martes, 1 de noviembre de 2016

ESCOCIA: 7 DÍAS/6 NOCHES. OCTUBRE 2016


ESCOCIA: 7 DÍAS/6 NOCHES. OCTUBRE 2016

Edimburgo, Kinross, Pitlochry, Inverness, Portree, Fort Williams, Stirling y Glasgow

Día 1: Edimburgo

                Llegamos (una mujer y un hombre) a Escocia vía Madrid. En el aeropuerto hay una guagua: Airlink (4,5 libras), con salidas frecuentes hacía el centro de Edimburgo, que fue la que cogimos. El billete lo vende el propio chofer.

                Llegamos al apartamento (Holyrodd Aparthotel) a la hora del check-in y de ahí a la calle. El apartamento estaba bien situado. Sin lujos. Edimburgo está plagado de lugares de interés. Visual e históricamente es muy entretenida. El primer día, como de costumbre, aprovechamos para ubicarnos un poco.

                Si tomamos como referencia Princes Street, por un lado está (a nuestro parecer la zona más intersante): Edinburgh Castle, Scottish National Galery, la estación de trenes (Waverley Station), Grassmarket, National Museum…  Hacia el norte (menos turística): El Calton Hill, St Andrews Square, Saint Mary´s Cathedral… En los lugares medianamente turísticos se puede comer algo sin mucha complicación. Aunque la ciudad no es demasiado grande, si se quiere ver tranquilamente y visitar sus monumentos sin prisas, es recomendable madrugar y llevar calzado cómodo.

                Este día, recorrimos gran parte de la ciudad. Comimos en puestitos, cenamos en una cadena de comida rápida y paseamos por la Royal Mile antes de ir para la cama. Mucho tute.

 

Día 2: Edimburgo

                Aprovechamos para terminar de ver la ciudad y andarla sosegadamente. Son lugares de visita obligatoria (amén del castillo, catedral…): El Calton Hill, donde disfrutar de unas inmejorables vistas de la ciudad. También,  el Royal Mile Market (un mercado de artesanía muy curioso dentro de una antigua capilla), dar una vuelta por su coqueto y entretenido Museo Nacional (al lado de la estatua del perro Bobby), alguno de sus tours guiados (Real Mary King’s Close…) bajo reserva o pasear por los alrededores de Holyrood Palace. Se puede subir a la montaña, pero es un trecho.
 
 

                Yendo hacia Grassmarket paramos a comernos un bocata de cerdo en Oink!. Buenos y contundentes. Existen varios tamaños. Desde este barrio se puede alcanzar, a un paseo, el Museo Nacional o la zona universitaria.

                Por los alrededores de Grassmarket hay algunas zonas de bares, pubs y discotecas agradables. Cenamos picoteando durante la tarde y de colofón la “backed potato” (depende del relleno será más o menos sabrosa). La Royal Mile siempre está atestada de gente, pero no hay muchos lugares de copas.

                NOTA: En toda Escocia hay tiendas de adornos navideños a buenos precios, que parecen abrir durante todo el año.

 

Dia 3: Inverness (kinross, Pitlochry)

                Cogimos el coche en la estación de Waverley. Lo de conducir por la izquierda es una aventura, que depende de lo arriesgado y mañoso que sea cada cual (para hacerlo o no)

                Antes de llegar a Inverness hicimos una parada técnica, a una hora de carretera, en Kinross para desayunar, en una encantadora cafetería de la cual no recordamos el nombre, ver Loch Leven y el castillo. Poco más.

                Más adelante paramos, nuevamente, en Pitlochry (otra hora) Bonito pueblo, que les encantará a aquellos que puedan gozar de tiempo para pasear por sus parajes más rurales. Moulin, de las zonas más anexas al pueblo, es muy agradable para esto último. El pueblo, entendido como casco, son 4 o 5 calles, aunque muy chulas. Comimos en la cafetería Victoria’s. Normal.

                Llegamos a Inverness tras otra hora y media de coche. Ya atardecía. NOTA: Hay que contar con los cambios horarios (mucho más llamativos por esas latitudes) La ciudad, reconocida como tal desde hace poco, no es gran cosa. Se recorre rápido y hay poco que ver (río Ness, Victorian Market, St Andrew’s Cathedral, iglesias...) También publicitan la estación de guaguas, como reclamo turístico, pero no nos pareció nada del otro mundo. Aquí los precios empiezan a bajar en comparación con Edimburgo. Cenamos unas hamburguesas y nos fuimos a descansar. No había mucho que hacer por la noche.

                 Nos alojamos en Ardentorrie Guest House. Bonito y acogedor. Tiene una terraza, con vistas a la ciudad, donde se desayuna (incluido).

Día 4: Portree (Urquhart Castle, Eilean Donan Castle)

                Una vuelta para ver algún punto de los nombrados antes (de día), desayunar, y para el coche.

                De camino a Urquhart Castle (30 minutos) hay multitud de lugares donde pararse para observar el Lago Ness, pero el propio castillo ya es un buen lugar. Para economizar en los castillos se puede adquirir la Explorer Pass, una tarjeta que, en función de los castillos que se quieran visitar, abarata bastante los precios. No todos los castillos están incluidos, pero la mayoría sí.

                La siguiente parada: Eilean Donan Castle. A una hora de carretera. Este castillo es de pago (7 libras) Sin contar con que el castillo fue decorado en la película de Los Inmortales, es auténticamente bonito. Pertenece a una familia. Es de los más recomendables. Allí  mismo (por fuera) comimos algo.
 
 

                Desde que salimos en el coche, ese día, la carretera fue increíble. Obligaba a parase, a cada instante, y fotografiar paisajes, rebaños de ovejas o a alguno de sus toros peludos. Un espectáculo.
 
 

                A Portree (tras otra horita de coche) llegamos con bastante tiempo para visitar Old Man Of Storr (algo más alejada). Una piedra ubicada en el quintísimo pino, con unos alrededores y unas vistas realmente hermosas. Existen varios miradores y otras zonas de pateos rurales de interés.
 
 

                Cenamos en Cuchullin (muy aconsejable) y nos alojamos en The Portree Hotel (algo caro para las prestaciones)

                Pasear por el pueblo es fácil y necesario. Sobre todo por el puerto (extremadamente pequeño) No hay demasiadas infraestructuras de interés, aunque, para lo pequeño del lugar, varios bares y restaurantes.

Día 5: Stirling (Fort Williams, PN de Trossachs)

                Desayunamos en el  Antlers Bar (incluido) y fuimos a dar una vuelta por los alrededores, antes de volver a coger el coche. Fueron casi 3 horas (con paradas) hasta Fort Williams. El pueblo es recogidito. Tiene una calle principal comercial y poco más. Comimos en The Crofter (comida tradicional muy rica) El camarero fue muy amable y hablaba español.

                Seguimos nuestro viaje a través del Parque Nacional de Trossachs y llegamos, otra vez a causa de las paradas, en algo más de 3 horas a Stirling. Llegamos antes de que oscureciera. Paseamos, como siempre, para ubicarnos y terminamos cenando en un “Fish and Chips” de los alrededores. Nos alojamos en Friars Wynd Hotel. Bastante bien ubicado y acogedor (desayuno incluido).

Día 6: Glasgow

                Lo más destacado de Stirling sería: su castillo (otro de los más bonitos y acondicionados), la Old Town Jail, La iglesia de Holy Rude o rodear la ciudad por el exterior de los restos de su muralla. Luego como siempre, perderse un poco por ahí, aunque, con excepción de algún parque, las afueras carecen de interés. De las ciudades, vistas en este viaje (después de Edimburgo), nos pareció la de más encanto y en la que más cosas uno se podía entretener (dentro del casco histórico). Hay muchas tiendas curiosas, terrazas, y bastante vida por las calles (no exclusivamente turistas) por el día y por a noche.
 
 

                 A un paseo en coche se llega al monumento de William Wallace. Si no se quiere entrar al torreón (de pago) se puede acceder al camino e ir al pie del monumento gratuitamente. El paseo es agradable, el monumento impactante  y las vistas merecen la pena. El lugar más que nada es turístico. De hecho, como curiosidad, muchos de los suvenires tenían el rostro de Mel Gibson.

                Llegamos a Glasgow (1 hora). Realmente pensamos que esta ciudad da para más de un día. Es cierto que arquitectónicamente no es Edimburgo, pero es grande, con mucha más vida local y varios lugares interesantes que conocer. Destacan la Catedral de Mungo (desconocida para muchos lugareños), Buchanan Street, la City Chambers, zona universitaria… Por la noche Buchanan Street y alrededores se ilumina, se pone guapa, aunque mantiene la animación y trasiego diurno. Es posible tomar algo en un ambiente menos turístico. Por lo general, se puede decir que Glasgow es de lo más barato de Escocia. También, en el lado menos bueno, es el lugar donde más pobreza se observa en la calle.

                Comimos en un buffet de comidas del mundo. Muy interesante si te gusta la comida asiática. El alojamiento fue en un Ibis. Discreto y normal. La mayor pega es que, aunque no mucho, estaba algo alejado del centro.

Día 7: Glasgow

                Desayunamos, repetimos algún lugar y fuimos al aeropuerto para volver a casa.

viernes, 1 de julio de 2016

POLONIA 9 DÍAS/8 NOCHES. JUNIO 2016



Cracovia y Varsovia.


En nuestra visita a Polonia nos decantamos por explorar Varsovia y Cracovia. El vuelo lo cogimos directo desde las Palmas de Gran Canaria a Varsovia con una low cost (5 horas). Fuimos 4 adultos (2 mujeres - 2 hombres) y una niña de cinco años. Llegamos a Varsovia de noche y teníamos el transporte reservado hasta nuestro alojamiento. Estaba situado (apartamento) en la calle Piwna, al lado del Mercado de la Ciudad Vieja (Rynek Starego Miasta), donde se encuentra el monumento a la sirenita de Varsovia (símbolo de la ciudad). El apartamento se llamaba AAA Stay Warsaw Apartments. Estaba muy bien ubicado y era acogedor. Quizás, por ponerle un pero, algo vetusto.

Como consejo importante: debemos decir que antes de las doce de la noche cierran las cocinas de todos los restaurantes en la zona, con lo que para cenar estuvimos callejeando hasta que encontramos un Subway abierto. Cenamos, dimos un paseo por el Mercado de la Plaza Vieja (nuevamente), el Krakowskie Przedmieście  (Camino Real), para bajar un poco la cena, y luego a dormir. Estábamos derrotados.

2º día: Varsovia

La primera parada fue en la plaza de la sirenita. Fuimos al punto de información turística a coger algunos mapas y preguntar algunas dudas que teníamos. Desde allí nos dirigimos a coger el tranvía para visitar el mercado de antigüedades de Kole. El tranvía se coge justo debajo de la Columna del Rey Segismundo III Vasa (hay varios números). El mercado no es gran cosa, pero si te gustan las antigüedades hay que visitarlo.

Volvimos a coger el tranvía y regresamos a la Columna de Segismundo (Camino Real) y alrededores para refrescarnos (el día era atorrante), visitar algunos de sus puntos de interés y comer algo en el Zapiecek (Camino Real). Un restaurante agradable y bueno, con chicas vestidas con trajes regionales. Recomendable. Luego, con la compañía de unos helados, nos dimos un agradable paseo hasta el Mercado de La Plaza Nueva y el Monumento al Alzamiento de Varsovia, pasando por la Barbacana (Puerta de la Ciudad Nueva). Tras un largo paseo por los alrededores (hay mucho que ver en la zona: iglesias, edificios…), de repente, nos tropezamos con una multitud que se dirigía hacia el parque Fontann a un festival musical gratuito (por motivo de solsticio de verano) con multitud de puestos de comida, bebidas y suvenires. Disfrutamos de la música y el ambiente, paseamos por los alrededores y volvimos al casco antiguo para cenar en la Plaza Vieja.

Desde el apartamento (en una zona inmejorable) todos los principales puntos de interés de la ciudad vieja están a tiro de piedra y la Ciudad Nueva, también, está a un agradable paseo.
 
3º día: Varsovia

Nos dirigimos a la zona del antiguo gueto judío. Cada día tomábamos por diferentes lugares para así poder ver algunas cosas distintas según el camino que cogiéramos. De camino nos detuvimos a desayunar y visitamos el parque Lazienki. Muy bonito. Por la zona se puede visitar el museo y pasear por algunas calles curiosas y otras no tanto. Se conservan marcadas algunas zonas del antiguo muro. Al atardecer el clima se puso un poco malo y cogimos el tranvía nº 4 para dirigirnos a Annopol y visitar un centro comercial, ya que comenzó a llover. Por el camino se puede parar para ver alguna iglesia curiosa. Comimos en el centro comercial. OJO: No tiene casa de cambios (hay cajeros)

El billete del tranvía se puede comprar en unas máquinas, directamente al conductor o bien en los estancos que suelen haber cerca de las paradas.

Cuando mejoró el tiempo aprovechamos para pasear, tomar unas cervezas y luego cenar en la plaza.

4º día: Varsovia

Nos dirigimos a la estación central para comprar el billete de tren e ir a Cracovia al día siguiente. Toda esa zona es mucho más amplia y moderna, aunque con algunos contrastes. Nos sorprendió que había bastante cola para comprar los billetes, pero, a su vez, había una cola prioritaria para discapacitados, embarazadas o madres con carrito de niño (eso nos salvó). Nos hicieron un descuento familiar por ser cuatro adultos.

Después  nos quedamos visitando la zona centro y su milla de oro. Había una zona peatonal donde comimos en un sitio de carnes riquísimo. La zona se puede aprovechar para hacer compras en grandes cadenas y otras en pequeños comercios más interesantes (vinilos, antigüedades…). De allí nos dirigimos de nuevo hacia el Camino Real, pero por la otra punta, por el monumento de Copérnico, para terminar de nuevo en el barrio histórico. El paseo es interesante.

En Varsovia, este día, coincidió que se jugó un partido de la selección polaca, de la Eurocopa y la gente, sobre todo los hombres más jóvenes, estaban eufóricos, escandalosos y muy borrachos. Lo vivían, vamos a decirlo así, muy intensamente. Nosotros seguimos recorriendo las zonas que más nos habían gustado con tranquilidad. Esa noche cenamos en el apartamento algo ligero. La comida polaca es rica y contundente.

5º día: Varsovia - Cracovia

Hicimos el trayecto en tren desde Varsovia hasta Cracovia (2 horas y media en tren rápido), es puntual y muy cómodo. Te sirven café, té o agua gratuitamente y tiene servicio de comidas de pago.

A la llegada a Cracovia nos dirigimos (antes de ir al alojamiento) a la estación de guaguas para informarnos de los horarios y comprar los billetes para el 7º día (visita de Auschwitz). Los billetes con “asiento reservado” para 5 personas nos costaron 60 zlotys (1 hora y media de trayecto). Solo ida, la vuelta se compra allí.

Nos dirigimos a nuestro alojamiento, previa parada para recoger las llaves. Nos alojamos en Sodispar: apartamento Venice en la calle Bracha. Absolutamente recomendable. Espacioso, moderno, limpio y muy bien situado.

Cracovia nos encantó, es preciosa. Nada más encarar la plaza Rynek Glowny lo supimos. Se dice que es la plaza medieval más grande de Europa y en ella se encuentran, por ejemplo, la lonja de Paños, la iglesia de Santa María. Entre Varsovia y Cracovia nos quedábamos, sin duda, con Cracovia. Bellísima, llena de rincones y con un ambiente muy agradable.

Dejamos las maletas en el loft y nos dirigimos a almorzar a Goscinna Chata (calle Slawkoska), es un restaurante de comida típica. La comida era muy buena y estaba muy bien ambientado. Probamos la sopa típica, que sirven dentro de un pan (mmm, riquísima)

Después de comer visitamos el mercado de Paños y las iglesias de la plaza. Comenzamos a callejear, la ciudad invita a ello (tiene infinidad de rincones con magia), hasta el complejo fortificado Wawel. La visita es aconsejable.

El ambiente en Cracovia por la noche es muy animado. Con músicos por la calle, mercadillos, y mucha gente joven. Quizás más turístico que en Varsovia, pero también con mucho más encanto.

En Cracovia tampoco es un problema encontrar sitios para comer o tomar algo a cualquier hora.

6º día: Cracovia

Este día fuimos caminando hacia la Barbacana, puerta de entrada a la zona amurallada en la antigüedad, y a la zona de Florian. Vimos la plaza Matejki y luego dimos un paseo, rodeando la muralla, por los jardines de Planty, hasta la orilla del río, donde encontramos un pequeño paseo de la fama y la archiconocida estatua del dragón, que nos recibió soltando una llamarada de fuego de entre sus fauces.

Seguimos la ribera del río Vístula hasta el barrio judío y el antiguo gueto, Kazimierz. Comimos en la terraza Scandale (buena carne) en frente de la plaza Nowy. Visitamos el mercadillo de la plaza (también interesante) y tras alguna compra nos dirigimos a visitar el corazón del barrio, las sinagogas, el cementerio… Luego cruzamos el puente para visitar otros puntos significativos: plac Bohaterow Getta, los restos del muro del gueto…
 
Después de todo esto, como estábamos cansados, para volver a la zona antigua cogimos el tranvía. Una vez allí nos regalamos un ratito tomando un refrigerio en la plaza Maty Rynek ,ubicada justo detrás de la iglesia de Santa María, y luego nos dedicamos a pasear y escuchar a músicos en la calle.

Este día decidimos recogernos relativamente pronto, cenar en el apartamento y descansar,  ya que al día siguiente nos esperaba un buen madrugón para la visita de Auschwitz-Birkenau.

7º día: Cracovia - Auschwitz - Cracovia

Madrugamos (06.15) para ir a la estación y dirigirnos al antiguo campo de concentración y exterminio. La guagua de ida (salía a las 07.50), que en realidad era un microbús, y los asientos, que al contrario de lo que nos dijeron no estaban asignados, fue un medio timo. De hecho hubo gente que estuvo la hora y media del trayecto de pie o sentada en el pasillo. De todas formas existen varias compañías que hacen el trayecto, y pero, según nos dijeron, ponen las guaguas o microbuses en función de las reservas (pero como también la pueden coger los autóctonos u otros guiris sobre la marcha…). Es raro.

La visita a Auschwitz-Birkenau fue lo que se esperaba: sobrecogedora. Nos tocó ir en un día muy caluroso. La visita, si no vas con guía, se hace en unas cinco horas aproximadamente. La guagua interna es gratuita y la frecuencia depende de la hora del día.

A la vuelta tuvimos más suerte con la compañía de guaguas y era bastante mejor… era una guagua de verdad.

Al volver a la estación dimos un paseo por su galería comercial. Después del calor que habíamos pasado nos vino muy bien estar bajo techo, un tiempo, con aire acondicionado. Comimos ahí mismo. NOTA: Cracovia es un buen lugar para comprar zapatos y artículos de piel a buen precio.

Por la tarde disfrutamos de otros buenos paseos por los extrarradios en busca de algún lugar o, simplemente, por ver otras zonas, pero lo cierto es que siempre terminábamos en la plaza principal  y sus alrededores.

8º día: Cracovia

Este día habían montado unos puestitos en la plaza y, si ya de por si tiene encanto, aquello era un extra. Por supuesto navegamos entre artículos de la 2ª  Guerra Mundial, antigüedades… Luego, una vez saciada la curiosidad consumista, decidimos coger un carrito de tour guiado, para los cinco, que nos llevó a los puntos más importantes, otra vez, explicándonos una breve historia de cada sitio con una audioguía y el chofer (inglés), que también hacía de guía dentro de los templos. Fuera de que lo ya habíamos visitado, nos llamó la atención el museo de la fábrica de Schindler (muy recomendable) Las entradas estaban incluidas en el precio del tour. Cuando terminó le dijimos al chico que nos recomendara un lugar típico para comer y eso hizo, pero era un local pequeño y estaba lleno (tenía muy buena pinta). Fuimos a La Fontaine (calle Slawkowska) que también nos gustó. Estaba ubicado en uno de los subterráneos de la zona medieval de Cracovia.

Luego dimos un último paseo por la plaza y zonas aledañas, hicimos las últimas fotos y fuimos al apartamento, para luego salir a disfrutar la noche de Cracoviana en toda su esencia. Como curiosidad: los baños de los locales suelen ser mixtos.

9º día: Cracovia

Aeropuerto y a casa (directo). Por cierto, si te sobran muchos zlotys cámbialos antes de ir al aeropuerto, porque no hay oficinas de cambio y solo hay una tienda duty free donde gastarlos, en la que te devuelven (el cambio) en la misma moneda en la que compras. Otra opción es guardarlos para gastarlos en el duty free del avión o especular con divisas.

viernes, 1 de abril de 2016

RUMANÍA EN UNA SEMANA. MARZO 2016


RUMANÍA EN UNA SEMANA.  MARZO 2016
 

Bucarest – Brasov (SINAIA – BRAN) – SIghisoarA – Sibiu (BIERTAN) – Pitesti (SNAGOV)

Rumanía es un  país que todavía no está muy explotado, turísticamente hablando. Eso nos gustó bastante porque puedes ver realmente el vivir del día a día de la gente. Por otro lado, el desconocimiento y la falta de información con la que afrontas el viaje te hace ser un pelín más precavido.

Tenemos que decir que nosotros no tuvimos ningún problema, ningún tipo de inseguridad, ni por el día ni por las noches. Nos sorprendió el nivel de desarrollo de las zonas urbanas y no tuvimos ningún contratiempo realizando el viaje por libre con un coche alquilado.

Día 1: GRAN CANARIA-MADRID-Bucarest.

Llegamos por la noche a Bucarest dos personas (un hombre y una mujer). Esa noche lo único que nos dio tiempo a hacer fue una primera toma de contacto, que resultó ser muy entretenida.

Dejamos nuestro equipaje en el hotel (Old City Bucharest DN Hotels), situado en el centro histórico. Una zona muy animada de marcha nocturna.

Nos dirigimos a dar un paseo y cenar algo. Fuimos a un restaurante tradicional (Taverna Covaci) que nos recomendó Flavius, el dueño del hotel donde nos hospedamos.

En el restaurante, aparte de cenar, se formó un jolgorio impresionante con música rumana en directo. Sacaron a bailar a los comensales y, cuando nos dimos cuenta, el ambiente estaba tan animado que había más gente bailando en el centro del salón (incluidos nosotros) que sentados en sus mesas. Fue divertido.

Al terminar fuimos a dar otro  breve paseo de camino al hotel para, sobre todo, bajar la contundente comida típica.

Día 2: Bucarest.

Este día lo dedicamos a ver toda la ciudad vieja de Bucarest e improvisar un recorrido para conocer sus lugares más emblemáticos (sin olvidar los extrarradios). Importante aprovechar el sol.
 
 

Nuestro tour comenzó, como ya dijimos, por la ciudad vieja. Tras unos paseos encantadores nos dirigimos a la zona del Palacio del Parlamento, cruzamos el parque Izvor y subimos hasta el Arco del Triunfo (pasando por Gara de Nord, el museo Nacional de Historia…). De vuelta paseamos por el parque Herastrau, salimos por la Piata Charles de Gaulle, bajamos por el Boulevard de los aviadores hasta la Piata Victorei y luego hasta la Piata Romana. Vimos el Ateneo Romano y el Teatro Nacional de camino al casco antiguo, donde acabamos para disfrutar, un poco, de la tarde y el ambiente nocturno durante la última noche. La librería Carturesti es majestuosa y hay que visitarla.

Día 3: BUCAREST – Sinaia – Bran – Brasov.

Madrugamos para dirigirnos (taxi) al aeropuerto internacional de Otopeni, donde recogimos el coche de alquiler con la empresa Autonom (muy bien).

Comenzamos la ruta hacia Brasov y teníamos planeadas varias paradas en el camino.

Hicimos la primera parada en Sinaia (1:30 horas aprox.), donde nos recibió una cellisca de nieve. El pueblo es muy bonito y el camino al Castillo de Peles lo hicimos caminando, a pesar de las inclemencias climáticas. También visitamos el Monasterio de Sinaia.

Seguimos nuestro camino dirigiéndonos a nuestra segunda parada: Bran (50 min). Según llegamos al pueblo comenzó a nevar de nuevo.

Visitamos el Castillo de Bran que nos gustó mucho. En la antesala de la entrada al castillo había una zona de puestos de suvenires bastante surtido pero, como el tiempo no acompañaba para ir de compras, seguimos nuestro camino tras un breve vistazo.

Llegamos a Brasov (45 min) sobre las tres de la tarde. Nos dirigimos a nuestro alojamiento que, en este caso, era un apartamento precioso (Versus Art Studio) con vistas al famoso cartel de Brasov (al estilo de el de Hollywood). Allí nos esperaba miss Clara, una encantadora ama de llaves.

Brasov es una ciudad preciosa, con su plaza Sfatului, su Ayuntamiento, sus edificios… Un giro de 180 grados te regala una maravillosa vista de la plaza y alrededores. Brasov es una ciudad para caminar, visitar su Iglesia Negra (cierra los lunes), los alrededores de la muralla, La Torre Blanca, la Torre Negra, la Puerta de Caterina, el complejo Olimpia, la Sinagoga, la calle Sforii (dicen que es de las más estrechas. Nosotros no lo tenemos tan claro) y otros muchos lugares. Fuera de la puerta de Schei (da nombre al barrio del mismo nombre) era donde vivía el pueblo Rumano cuando tenían prohibida la entrada a las murallas de Brasov. Su plaza Unirii y la preciosa Iglesia de San Nicolás de Schei dan para un paseo encantador.

Si se dispone de tiempo y ganas se puede subir al monte Tampa donde está el cartel de Brasov. (Hay un teleférico). También se puede visitar la ciudadela.

Día 4: BRASOV- Sighisoara.

Nos levantamos temprano para dar el último paseo por la encantadora Brasov y, tras el desayuno, seguir nuestro camino.

Llegamos a Sighisoara (2 horas) dirigiéndonos a la zona de la ciudad vieja, que es donde se concentran los atractivos turísticos y donde estaba nuestro hotel (Hotel Sighisoara) Un edificio de 500 años de antigüedad muy bien conservado. NOTA: se supone que los coches no pueden aparcar en la zona histórica, solo dejar pasajeros. Nuestro hotel tenía parking interior para evitar las multas.

La zona de la ciudadela se encuentra en la cima de la montaña y está amurallada. Las vistas son impresionantes y la visita de sus calles también.
 
 
 
Vimos la Torre del Reloj, la Iglesia de la Colina, las Torres de los Sastres y los Orfebres, la estatua de Vlad Tepes, subimos por unas escaleras cubiertas (construidas en el año 1642) y, por supuesto, visitamos y cenamos (ahora es un restaurante) la Casa Drácula. Fue donde nació Vlad Tepes y, se dice que, vivió hasta los cuatro o seis años (hay controversia). El extrarradio tiene una iglesia bonita y algún parque o casa curiosa, pero poco más.

Día 5: SIGHISOARA – Biertan – Sibiu

De camino a Sibiu hicimos una parada en Biertan (30 min.) para ver su Iglesia fortificada. Algo que nos llamó la atención de Rumanía es que, en algunos lugares de visita, te ponían un número de teléfono para llamar al guardián y concretar la visita cuando estás allí (sobre la marcha). Esta vez no quisimos entretenernos y la vimos por fuera, tras visitar el pueblito.

Biertan era una zona rural. Vimos carros de caballos, pozos de agua, y un ambiente que te evoca, quizás, una época medieval.

Llegamos a Sibiu (1:30 horas), nos dirigimos a nuestro apartamento (Archivelor Apartment) para dejar nuestras cosas y continuar la visita de la ciudad.
 
 

Sibiu nos encantó. Sus tejados con ojos cansados, que parecen observarte, su imponente Piata Mare, su encantadora Piata Mica, la Basílica Evangélica, la Piata Huet, el Puente de Hierro, la Iglesia de Santa Úrsula… o caminar, simplemente, por la calle peatonal Nicolae Balcescu, donde también hay abundantes terrazas donde tomar un tentempié, es imprescindible.

Sibiu es una ciudad con mucha oferta gastronómica y de ocio, quizá la más amable para el turista (se encuentra más ofertas de todo). En la zona centro hay tiendas de productos artesanales tradicionales y en la zona del extrarradio se encuentran outlets y centros comerciales (de estilo asiático) muy interesantes.

Día 6: SIBIU – Pitesti.

De Sibiu a Pitesti (casi 3 horas)  fue la única vez que cogimos autopista (durante una parte del camino). También había una parte de carretera de montaña paralela al río preciosa. En realidad, conducir por toda la zona de los Cárpatos es encantador. Se pueden ver rebaños de ovejas en las orillas de las carreteras, puestitos de queso artesanales, valles hermosos… En este último tramo, hasta llegar a Pitesti, los pueblos se encadenan y hacen la conducción mucho más tediosa.

Pitesti es una ciudad en la que hicimos noche (hotel Arges) por hacer un alto en el camino de vuelta, pero que realmente no tiene mucho encanto.

La zona central discurre en una avenida peatonal con algunas tiendas, centros comerciales y bares. NOTA: No hay mapas turísticos.

Salimos un poco de la zona centro y encontramos un mercado local dividido por gremios de ropa, verduras, carnes… muy curioso. El resto del extrarradio, con alguna excepción, carece de interés.

Algunos  camareros en Rumanía no nos parecieron que tuvieran muchas dotes de cara al cliente, pero en esta ciudad muchísimo menos. Igual se trata de algo cultural.

Como curiosidad, por la noche, en Pitesti (en el centro) se veían bandadas de pájaros, que iban de un lado a otro,  sin rumbo, graznando y provocando un ruido ensordecedor. Era un poco tétrico.

Día 7: PITESTI-Snagov-Otopeni-Madrid-Gran Canaria.

Nos dirigimos a Snagov (2 horas aprox.) para para visitar su monasterio donde reposan los restos de Vlad Tepes, excepto su cabeza, entregada a los turcos (según cuenta la leyenda)

Para llegar a Snagov la carretera es buena y tranquila. La entrada hacia el monasterio, no obstante, no está señalizada.

El monasterio se encuentra en una isla al norte del lago de Snagov. La información con la que contábamos decía que había que alquilar unas barcas para acceder a éste, pero había un puente que unía ambos márgenes (también hay que llamar al encargado y la entrada es de pago). La visita es interesante y hay que estar en silencio, ya que se trata de un monasterio en funcionamiento.
 
 

Como todavía contábamos con tiempo (nuestro avión salía de tarde) decidimos parar a comer en el restaurante Dolce Vita, con una terraza con vistas al lago maravillosa, donde comimos un pescado sensacional.

Luego al aeropuerto (30 min.) a devolver el coche y volver a casa.

Un destino sorprendente.

 

E.Jota

lunes, 1 de febrero de 2016

SAL (CABO VERDE). ENERO 2016. CUATRO DÍAS.


SAL (CABO VERDE). ENERO 2016. CUATRO DÍAS.

Hicimos una escapada de fin de semana a la Isla de Sal, en el archipiélago de Cabo Verde. Optamos por visitar esta isla por ser, en nuestra opinión, la más interesante de las que tienen conexión directa con Gran Canaria.

Nos hospedamos en el Meliá Tortuga Beach, que es un hotel-resort (todo incluido). El hotel estaba muy bien, pero la urbanización donde estaba (aunque pertenece a Santa María) no era nada centrica. Era una de esas urbanizaciones fantasma en las que solo hay apartamentos y hoteles (algo muy guiri). Sin nada que hacer fuera de los recintos hoteleros.

Este no es el tipo de viajes que solemos hacer, pero nos apetecía un fin de semana de relax y la información previa que teníamos sobre las facilidades para comer y alojarnos era bastante escasa.

Si volviéramos a viajar a la Isla de Sal, sin duda, nos hospedaríamos en alguno de los alojamientos (hoteles o apartamentos) del centro de Santa María, aunque el precio es bastante similar a quedarte en un resort todo incluido.

Día 1: Gran Canaria – SAL

Llegamos al aeropuerto y  tras hacer el cambio de divisa, en la sucursal del banco en la terminal (paciencia), cogimos un taxi hasta nuestro alojamiento. Los precios habían subido con respecto a la información que teníamos, pero eran precios cerrados y generalizados (sin taxímetro).

Después de hacer el check in empezamos a aprovechar las instalaciones para comer y estar un rato en la playa.

Al atardecer dimos un paseo por la playa hasta la zona de Ponta Preta, donde había grupos de gente practicando kitesurf (muy practicado en esta isla). Tenemos que decir que el atardecer en la zona de nuestra playa era espectacular. También se podían dar paseos a caballo por la misma.


 
Día 2: SAL (ESPARGOS, PALMEIRA, BURACONA, SANTA MARÍA)

Después del desayuno salimos a la puerta del hotel donde habían varios taxis esperando por pasajeros y pactamos con uno de ellos un recorrido por los sitios que nos interesaba visitar. Esto parece ser una práctica habitual ya que tenían fotos y panfletos turísticos para ofrecernos esos destinos y algunos más que nosotros no visitamos (Pedra de Lume, Terra Boa…). En un día de taxi da tiempo para recorrer toda la isla.

La primera parada la hicimos en Espargos, que es la capital de la isla. Es una ciudad con calles empedradas, casas de colores, una bonita plaza con una iglesia azul y un ritmo de vida muy tranquilo (era un día festivo, 20 de enero. Día de los héroes nacionales). También se puede subir al mirador para tener una vista aérea de la ciudad.


 
La segunda parada la hicimos en Palmeira. Una ciudad con un pequeño puerto pesquero donde se puede ver la compra-venta de pescado recién cogido. Es como una lonja a pequeña escala. Aparte de esto, dimos un paseo por sus bonitas calles para descubrir otros rincones (es un bonito pasatiempo)

La siguiente parada la hicimos en Buracona, al norte de Palmeira. Una zona de paisaje volcánico con piscinas naturales, donde la principal atracción es el “ojo azul”. Un reflejo del sol sobre el mar. Había también un bar, unos puestos de artesanía y Monte Grande (con sus 406 metros).

Seguimos con nuestro taxista hasta Santa María, donde, finalmente, nos despedimos de él.

Santa María es un sitio encantador, lleno de vida local y extranjera. La playa es preciosa. Tiene un muelle de madera que la parte en dos, en el que también se puede ver gente vendiendo y comprando pescado, saltando al cristalino mar o simplemente paseando. Sus callejuelas, con sus tiendas y bares, son muy bonitas y llenas de vida.

Íbamos decididos a comer langosta en el Restaurante Barracuda, pero como no había, decidimos probar los percebes y las cracas que también son típicas de allí. Muy buenas y a muy buen precio. Tras la comida nos quedamos disfrutando de la playa, el sol y la tranquilidad.

La vuelta al hotel la hicimos caminando por el litoral (desde Santa María hasta más allá de Punta Preta). Tardamos unas 2 horas (aproximadamente), realizando algunas paradas para el disfrute personal. Durante el camino hay inmensas porciones de playa absolutamente desiertas. El paseo es indescriptible.



 
Día 3: SAL

Este día fue un día de relax, aprovechamos para darnos un masaje en el spa del hotel, comer la langosta que no pudimos el día anterior, pasear por Santa María, disfrutar de la playa…

El destino nos gustó y nos dio pena no disponer de más tiempo para hacer alguna escapada a alguna otra isla (Sao Vicente o Boa Vista)



Día 4: SAL - GRAN CANARIA

Aparte de desayunar y disfrutar, un poco más, de la hermosa playa, no hicimos mucho más.
El vuelo de vuelta hizo una escala técnica en el aeropuerto de Praia.
 

E.Jota