias y Museo de las Rosas) y algún parque no ofrece mucho más. Se puede visitar el mercado (El Pasar), callejear por ahí o descansar por la zona de copas y restaurantes (Plaza Sevtopolis) Esa noche cenamos allí en la Pizzería House que también era de las tres B (BBB)

                El Hotel  Diamond estaba bien ubicado y era formidable. Las habitaciones (con una gran terraza) cuidadas al detalle, acogedoras, limpias, trabajadores empáticos que sonreían… y una variedad y calidad en los desayunos (de pago) muy a considerar.

                Ese día llegamos a ver el mercado y las tumbas tracias (aparte de callejear por ahí) No entramos al museo de las rosas, pero el parque es aconsejable.

DÍA 4: Kazanlak – Plovdiv (Hisarya)

                Kazanlak no mejoró mucho por la mañana.

                Elegimos Hisarya (1 hora de coche) como parada para conocer algunos de esos balnearios-spa de aguas minerales de los que se hablaba (Hotel Hisar). El spa era normalito: un par de bonitas piscinas interiores, otras exteriores, sauna y baño turco normalitos, jaquzzi y algún chorro suelto…  poco más. Aunque siendo nosotros de Canarias, probablemente tengamos otros estándares en esas instalaciones.  Lo del tema del agua mineral y el juego con las temperaturas si nos resultó más curioso. El agua o no tenía o tenía muy poco cloro… La sensación era más agradable que en las piscinas tradicionales.

                Luego nos dimos un pequeño paseo por los restos de las murallas romanas.

                A Plovdiv son apenas 45-50 minutos de carretera. Desde el coche, al llegar, sé ve que el lugar está creciendo apabullantemente. La ciudad nueva encima es interesante y tiene mucho ambiente nocturno. Sin embargo, la ciudad vieja son palabras mayores. Aunque recogidita, tiene un encanto especial y está plagada de plazas, ruinas, iglesias, capillas. OJO: A la ciudad vieja sólo pueden entrar coches con permisos especiales: policías, comerciantes, habitantes del lugar y los turistas que se hospedasen dentro de ella. El permiso te lo tramita el hotel con los datos del coche y se recoge en la garita donde te paran si vas a entrar a la ciudad vieja.

                El Hotel Evmolpia fue otro lujo, aunque el colchón tuviese bastante margen de mejora. Todo increíble (hasta el desayuno incluido) Te recibían (era gratis todo el tiempo) con una riquísima limonada con menta e intentaban interactuar y eran muy amables. Tenía multitud de buenos detalles.

                Ese día nos dio tiempo de ver todo el casco histórico callejeando, visitando iglesias y casas emblemáticas. En la plaza de la torre de la Iglesia de San Konstantin existen 5 bifurcaciones:

                 La que sigue colina arriba y llega hasta el mirador es cortita. Allí están los restos de la antigua Fortaleza Nebet  y el mirador. También está el recomendable restaurante donde cenamos ese día muy bien (Rahat Tepe). Para noches cálidas la terraza sería aconsejable por sus vistas. Nosotros cenamos dentro.

                Otro camino sería el que pasa por el arco contiguo a la torre. Es un paseo precioso con callejuelas y escaleras que lleva hasta el barrio de los artesanos. Según lo que se quiera patear, subir y bajar, y el interés por perderse, se puede hacer más largo o más corto. Lo cierto es que no será por curiosidades… Nosotros llegamos a los restos del teatro romano desde este camino. Estaba bastante bien conservado. Habían bonitas terrazas a sus alrededores (cerraban a las cinco)
 
                La calle enfrentada a la torre (la de nuestro hotel) tiene un paseo circular con casas emblemáticas y museos curiosos no muy largo.

                Las dos restantes son más anchas y céntricas pero igual de interesantes que el resto. Estas, si se siguen recto (sin desvíos) llevarían a la zona de la mezquita en el barrio nuevo. En todos lados hay indicaciones para dirigirte a los lugares indispensables sin problemas.

                 Todavía con luz fuimos a picar algo y conocer el barrio nuevo. En él, se entremezcla muchas cosas (estilos, épocas…). Su punto neurálgico sería las ruinas del estadio romano (de una de las gradas) Es poca cosa, pero curiosa e insertada en la zona de una forma bastante original. Por esa zona aparte de la mezquita  hay otros templos. Desde las ruinas hacia el río está la zona de copas y ambiente del lugar (Kapana). La zona es bohemia y resulta curioso ver gente de todas las edades en los locales mezclados. No es demasiado grande, pero si animado. Si continuas más hacia el río la zona decae al salir del subterráneo y sigue languideciendo rumbo al puente (rio). Hacia el otro lado (la Plaza Central) el ambiente no es tan propenso para tomar nada, pero es muy bonito y no languidece en absoluto. La fuente de la plaza (como muchos otros edificios y ruinas) se ilumina y le dan al lugar un ambiente agradable para pasear y callejear un poquito al atardecer o de noche.

                Oímos en algún lado que era la ciudad más antigua de Europa.

DÍA 5: Plovdiv – Blagoevgrad (Rila)

                Madrugamos, desayunamos, una vuelta y rumbo a Rila (3 horas y poco) Es frecuente encontrar pasos a nivel para trenes y chatarreros con venta de antiguallas donde curiosear.

                El monasterio es imprescindible. Una pasada. Una pena que no dejen visitar  el interior. Dejan visitar el patio y la iglesia, nada de habitaciones o pasillos.
 
                El lugar también es conocido por sus senderos donde realizar pateos por la naturaleza, pero no fuimos preparados. De bajada del monasterio paramos a comer en Topanah (rodeado de coloridos panales de abejas y naturaleza). Lo de siempre BBB, pero además el sitio era bonito. La carretera es de curvas y conviene tener cuidado con los animales (perros, gatos y kamikazes)

                A Blagoevgrad se llega rápido (20 minutos) Nos quedamos en el hotel Luxor.  Amplio y limpio a unos 5 minutos de las plazas ( Plaza Bulgaria, Plaza Makedonia y Plaza Georgi Izmirliev Mekedoncheto), la calle de los paraguas(calle principal de comercios) y la ciudad vieja (Varosha). El resto del lugar carece de interés. Quizás un paseo por orilla del río (no es gran cosa) y poco más. Tenían un parque acuático (pero estaba cerrado). Poca cosa. La zona de las tres plazas, sus aledañas hasta la universidad americana, sin embargo, son muy entretenidas y buen lugar para comer o cenar (no tanto para desayunar).

                Ese día comenzamos en el punto de información turística frente a la Universidad Americana para desembocar en la calle de los paraguas y las plazas. Lo tomamos relajado. Al atardecer nos acercamos a la ciudad vieja. No estaba muy iluminada, pero es bonita de ver (aún a oscuras) y fácil de visitar. No obstante, volvimos a la mañana siguiente (con luz)

                Cenamos en Downtown. Era un poco más estiloso y la comida más sencilla, pero con bastante buen ambiente y, como no, BBB.

DÍA 6: Blagoevgrad – Sofía (Boyana)

                Desayunar en Blagoevgrad es complicado antes de las 11h. Nosotros encontramos un lugar (Raffy) de desayunos contundentes con zumos de naranja muy caros y malos.

                De camino a Sofía, en sus anillos externos, al sur, está Boyana (hora y media). En Boyana o ves la Iglesia de Boyana o ves el Museo Nacional de Historia (o ambas cosas). Ya sin entrar los lugares son curiosos. Ambos están a un paseo el uno del otro.

                En Sofía volvimos a quedarnos en el Hotel Ligth. Sin lujos, pero una ubicación muy buena (para nosotros). Decidimos dejar el coche al día siguiente para tener libertad a la vuelta y porque se iban a cobrar el día igualmente. Aun así llegamos bastante temprano.

                Primer día para ver lugares de interés y ver cuánto nos quedaría para disfrutar de Sofía relajadamente. Hicimos un recorrido básico:

                Cuando llegas a la mezquita, el meollo estaría hacia arriba y/o a la izquierda, pero a la derecha (por la sinagoga) se encontraba el mercado de las mujeres… y a nosotros nos tira un mercado mucho. Muy recomendable. Los artículos de artesanía son algo más caros allí que en tiendas más de barrio.

                Comimos en unos puestitos del propio mercado. El camino de por sí está salpicado de iglesias, mezquitas o sinagogas… aunque no aparezcan señalados en las guías la zona y calles aledañas son bastante singulares y divertidas también.

                Hacia arriba de la mezquita estaría la iglesia Sveta Nedelya y La Rotonda de San George y hacía la izquierda el verdadero meollo. Por los alrededores de la propia mezquita, de entrada, te encuentras  Las Ruinas del Antiguo Complejo Serdika. Desde allí hacía la catedral, se gira a la izquierda dirección Tsar Osvoboditel, se ve el Teatro Nacional, la Iglesia Rusa, Asamblea Nacional y algunos parques (entre otras muchas cosas). Por la zona de la Catedral Alexander Nevski hay otras iglesias y templos, y en los parques aledaños se ponen puestitos.

                Si sales por detrás de la catedral rumbo a la Biblioteca Nacional, Universidad de Sofía St. Kliment Ohridski hasta llegar al Palacio Natural de Cultura y terminar en la calle comercial Vitosha, puedes dar el trabajo casi por concluido. Hay un par de bonitos parques y monumentos a la rusa, si pudiesen interesar, durante el camino. Nosotros llegamos atardeciendo a Vitosha, pero con el trabajo hecho. Estuvimos por la zona paseando, descansando y luego cenamos en un sitio de comida rápida. Vitosha estaba a un paseíto del hotel.

DÍA 7: Sofía.

                Este día visitamos alguna cosa pendiente, como la sinagoga que estaba cerrada el día anterior, y luego nos pateamos algunos barrios sin tanto glamour, más autóctonos, pero donde se encontraron lugares interesantes (la mayoría al margen de las guías) y nos tomamos el día más relajado. Comimos turco.

                 Así, tuntuneando hasta llegar a Vitosha para seguir la excursión. NOTA: Si se cansan de caminar los taxis son baratos.

                Cenamos en Manastirka Magernitsa. Muy recomendable, aunque bastante más caro que la media del país.

DÍA 8: Sofía (casa)

                El avión salía a las cinco y el taxi eran 10 minutos hasta el aeropuerto (7 euros). Como queríamos madrugar para dormir en el avión, acompañamos a los tenderos en su apertura para comprar unas especias. Luego vagabundear, desayunar… y tres horas antes al aeropuerto.

lunes, 31 de julio de 2017

COSTA OESTE EEUU: 13 DÍAS/12 NOCHES. JUNIO-JULIO 2017.


COSTA OESTE EEUU: 13 DÍAS/12 NOCHES: JUNIO-JULIO 2017.

LOS ÁNGELES - GRAN CAÑÓN – WILLIAMS - LAS VEGAS – FRESNO – YOSEMITE - SAN FRANCISCO – LOS ÁNGELES (SANTA BÁRBARA)

 

DÍA 1: LA

                Habíamos alquilado (2 mujeres, 2 hombres y una niña de 6 años) un apartamento en Wellworth Apartments (Westwood) Un sitio tranquilo y bien situado para moverse (en coche) a todos lados. El lugar es recomendable, aunque nunca tratamos con nadie personalmente (todo fue por llamadas) No es que haya un ambiente especial de noche, pero hay sitios para comprar algo e incluso cenar o desayunar.

                También alquilamos un coche desde el primer día (imprescindible) Una vez confirmada la reserva el cliente selecciona y elige el coche (dentro de la gama) que más le guste. No tiene ninguno asignado en concreto. Te hacen hincapié en el seguro de ruedas. Muy necesario. Nosotros vimos, en dos ocasiones, como se estallaron neumáticos, supuestamente por las temperaturas que alcanzaban las calzadas. Aparte se veían ruedas estalladas por todos lados a cada momento. Esto es interesante a la hora de elegir coche. La empresa de alquiler Thrifty ofrece recogida en el aeropuerto hasta sus oficinas. Y están muy cerca.

                La Ruta básica del viaje era el triángulo Los Ángeles, Las Vegas y San Francisco… con unos trechos de Ruta 66 y unos cuantos parques nacionales. Es algo que venía de antiguo.

                Ya anocheciendo, de camino al apartamento, paramos a cenar en el IN-N-OUT, una conocida hamburguesería que es sobrevolada por aviones cada pocos minutos… o segundos debido a su cercanía al aeropuerto. El sitio es curioso y no demasiado caro comparado con cualquier otra cosa en LA. Poco más o menos que planificamos por encima el día siguiente y nos fuimos a dormir.

                Para visitar LA es imprescindible tener coche. Indistintamente de lo que se quiera ver… todo está lejos. Otro debate es lo que se quiere ver y que grado de interés puede tener para uno. Grosso modo, consideramos que a esta inmensa ciudad se le ha dado demasiado bombo en comparación con lo que realmente puede ofrecer.

 

DÍA 2: LA

                Tras un paseo matutino por los alrededores del alojamiento (hay un cementerio de veteranos por los alrededores) desayunamos en La Cafetería Panini, que sin ser demasiado cara (los platos y batidos eran contundentes) ya dejaba notar algo la subida de precios.

                Luego (todavía temprano) cogimos el coche y nos acercamos (20 min aprox) a Hollywood Boulevard. De camino se encuentra Beverly Hills, Rodeo Drive… y mucha gente majada. El sistema para salir de las intersecciones a  la derecha nunca lo llegamos entender (en todo el viaje), parecía ser algo aleatorio.

                Para cualquier parada o para visitar cualquier cosa era necesario hacer uso de un parking. Los privados son un pastón y encontrar en la calle, en zonas principales, es prácticamente imposible (por no decir sólo imposible) Aparcar por el boulevard fueron, da igual el tiempo que se estuviera, 20 dólares. Era por noche (24 horas) Fuera de esto: o se hace uso del inexistente transporte público de LA, se cogen taxis o te achicharras bajo el sol paseando por calles infinitas sin ningún atractivo.

                El paseo de la fama, fuera del rollito de las estrellas y las huellas y algún mercadito que se pueda encontrar, es un fiasco. El sitio, aparte de abarrotado, es cutre, sucio y sin ningún glamour. El teatro Kodak (ahora Dolby) parecen unos multicines. La entrada es una porquería, la salvan unos neones con las películas galardonadas en estos años. Habrá que fijarse bien en los próximos Oscars. También es gracioso ver a la gente disfrazada, pero solo gracioso. Hay un mirador, por los alrededores, desde donde observar las letras de Hollywood en la distancia.

                De allí fuimos a la costa. Primera parada en Venice Beach. Por aparcar en los alrededores, en los mismos términos de siempre (24h), llegaban a pedir 40$... una locura. Estuvimos tentados de irnos, pero finalmente conseguimos por 20$ (otro pufo). El trayecto fue algo más de media hora.

                El lugar tampoco desprende glamour y está saturado de gente. Hay unos puestos pseudo-hippies (todos caros), la playa (hay puestos de vigilantes), peña jugando al bascket o musculándose y poco más. Es otro sitio de avistamiento de majados. Ni rastro de chicas voluptuosas u hombres fornidos. Ese día por 5 salchichas, 5 refrescos y un churro nos clavaron más de 50$.

                 Hombres-anuncio publicitaban médicos y lugares para poder hacerte con marihuana de forma legal. En algunos puntos (como en éste) el consumo era evidente, pero en casi todos lados, de California, su aroma era recurrente.

                Santa Mónica fue lo siguiente que visitamos (más cercano) y, quizás, lo mejor de ese día. Conseguimos aparcamiento por 7$ (un chollo) Allí terminaba la Ruta 66. Es curioso de ver. Su Pier, con el pequeño parque atracciones y los pescadores, o simplemente la playa son propicios para un paseo, aunque con mucha gente alrededor.



                Esa noche compramos unas pizzas y fuimos al alojamiento a cenar y descansar.

 

DÍA 3: LA (UNIVERSAL)

                Desayunamos en el apartamento y fuimos a ver los parques temáticos de la Warner y Universal. La temperatura llegaba a topes exagerados desde temprano. En la Warner no dejaban entrar a menores de 7 años (al loro). Como no pudimos entrar  fuimos a la Universal solamente.

                Tenemos que decir que aunque, en principio, no teníamos un entusiasmo excesivo para visitar los parques, finalmente, resultó bastante entretenido, aunque muy caro. También hay que comentar que la idead primaria de ver los dos hubiese sido excesivo y, quizás, un desembolso de dinero al que no le hubiésemos sacado mucho partido. Con el de la Universal es suficiente en tiempo, dinero y energía (es muy grande y con muchas cosas que hacer) Ese día no dio tiempo para mucho más. Comimos en el parque (caro) y cenamos en el apartamento.

 

NOCHE 4: LA

                Último día en LA. Día para recorrer el Old Town, repetir algunas zonas, nuevamente y buscar algunas localizaciones freak de películas.

                Empezamos yendo al Venice High School (Grease), luego, con ayuda del GPS (pasando por Rodeo Drive) llegamos a la casa que se utilizó para los exteriores de Pesadilla en Elm Street y terminamos en la casa que se utilizó para el videoclip de Thriller (Michael Jackson). En esa misma calle (casa de Thriller) había otras localizaciones como la de serie Embrujadas y, según nos dijo un vecino, creemos recordar que, Thor.

                Hecha la fricada nos pusimos rumbo al Old Towm. La zona de rascacielos y edificios oficiales no nos dijo nada especialmente. Mucho sin hogar, majado y poco más. Sin interés. El barrio de El Pueblo de los Ángeles (la parte más antigua), sin embargo, nos pareció más entretenida y digna de visitar, aunque más que en LA daba la sensación de estar ubicada en algún pueblito de México. Tampoco es que fuese demasiado grande, pero sí entretenida. Hay una plaza, una zona de puestos y muchos restaurantes mexicanos. Allí comimos en La Golondrina. Muy bueno y económicamente asequible. Nos vimos demasiados turistas tampoco.

                Una vez recargamos pilas fuimos al estadio de LA. Uno de nuestros amigos es seguidor de los Lakers y le hacía ilusión. Aparte del estadio (similar al resto de estadios) había muchas esculturas de mitos del baloncesto, boxeo y televisión, dispersas por los alrededores.

                Cerca de ahí se encontraba The Santee Alley, un lugar que habíamos leído era interesante para realizar compras económicas. Comentaban que se podía comprar al por mayor o al por menor. Los precios que vimos eran para todo los gustos, había cosas económicas y otras no tanto, aunque tuvimos mala suerte debido a que muchas tiendas cerraban a las cinco y no pudimos inspeccionar la zona a fondo. El lugar tampoco es que sea bucólico, son unas cuantas manzanas de tiendas (tipo almacén) y unos callejones (zona principal) con otras tantas. Pero, vamos, tampoco era una zona comercial al uso. De hecho la guía advertía de que podía ser un poco peligroso. A nosotros no nos lo pareció.

                Como nos habíamos quedado un poco maguados y para aplacar nuestra ansia consumista, como ya no teníamos otra cosa que hacer, nos fuimos a unos outlets cercanos (Citadel Outlets) y de ahí para el apartamento a cenar y dormir.

 

DÍA 5: LA – GRAN CAÑÓN (PEGGY SUE’S)

                Un calor tórrido nos acompañó ese día. No sabemos si alcanzamos los 50º C, pero la zona, según las noticias, picó los 52º C.

                Antes de dirigirnos al Gran Cañón del Colorado hicimos una parada, con desvío incluido, a Peggy Sue’s. Es un restaurante de carretera situado en la carretera de Yermo. Son aproximadamente 2 horas de carretera, pero vale la pena visitar el lugar (magníficamente ambientado)Los batidos son excepcionales. NOTA: Si se tiene en mente realizar una ruta parecida a la nuestra podría ser mejor idea dejar la visita a Peggy Sue’s para la vuelta, en el trayecto de Las Vegas a San Francisco.

                De Peggy Sue’s al Gran Cañón (Tusayan; North Rim) calculad cerca de 6 horas de carretera más. Nuestra intención era llegar para ver el atardecer desde los miradores del Este (se puede ir en coche a ellos), pero lo cierto es que se nos echó la noche en la carretera y tuvimos que dejarlo para el día siguiente. La entrada la realizamos pagando con tarjeta de crédito (30$ por automóvil) en la entrada (ya no había empleados) y nos hospedamos en Maswik Lodge. El alojamiento para lo caro que era no valió mucho la pena. No había wifi, ni aire acondicionado en las habitaciones y el aspecto (a excepción del recibidor) era bastante chusco. Lo único bueno que estaba dentro del parque y, al menos para ver el amanecer, no tuvimos que madrugar tanto. Poco hicimos esa noche. Dimos un pequeño paseo por la zona (alrededores del alojamiento), cenamos algo que habíamos comprado por el camino y a dormir (en modo derrotado)

 

DÍA 6: GRAN CAÑÓN – WILLIAMS – LAS VEGAS

                Nos levantamos antes del amanecer para esta vez no perdernos las vistas de Gran Cañón en ese momento del día. Se puede decir que, a esas horas, incluso hacía frío, pero en cuanto salió el sol las temperaturas comenzaron a subir desmesuradamente y a las 10 ya estábamos en torno a 35º C (una exageración). Cualquier tipo de ruta o senderismo se hubiese convertido en un riesgo. La imagen del amanecer fue impactante y preciosa. Mereció la pena el madrugón. Para la zona del amanecer se deben tomar las guaguas (gratuitas) que pone a disposición el parque. Los horarios están pensados para ver tanto el amanecer, como el atardecer. El mejor mirador para el amanecer es Hopi Point y luego se pueden visitar los otros a pie o en guagua, según el gusto. No vimos demasiados turistas a esas horas, si acaso una docena. Durante el camino de un mirador a otro (tanto en los del amanecer, como en los de atardecer, se pueden divisar muchos ciervos y ardillas). Los del Oeste (amanecer), para nuestro gusto, son  menos espectaculares que los del atardecer.


 
                Tras visitar los primeros, cogimos una guagua para ver los del atardecer, aunque fuese sin el espectáculo de la caída del sol. Como ya dijimos, son mucho más majestuosos en nuestra opinión. Y así terminamos la visita al Gran Cañón. Si no hubiese sido por el calor, y porque ese era el plan estipulado, no hubiese sobrado otra noche más para realizar alguna actividad (más naturaleza y menos paliza de carretera), pero tuvimos que seguir hacia Las Vegas.

                Antes de seguir hacia Las Vegas, a una hora de camino desde Tusayan, paramos en Williams. Es un pueblo de la Ruta 66 muy, muy bonito y caracterizado de la época en que la ruta tuvo su esplendor. Allí comimos en el Café 66 (al estilo de Peggy Sue´s; muy aconsejable) y curioseamos por los alrededores. Sin duda mereció la pena. El pueblo no es muy grande, pero de lo más destacado en lo que a paradas de la Ruta 66 se refiere. Hay otras localizaciones mucho más chuscas.

                Tres horas para llegar a Las Vegas. Si apetece se puede descansar en alguno de los miradores o en la propia Presa Hoover, pero desde la carretera no nos pareció nada del otro mundo y no lo hicimos. Sí que paramos en una estación de servicio para repostar gasolina en la que, para nuestra sorpresa, además de gasolina, comida o suvenires, también se vendían armas de fuego. Nos pareció muy fuerte, aunque estábamos en EEUU y ya nos esperábamos cualquier cosa.

                Las Vegas es más bonita cuando estás dentro del coche y ves las fachadas de los hoteles que a pie de calle. Sinceramente, a nosotros nos pareció una basura. Descontando lo ya dicho (fachada de hoteles) o las luces de neón por la noche, el resto es una mierda. Multitud de turistas desfasados, chicas medio desnudas en la calle, tipos repartiendo flyers de locales de streeptees (en España llamados puticlubs) y con excepción de los hoteles-casino más pijos (Cesar Palace, Bellagio, Venecia…) los otros eran sórdidos y nada bonitos. También está que visto un casino, vistos todos. El espectáculo de la fuente puede ser algo más vistoso, pero no deja de ser una fuente y espectáculo luminoso… nada más. Nosotros lo habíamos planeado y lo hicimos, pero se podría haber obviado tranquilamente. Nuestros amigos se casaban allí y eso, sin duda, fue lo más entretenido. La capilla (A Little White Chapel) tampoco nos dijo nada. Además los empleados prestaban más atención a los intereses pecuniarios propios que al propio evento que se iba a realizar y los alrededores de la capilla eran muy, muy sórdidos (incluso se puede decir que se palpaba algo de inseguridad) A nosotros nos fueron a buscar en limusina. Teóricamente un servicio de la capilla, que los contrayentes tuvieron que abonar, al chofer, después que este dejase caer si no les habían dejado ningún sobre por sus servicios.

                Otra cosa buena fue el alojamiento. Fue en Jockey Club y se puede considerar barato (después de las estalladas anteriores) y bien situado (al lado de Bellagio), aunque las vistas fuesen a un callejón. Las habitaciones eran escandalosamente bonitas y bien preparadas.

                Después del bodorrio paseamos por las calles atestadas de gente, entre neones, para acabar cenando en un restaurante italiano unas pizzas especiales que habían patentado como propias. Un ejemplo de sordidez fue el casino de París, aquello nos pareció un lupanar (al menos estéticamente)

 

DÍA 7: LAS VEGAS – FRESNO

                De día, Las Vegas, presentaba un aspecto más amigable. Aún se veía algún que otro loco, aunque disperso. Nosotros madrugamos más que nuestros compañeros y pudimos comprobar como también de una mañana soportable se pasó a un día atorrante en cuestión de una hora. Visitamos algunos casinos, paseamos por algunas calles emblemáticas y luego volvimos a recoger a nuestros amigos para repetir la misma operación, aunque viendo algunos otros lugares (casinos y calles) diferentes. Luego nos fuimos.

                Como habíamos entrado por el norte, antes de irnos fuimos a ver el típico cartel de Welcome to Las Vegas. Que podemos decir… un cartel. Por supuesto nos hicimos las fotos de rigor, pero tampoco es nada del otro mundo.



                Fresno lo cogimos como parada hacia San Francisco por su cercanía al Parque Nacional de Secuoyas y Yosemite, también porque decían que era uno de los pueblos con más encanto de EEUU, pero creemos que se debían referir a otro Fresno. Son otras 6 horas de carretera desértica. Llegamos atardeciendo y nos alojamos en Country Inn & Suites By Carlson (en las afueras). Correcto. Compramos en un supermercado y cenamos en el hotel. NOTA: La gente conduce alocadamente y los coches (rectificados) son un escándalo. Suponemos que en el lugar debe haber afición automovilística.

                Otra cosa que no hemos comentado es la necesidad (nosotros lo hicimos) de comprar alguna nevera desechable para guardar alimentos y bebidas para los trayectos. Esto nos salvó la vida en más de una ocasión. Este día el GPS enloqueció y nos desvió a una carretera en obras y las pasamos canutas para salir, amén de perder 30 o 40 minutos dando vueltas por carreteras y calles sin salida. Comimos en un Mc Donalds (en carretera) que fue lo único que encontramos.

 

DÍA 8: FRESNO – YOSEMITE – SAN FRANCISCO

                Tras otro madrugón fuimos a visitar la zona centro de Fresno (no nos dijo nada) y en vez de tocar el PN de Secuoyas (más que nada por tiempo) nos recomendaron ir a Mariposa Grove en la entrada Sur de Yosemite, donde dicen están las más espectaculares. De camino hay alguna población curiosa (Coarsegold) donde es interesante, si se puede, parar y echar un vistazo. La pena fue que al llegar al parque estaban acondicionando las carreteras de acceso a Mariposa Grove y no se podía llegar de otra manera. La opción que quedaba era recorrer algunos puntos de Yosemite y luego a la salida (de camino a San Francisco) visitar Merced Grove donde también había secuoyas. Yosemite y las secuoyas, junto con el Gran Cañón, fue a nuestro parecer lo mejor y más imprescindible del viaje. Simplemente espectacular. Atravesar todo el parque de sur a norte (con paradas) y llegar a San Francisco nos llevaría sobre unas 9 horas, pero merece la pena hacerlo. Comimos de la nevera.

 
                Llegamos a San Francisco, como es lógico, de noche, con tiempo para realizar el check-in, salir a cenar unos trozos de pizzas, en el primer lugar que vimos abierto, y desembotarnos un poco antes de dormir. El parking en el hotel eran 40$ la noche, pero  justo en la esquina de al lado salía 20$, por lo que nos decidimos por este último. En principio y de noche nos pareció que San Francisco iba a ser una nueva decepción más del viaje, pero finalmente resultó ser de lo mejorcito. Sólo por poder olvidarnos del coche por unos días ya mereció la pena. El transporte público (sobre todo de día) funcionaba bien. Había unos pases (Muni Passport) con lo que te podías montar en cualquier transporte (dentro de la ciudad) por 1, 2 o 3 días. Nosotros cogimos el de tres y salió 32$. NOTA: Con seis años la niña pagó la mayoría de las cosas (transporte, entradas a parques…) como un adulto. Creemos que la única excepción fue la entrada a La Roca (Alcatraz), aunque eso lo traíamos reservado desde casa. En algunos lugares fue por edad y en otros por estatura.

 

DÍA 9: SF

                Primer día de reconocimiento real. Los alrededores del hotel Carlton no eran muy esperanzadores, pero con el tiempo vimos que eran muy similares al resto y el hotel se encontraba bastante bien ubicado. Tampoco era nada del otro mundo.

                Fuimos a comprar los billetes en Powell Station para el transporte pasando por Union Square. Al lado (al final de la calle) se puede ver como dan la vuelta manualmente al tranvía. De allí, ya con los billetes, nos dirigimos a Castro (barrio gay). Muy interesante, colorido y divertido de ver, eso sí… muy caro. Comimos por la zona (caro). Tras patearnos el barrio intensamente subimos cuestas dirección a las casas victorianas que sirvieron de introducción a la serie Padres forzosos. El paseo es bastante entretenido. Ves muchos barrios con casas pintorescas y pasas algún parque chulo. Después cogimos un guagua hasta el barrio hippie (sin interés) para luego seguir la peregrinación hasta la fachada, propiamente dicha, de la serie televisiva.

                Abandonando los momentos freak, tomamos rumbo al barrio japonés. Son unas cuantas calles ambientadas en el Japón tradicional con muchas tiendas y restaurantes japos muy apetecibles. Como los transportes públicos bajan la frecuencia a partir de las 20 horas, declinamos la idea de cenar allí y volvimos al centro para buscar un lugar para hacerlo por los alrededores del hotel. Por supuesto de dimos otra vuelta a la zona, aunque la mayoría de lugares ya estaban cerrados o cerrando. Cenamos en Lori’s Dinner, otro local ambientado de época y que abre 24 horas (muy recomendable)

 

DÍA 10: SF

                Los olores a marihuana volvieron a implantarse en el ambiente e incluso vimos algunas jeringas tiradas por el suelo (en barrios normales). El día lo utilizamos para ir a ver el Golden Gate, desde el mirador que está justo al lado (guagua). Nos cogió el día con niebla y las vistas del puente eran limitadas, aunque hermosas. Después nos acercamos en tranvía hasta Russian Hill, donde se puede subir y bajar, pero donde la perspectiva del lugar es bastante  limitada. El barrio no obstante es curioso y bonito.

                El clima en SF varía de un momento a otro. En general las mañanas y noches son frescas-frías y las tardes frescas-templadas. Ese día el clima era perfecto para el paseo y nos animamos a seguir el resto del recorrido fijado a pie.

                De Russian Hill (en bajada) llegamos al Barrio Italiano (North Beach) y comimos allí (Taverna Pellegrini; muy bueno). El tema es recorrer el barrio paseando. Hay iglesias, parques y varias zonas con encanto. Otro tanto de lo mismo es lo que hicimos en el barrio chino. Éste como todos los barrios chinos del mundo tiene un escándalo encantador y multitud de tiendas (sobre todo de suvenires) en las que entrar y salir constantemente.

                Para finalizar el pateo fuimos hasta la calle principal Market Street a ver majados y bullicio. La calle es mayormente comercial, con tiendas de marca, por lo que, fuera del consumismo, carece de demasiado interés. Descubrimos unos almacenes (Ross) donde los precios eran más asequibles que en el resto. Era tipo outlet. Por la zona estuvimos entretenidos, hasta que llegó la hora de cenar e ir al hotel.

 

DÍA 11: SF (LA ROCA)

                Era 4 de Julio y los Piers se empezaban a engalanar para la fiesta, aunque todavía no había demasiada gente. Nos dirigimos al Pier 33, que es de donde sale el ferry hasta Alcatraz (todo previamente reservado por internet) La Roca es bastante entretenida de visitar, rompe la rutina de las calles y ofrece buenas vistas del puente y el skyline de la ciudad. Uno de los antiguos presos estaba firmando un libro de sus experiencias.



                Tras la experiencia de La Roca fuimos al Pier 39. La zona ya había cogido ambiente. Comimos en Wipe Out. Bueno y precio moderado (tirando a caro) El Pier era de los más bonitos que visitamos con norias, tiendas y posibilidad de avistar leones marinos, aunque estos últimos apenas se movían. Se la pasaban todo el rato al sol e interactuaban más bien poco.

                Por motivos de las fiestas habían cerrado varias calles y esto afectó a los transportes, haciendo complicado salir de allí. Eso echó por tierra nuestro plan de cenar japo, en el barrio, ese día también. Nos conformamos con algo de comida rápida y fuimos adormir.

 

DÍA 12: SF – SANTA BÁRBARA

                Elegimos Santa Bárbara por su cercanía al aeropuerto, para no entrar nuevamente al centro de LA y por ser un lugar tranquilo y de relax. De camino (5 horas y pico de carretera) paramos a comer en Denny’s, el auténtico filón del viaje en cuanto a comidas se refiere. Son unos restaurantes tipo cadena, pero que sirven comida variada y a muy buen precio. El siguiente día, con los dineros escaseando, fue también nuestra elección para el papeo.

                Llegamos, como no, atardeciendo y nos alojamos en Lemon Tree Inn. Muy bien situado, limpio y no excesivamente caro. Para cenar compramos unas pizzas y las comimos en el balcón del alojamiento.

 

NOCHE 13: STA BÁRBARA

                Por la mañana, en lo que nuestros compañeros se preparaban, fuimos a la piscina para saborear y sacarle el jugo a las instalaciones del hotel, luego visitamos un poco más profundamente Santa Bárbara y, finamente (el avión salía de noche), nos dirigimos al aeropuerto, previa parada para devolver el coche, para volver a casa

                El viaje debido a las distancias, a la tremenda ola de calor y a lo que ofrecía los distintos lugares que visitamos nos resultó agotador.

                Una última advertencia: A la vuelta las autoridades americanas del aeropuerto nos forzaron las maletas, según dicen por seguridad, dejándonos el equipaje libre. Por suerte el equipaje era de cremallera y no sufrimos daños en el mismo, ni nos faltó nada, pero preguntando a la tripulación nos recomendaron dejar las combinaciones y candados abiertos para evitar sustos, ya que, en ocasiones, no tienen miramientos y les da igual como quede el equipaje. Dijeron que habían visto como algunos pasajeros recogían la ropa y enseres personales directamente en la cinta (sin maleta) y con pérdidas considerables en los mismos. Nosotros nos dimos cuenta al llegar a España y, muy consideradamente, nos colocaron un papel para referirnos que el equipaje había sido revisado. Una cosa muy rara.

 

lunes, 1 de mayo de 2017

PORTUGAL (NORTE): 4 DÍAS/3 NOCHES. ABRIL 2017


PORTUGAL (NORTE): 4 DÍAS/3 NOCHES. ABRIL 2017.

Oporto, Aveiro, Braga y Valença do Minho.

DÍA 1: OPORTO

                Veníamos (una mujer y un hombre) de pasar unos días por Galicia y se nos había echado el tiempo encima. Durante el trayecto por carretera (españolas y portuguesas) los peajes, si se decide tomarlos, son un dinerillo considerable. Atardeciendo estábamos en Oporto. Nos alojamos en  los apartamentos San Bento Luxury Building, en la calle Mouzinho da Silveira. Muy recomendables: céntricos, acogedores y muy bien cuidados.

                Entre que arreglamos los pagos y nos acomodamos, ese día aprovechamos para imbuirnos un poco en el Oporto nocturno. Es mágico. De día, aun siendo impresionantemente bello, pierde algo de esa magia. Los apartamentos estaban al lado de la estación de trenes Sao Bento (visita obligada) y a un breve paseo de otros lugares emblemáticos como la Plaza de la Liberdade, Torre de los Clérigos o La Catedral  (Sé do Porto) Los lugares con mejor ambiente nocturno están por los alrededores de la Plaza de Carlos Alberto (menos turístico) o de la ribera del Duero (Puente Don Luis I), por lo que decidimos, en primer lugar, recorrer la parte alta y después bajar al río.

                Cenamos justo debajo del apartamento. En  un restaurante-bar-terraza, que resultó estar regentado por el chico que llevaba los apartamentos en los que nos quedábamos. Lo estaba inaugurando y aún no tenía nombre. Las cartas estaban hechas a mano, un poco a la carrera. Nos gustó mucho y la comida estaba buena.

                Desde la catedral (cerrada a esas horas) hay 3 formas de bajar al río. En ascensor (de pago y sujeto a horarios), por unas escaleras que bajan directas (más rápido) o perdiéndose por las callejuelas del casco antiguo para ver sus variopintas casas, la ropa colgada de los balcones, y sus maravillosas vistas. Indistintamente del camino que se elija todos desembocan a los pies del Puente  Don Luis I (de todos el más impactante y mejor ubicado). No cruzamos el puente esa noche. Recorrimos la ribera del barrio antiguo. Suele estar atestada de gente y hay innumerables terrazas donde poder tomar algo antes de dormir. OJO: No en todas las terrazas cobran lo mismo por una misma consumición. Los criterios de esto eran un poco ambiguos, pero todo es fijarse un poco.

                Otra cosa curiosa es la gran cantidad de gaviotas que hay por toda la ciudad. De noche se posan y duermen un poco, pero de día… se está expuesto. Fuera de eso, al menos como turista, te dan mucho juego. Son como palomas y muchas interactúan con las personas.

 

Día 2: OPORTO

                Fuimos a desayunar a la estación Sao Bento. En general, para el día a día, se puede decir que Oporto no es barato. Luego depende de las localizaciones, la suerte, etc…  pero barato no es. Tras desayunar nos propusimos recorrer algunas zonas más profundamente y visitar algunos lugares emblemáticos de la ciudad durante el día. Todo está relativamente cerca en Oporto, por lo que da pie a tomarse la visita relajadamente.

                 Tomando como referencia la Plaza de la Liberdade, sí se continúa subiendo, está la iglesia da Trindade y algún mercadillo. Hacia el Este (derecha) algunos barrios ofrecen un aspecto más vecinal y otros más comercial (calle de Santa Catarina). El lugar está salpicado de iglesias (das Almas, Santo Ildefonso…) y también se puede aprovechar para visitar el emblemático Café Majestic. Esta zona está bien para pasear y perderse por las bonitas calles. Por el otro lado (oeste) se encontraría la Torre de los Clérigos, la librería Lello y otras tantas iglesias (Carmelitas, Carmen…) dignas de visitar. En la torre de los Clérigos (dentro de la iglesia) se realizan conciertos gratuitos (según fechas). Es curioso. Subir a la torre son 4 euros. Esta otraa zona también merece un paseo tranquilo, ya que ofrece algunos rincones encantadores (para recorrer de día) y un ambiente nocturno más bohemio y local. Por los alrededores de la librería Lello hay unas calles con encanto donde, los fines de semana, montan algunos coquetos mercados artesanales. Y cerca de la plaza  de Carlos Alberto, por la tarde noche, es muy agradable tomarse algo en uno de sus bohemios bares. También da juego para perderse por ahí. 

                Para ir desde la plaza de la Liberdade al Duero hay muchas posibilidades: Ir desde la Catedral por alguno de los tres caminos anteriormente mencionados o desviarse por Mouzinho da Silveira y desembocar, por algún punto (hacia la desembocadura) del río. Nosotros volvimos a decantarnos por callejear desde la catedral para visitar el lugar nuevamente de día. Luego tomamos otros itinerarios, pero los que cruzan el barrio antiguo son los más bonitos. Con tanto paseo se nos hizo la hora de comer. Esta vez sí cruzamos el puente. Comimos en Teophilus. Estaba bueno y las raciones eran abundantes. Nota: en todo Portugal se puede valorar pedir un plato para dos.

                En esta parte del río, luego de alguna plaza o iglesia y muchos restaurantes, lo más significativo son sus bodegas. Ofrecen catas y tours guiados. Hay un negocio bueno a su alrededor. Desde aquí se puede subir  al monasterio da Serra do Pilar andando. También hay teleférico (de pago) El barrio es muy curioso, aunque alguna urbanización más pudiente no respete del todo el estilo de las fachadas Afortunadamente es un hecho aislado.
 
 

                Después de subir y bajar (hay varias formas también) cruzamos el Don Luis para hacer el tour de los 5 puentes desde el otro lado (que es desde donde se puede). Pensamos que los más llamativos son los dos que realizó el pupilo de Eiffel. El paseo es agradable, pero a excepción de los puentes, algunas fachadas de casas y, por supuesto, el Duero, no tiene otra cosa. La zona de ambiente a los pies del puente principal siempre está animada. Músicos ambulantes, mercadillos, gente y, por supuesto, terrazas. El paseo y ambiente del lugar son indescriptibles (tanto de día como de noche) Hacia la desembocadura del río se va perdiendo el encanto (a nuestro parecer); hacia el otro lado se llega al centro nuevamente (hay varias maneras) Desde el Palacio da Bolsa, callejeando, se puede ir al río o a Sao Bento (en cuesta)

                Esta noche combinamos el río, la zona universitaria (Plaza Carlos Alberto) y alrededores del centro para el paseo nocturno. La elección de la cena (cerca del río) no fue afortunada, pero el ambiente de ambos lugares continuaba siendo agradable.

 

DÍA 3: OPORTO - AVEIRO  (COSTA NOVA) - OPORTO


                Este día lo cogimos para realizar una excursión a Aveiro. Antes desayunamos en Bella Doce, en la calle de las flores. Bueno, pero caro.

                Con respecto a la librería Lello. Hay dos formas de visitarla: comprando el ticket (en la esquina superior de la misma calle) o comprándolo por internet.  Es 1 euro más barato y no tienes que hacer cola si la compras por internet. El precio de la entrada se te descuenta en las compras de la librería (si se hacen, claro) Nosotros pudimos esperar 20-25 minutos de cola y por dentro, lógicamente, estaba hasta las tachas. No es una visita sosegada. Eso sí, hay que ir. Personajes disfrazados de cuentos pululan por la librería y alrededores.

                A Aveiro (con peajes) serían menos de 50 minutos. En todas las localidades que visitamos el aparcamiento en la calle era de pago y restringido en el tiempo, por lo que había dos opciones: Aparcar en aparcamientos privados o estar al tanto para cambiar el ticket del aparcamiento de la calle. Los de la calle son más económicos, lógicamente.

                Aveiro (casco antiguo y alrededores) es fácil de recorrer. El canal principal divide en dos el casco. Deja en un margen la catedral (Sé), plaza del Marqués de Pombal, iglesia de la Misericordia… Las calles son más amplias. Ya de camino a la catedral se observan construcciones modernas (sin encanto), aunque por otro lado se ve más vida local y también es más económico (por general) que la otra zona. La otra zona (casco antiguo propiamente dicho) es mucho más acogedora y distraída de ver, aunque reducida. Está rodeada por canales por tres de sus lados y en ella se encuentra la lonja del pescado, algunas iglesias (Gonçalinha, Apresentaçao…) y sus estrechas calles. Por este último lado encontramos un bar menos turístico y económico. Era un bar popular (A Bateira). Comida normal, pero precios bastante competitivos.

                Si se tiene tiempo también se pueden visitar sus salinas (un poco alejadas del casco) y la Playa de Barra o Costa Nova. Las salinas tienen gracia si logras ver a gente trabajando, sino son normalitas. Para las playas es necesario el coche (10 min) Playa de Barra es una playa bonita y grande. Espectacular lugar. Hay un paseo de tablas (como avenida) muy integrada con la naturaleza. El faro es llamativo. De resto es un poco ventosa y se ve que la zona está dirigida  al extranjero, con edificaciones tipo turístico. Costa Nova era algo parecido, sin faro, y parece que algo más sofisticado. Nosotros nos acercamos para ver sus pintorescas casas al estilo del barrio de pescadores que había sido. Son unas construcciones curiosas que dan aspecto como de balneario al lugar, pero resultó que tampoco habñia tantas como nos imaginábamos y las que había estaban disgregadas por la zona. Hubiese sido más curioso, al menos desde el punto de vista del visitante, que hubiese habido una hegemonía mayor.
 
 

                De allí volvimos a Oporto. Aparcamos en un garaje privado. Si hablas con los empleados 24 horas de parking salen entre 15-20 euros (más bien 20). Es más rentable llegar a Oporto, verlo y luego coger carretera o alguna excursión. Lo que no se puede hacer es pagar un día y el resto en fracciones horarias. No obstante, la primera opción (pactar 24h) sigue siendo mejor a no ser que se deje el coche por menos de unas ocho horas.

                En Oporto aprovechamos la tarde-noche para despedirnos de la ciudad. Le dimos una vuelta a los alrededores del apartamento y terminamos cerca de la plaza de Carlos Alberto tomando algo en Embaixada do Porto. Un sitio muy curioso, con gente joven y un ambiente bohemio-retro local muy llamativo. Los precios encima eran más asequibles.

                Una curiosidad es que (aunque no se sea amante de la comida rápida) el interior del Mc Donald’s de la plaza Liberdade es bastante exuberante y llamativo. Con lámparas de araña, espejos y molduras, que le daban al lugar un aspecto palaciego. La planta de abajo no se la curraron tanto.

 

DÍA 4: OPORTO - BRAGA- VALENÇA DO MINHO

                Volvíamos a casa desde Galicia por la noche. Aun teníamos un día entero para conocer alguna cosilla más de Portugal. Nos levantamos temprano e hicimos las maletas. Desayunamos, nuevamente, en Bella Doce y a la carretera. Rumbo al aeropuerto.

                De camino hicimos una parada en Braga. Coincidió ser la conmemoración del museo Pio XII, por lo que la entrada a la torre, al museo y alguna cosa más era gratuita. La entrada a catedral costaba 3 euros.

                La ciudad da para más de tres o cuatro horas, aunque ofrece un aspecto, en general, menos encantador que Oporto. No está tan masificada de turistas y los precios son algo más bajos.

                Hay algunas iglesias y plazas llamativas por las afueras, pero todo el meollo está entre la puerta Nova, la iglesia de los Congregados, Nossa Senhora da Torre y el Convento do Populo. Fuera de eso, está la avenida Liberdade, el típico Café a Brasileira y callejear. Hay más ambiente local. Es más real, pero menos cautivador. El aparcamiento también fue más barato.
 
 

                A otros 40 minutos de carretera (todo esto dirección al aeropuerto y pagando peajes) está, haciendo frontera con España, Valença do Minho. Conocido por sus “compras baratas” es interesante visitar La Fortaleza en sí. Es relativamente grandita. Se llega por la parte donde hay más tiendas. Pasando la puerta del medio se llega a otra avenida y a una zona sin tiendas (más de habitantes) con bastante encanto rural. Las vistas de España y el Miño desde la muralla son impresionantes. Hay que olvidarse de las tiendas, pero si hacen falta unas toallas… Allí comimos en Churrasquiera Valenciana . Buenísimo, abundante y barato. Hay donde elegir. Las carnes son excelentes.
 
 

                A 1 km de Valença do Minho está España. De allí fuimos directo al aeropuerto.