BULGARIA: 8 DÍAS/7
NOCHES. OCTUBRE 2017
Sofía, Veliko Tarnovo,
Tryavna, Shipka, Kazanlak, Plovdiv, Hisarya,
Rila, Blagoevgrad y Boyana.
Día 1: Sofía.
Realmente
fue un día de aeropuertos. Llegamos (una mujer y un hombre) de madrugada al
aeropuerto de Sofía, donde habíamos concretado con el alojamiento (Hotel Light)
que nos recogiesen para evitar pérdidas de tiempo esperando un taxi a esas
horas.
Del aeropuerto al centro son unos diez minutos. Nota: El precio del servicio de recogida sale por más del doble que un
taxi, pero Bulgaria (hasta hoy) es un destino económico y se puede permitir.
Día 2: Sofía – Veliko
Tarnovo.
Tras tres horas sobre una
cama (lo de dormir costó algo más) nos levantamos con el alba (7.00 am) para
preparar todo, ir a cambiar dinero, recoger el coche de alquiler y hacer una
breve inspección a los alrededores. El hotel (pedimos doble estándar) servía
para dormir y ducharte. Limpio, céntrico y con desayuno incluido (normal). El
spa se limitaba a una sauna y unas duchas. Fue el más caro de todo el viaje.
La primera
impresión de Sofía fue tan grata que nos entraron más ganas de descubrirla en
los últimos días, cuando volviésemos.
El tipo
de cambio era similar en casi todos los lados, aunque si entras en bancos y
casas de cambio mientras paseas, quizás puedas ganar algún céntimo. La moneda búlgara
es el leva y en ese momento estaba en torno a 1euro/2 leva (1,952…) Hay que
tener en cuenta que el establecimiento no cobre comisión y la cantidad que se
va a cambiar. Si quieres hacer previsión ten en cuenta que es mejor realizar la
operación en Sofía (el cambio era algo más favorable)y que en toda Bulgaria:
1
comida estándar para dos: 10 - 12 euros
1
cerveza en un bar: 1 - 1.20 euros
1 litro
de gasolina: 1 euro
El
coche lo alquilamos con Surprice La empresa cumplió con todo lo pactado (coche
nuevo, GPS…) positivamente, pero, el primer día, el trabajador que tenía que
acercarnos el coche al hotel (era posible ese servicio a un precio competitivo)
se retasó más de una hora. NOTA: La
mayoría de carteles e indicaciones de las carreteras y calles no están
solamente en cirílico.
Hasta Veliko Tarnovo fueron
unas tres horas de trayecto. Las carreteras, por lo general, no estaban tan mal
como las pintaban por ahí, aunque la conducción local era bastante agresiva.
Nos
alojamos en el Guest House Stambolov. A una calle y unas escaleras del casco
antiguo. Una amplísima habitación con vistas al río y al Monumento de la
Dinastía Assen, colgando de la ladera, limpia y ambientada. Eso sí, la cama no
era demasiado cómoda.
Veliko
Tarnovo fue la antigua capital de los zares búlgaros. Sin querer entrar en
detalles, Bulgaria en general, nos sorprendió por la cantidad de historia y
restos arqueológicos que conserva de diferentes civilizaciones (por allí pasó
todo quisqui) Es muy rica en ese aspecto histórico-artístico-cultural, aunque
resulta evidente que no le sacan todo el jugo que podrían.
La
ciudad como principales atracciones tiene, a nuestro juicio, la Fortaleza de
Tsarevets (2 euros la entrada), el Monumento de la Dinastía Assen y, por
supuesto, el barrio antiguo (centro histórico) con las calles del antiguo
bazar. El resto de monumentos no son tan impresionantes, pero es interesante ir
a verlos, ya que, amén del interés del monumento en cuestión, saltando de uno en otro se va conociendo la
ciudad y encontrando bonitos rincones.
La calle principal Vasil Levski, que sirve de entrada y salida, de Veliko
Tarnovo tiene algunas casas de época de colores, con balcones pintorescos. También
es conveniente saber que para llegar a los pies de los caballos del Monumento
de la Dinastía Assen sólo hay dos formas de hacerlo. La del puente (por la calle
Vasil Levski) es la más rápida . Ese día lo vimos casi todo, a excepción de la
fortaleza, sin necesidad de correr y con frecuentes paradas por unos u otros
motivos.

Para
cenar, aconsejados por la guía, fuimos a Han Hadji Nikoli. El lugar con su
patio y muros de piedra es encantador y el edificio tiene su historia, pero la
comida no es buena. Quizás, si se quiere ver, mejor tomar un refrigerio, aunque en realidad hay muchos
rincones con encanto donde poder hacer esto último por el casco antiguo (en uno
u otro estilo)
Otro
mito que se vino abajo en el viaje fue el de las jaurías de perros salvajes.
Cierto es que había muchos abandonados, pero vimos que la mayoría eran
atendidos por lugareños y tenían puesto un chip en la oreja (suponemos que
certificaría algo: vacunado, esterilizado…) Fuera de eso… había muchísimos más
gatos (a nosotros nos encantan los gatos… y los perros)
Día 3: Veliko Tarnovo
– Kazanlak (Tryavna, Shipka)
Nos
levantamos temprano para poder darle
otra vuelta al casco histórico y desayunar en Coffee House Stratilat (un
desayuno muy rico) Luego, mapa en mano, visitamos la fortaleza. En el
alojamiento nos guardaron las maletas sin ningún cargo.
Para la
fortaleza son un par de hora si se quiere ver todo con calma. Es muy
interesante. Todavía seguían escavando y restaurando la zona, por lo que pronto
será aún más interesante (suponemos)
Veliko Tarnovo
es para recorrer a pie. Las distancias no son largas en ninguna dirección desde
el centro histórico y perderse en sus calles empedradas es un placer. Lo que si
era un poco complicado era encontrar un aparcamiento público en el que poder
dejar el coche más de tres horas.
Decidimos
hacer una parada en Tryavna (1 hora de carretera) para comer algo y porque
contaban que era un lugar recogido y singular. Y efectivamente era hermosa.
A la
entrada del pueblo hay una iglesia curiosa, luego algún edificio pintoresco o
algún parque o puente, pero lo interesante está en el casco histórico. Amén de
los museos e iglesias, destacan los tejados y bonitas fachadas de la mayoría de
casas. Lo mejor está cruzando el antiguo puente de piedra... La plaza Diado
Nikola rodeada de edificios emblemáticos (antes de cruzar el puente de piedra) es
muy bonita. OJO: la oficina de turismo
cierra de 13.30 a 16 y está fuera del casco histórico.
Comimos en uno de los
restaurantes justo en la plaza. BBB. Cabe comentar que los hosteleros en
Bulgaria, por regla general, son secos. La sonrisa no les viene a la cara. No
es que sean desagradables, pero tanta frialdad nos chocó un poco. También es
necesario saber que niegan y afirman (gestualmente con la cabeza) al revés que
en la mayoría del mundo. Ósea, que si pides una cerveza al camarero y el tipo
niega con la cabeza es que efectivamente te la va a servir.
A nivel
climatológico, por lo general: Frío de 7h a 10h y de 22h en adelante. Buen
clima (en camiseta o algo ligero) de 11h a 20h.
Hicimos
otra parada en Shipka (hora y poco). Realmente el plan era ir a una especie de
mirador y luego visitar la bonita
iglesia, pero algún cruce nos saltamos que sólo pudimos ver la iglesia.
Bastante vistosa. En la zona de parking se ponen puestitos curiosos.
Kazanlak
(a 20 minutos desde el monasterio de Shipka) fue la ciudad más anodina de todas
las que visitamos. Fuera de sus dos principales reclamos (Tumbas Tracias y
Museo de las Rosas) y algún parque no ofrece mucho más. Se puede visitar el
mercado (El Pasar), callejear por ahí o descansar por la zona de copas y
restaurantes (Plaza Sevtopolis) Esa noche cenamos allí en la Pizzería House que
también era de las tres B (BBB)
El
Hotel Diamond estaba bien ubicado y era
formidable. Las habitaciones (con una gran terraza) cuidadas al detalle,
acogedoras, limpias, trabajadores empáticos que sonreían… y una variedad y
calidad en los desayunos (de pago) muy a considerar.
Ese día
llegamos a ver el mercado y las tumbas tracias (aparte de callejear por ahí) No
entramos al museo de las rosas, pero el parque es aconsejable.
DÍA 4: Kazanlak – Plovdiv
(Hisarya)
Kazanlak
no mejoró mucho por la mañana.
Elegimos
Hisarya (1 hora de coche) como parada para conocer algunos de esos balnearios-spa
de aguas minerales de los que se hablaba (Hotel Hisar). El spa era normalito:
un par de bonitas piscinas interiores, otras exteriores, sauna y baño turco
normalitos, jaquzzi y algún chorro suelto… poco más. Aunque siendo nosotros de Canarias,
probablemente tengamos otros estándares en esas instalaciones. Lo del tema del agua mineral y el juego con
las temperaturas si nos resultó más curioso. El agua o no tenía o tenía muy
poco cloro… La sensación era más agradable que en las piscinas tradicionales.
Luego
nos dimos un pequeño paseo por los restos de las murallas romanas.
A
Plovdiv son apenas 45-50 minutos de carretera. Desde el coche, al llegar, sé ve
que el lugar está creciendo apabullantemente. La ciudad nueva encima es
interesante y tiene mucho ambiente nocturno. Sin embargo, la ciudad vieja son
palabras mayores. Aunque recogidita, tiene un encanto especial y está plagada
de plazas, ruinas, iglesias, capillas. OJO:
A la ciudad vieja sólo pueden entrar coches con permisos especiales: policías,
comerciantes, habitantes del lugar y los turistas que se hospedasen dentro de
ella. El permiso te lo tramita el hotel con los datos del coche y se recoge en
la garita donde te paran si vas a entrar a la ciudad vieja.
El Hotel Evmolpia fue otro
lujo, aunque el colchón tuviese bastante margen de mejora. Todo increíble
(hasta el desayuno incluido) Te recibían (era gratis todo el tiempo) con una
riquísima limonada con menta e intentaban interactuar y eran muy amables. Tenía
multitud de buenos detalles.
Ese día nos dio tiempo de
ver todo el casco histórico callejeando, visitando iglesias y casas
emblemáticas. En la plaza de la torre de la Iglesia de San Konstantin existen 5
bifurcaciones:
La que sigue colina arriba y llega hasta el mirador
es cortita. Allí están los restos de la antigua Fortaleza Nebet y el mirador. También está el recomendable
restaurante donde cenamos ese día muy bien (Rahat Tepe). Para noches cálidas la
terraza sería aconsejable por sus vistas. Nosotros cenamos dentro.
Otro
camino sería el que pasa por el arco contiguo a la torre. Es un paseo precioso
con callejuelas y escaleras que lleva hasta el barrio de los artesanos. Según
lo que se quiera patear, subir y bajar, y el interés por perderse, se puede
hacer más largo o más corto. Lo cierto es que no será por curiosidades…
Nosotros llegamos a los restos del teatro romano desde este camino. Estaba bastante
bien conservado. Habían bonitas terrazas a sus alrededores (cerraban a las
cinco)
La
calle enfrentada a la torre (la de nuestro hotel) tiene un paseo circular con
casas emblemáticas y museos curiosos no muy largo.
Las dos
restantes son más anchas y céntricas pero igual de interesantes que el resto.
Estas, si se siguen recto (sin desvíos) llevarían a la zona de la mezquita en
el barrio nuevo. En todos lados hay indicaciones para dirigirte a los lugares
indispensables sin problemas.
Todavía con luz fuimos a picar algo y conocer
el barrio nuevo. En él, se entremezcla muchas cosas (estilos, épocas…). Su
punto neurálgico sería las ruinas del estadio romano (de una de las gradas) Es
poca cosa, pero curiosa e insertada en la zona de una forma bastante original.
Por esa zona aparte de la mezquita hay
otros templos. Desde las ruinas hacia el río está la zona de copas y ambiente
del lugar (Kapana). La zona es bohemia y resulta curioso ver gente de todas las
edades en los locales mezclados. No es demasiado grande, pero si animado. Si
continuas más hacia el río la zona decae al salir del subterráneo y sigue
languideciendo rumbo al puente (rio). Hacia el otro lado (la Plaza Central) el
ambiente no es tan propenso para tomar nada, pero es muy bonito y no languidece
en absoluto. La fuente de la plaza (como muchos otros edificios y ruinas) se ilumina
y le dan al lugar un ambiente agradable para pasear y callejear un poquito al
atardecer o de noche.
Oímos
en algún lado que era la ciudad más antigua de Europa.
DÍA 5: Plovdiv –
Blagoevgrad (Rila)
Madrugamos,
desayunamos, una vuelta y rumbo a Rila (3 horas y poco) Es frecuente encontrar
pasos a nivel para trenes y chatarreros con venta de antiguallas donde
curiosear.
El
monasterio es imprescindible. Una pasada. Una pena que no dejen visitar el interior. Dejan visitar el patio y la
iglesia, nada de habitaciones o pasillos.
El
lugar también es conocido por sus senderos donde realizar pateos por la
naturaleza, pero no fuimos preparados. De bajada del monasterio paramos a comer
en Topanah (rodeado de coloridos panales de abejas y naturaleza). Lo de siempre
BBB, pero además el sitio era bonito. La carretera es de curvas y conviene
tener cuidado con los animales (perros, gatos y kamikazes)
A Blagoevgrad
se llega rápido (20 minutos) Nos quedamos en el hotel Luxor. Amplio y limpio a unos 5 minutos de las plazas
( Plaza Bulgaria, Plaza Makedonia y Plaza Georgi Izmirliev Mekedoncheto), la
calle de los paraguas(calle principal de comercios) y la ciudad vieja (Varosha).
El resto del lugar carece de interés. Quizás un paseo por orilla del río (no es
gran cosa) y poco más. Tenían un parque acuático (pero estaba cerrado). Poca
cosa. La zona de las tres plazas, sus aledañas hasta la universidad americana, sin
embargo, son muy entretenidas y buen lugar para comer o cenar (no tanto para
desayunar).
Ese día
comenzamos en el punto de información turística frente a la Universidad
Americana para desembocar en la calle de los paraguas y las plazas. Lo tomamos
relajado. Al atardecer nos acercamos a la ciudad vieja. No estaba muy
iluminada, pero es bonita de ver (aún a oscuras) y fácil de visitar. No
obstante, volvimos a la mañana siguiente (con luz)
Cenamos
en Downtown. Era un poco más estiloso y la comida más sencilla, pero con
bastante buen ambiente y, como no, BBB.
DÍA 6: Blagoevgrad –
Sofía (Boyana)
Desayunar en Blagoevgrad es
complicado antes de las 11h. Nosotros encontramos un lugar (Raffy) de desayunos
contundentes con zumos de naranja muy caros y malos.
De
camino a Sofía, en sus anillos externos, al sur, está Boyana (hora y media). En
Boyana o ves la Iglesia de Boyana o ves el Museo Nacional de Historia (o ambas
cosas). Ya sin entrar los lugares son curiosos. Ambos están a un paseo el uno
del otro.
En
Sofía volvimos a quedarnos en el Hotel Ligth. Sin lujos, pero una ubicación muy
buena (para nosotros). Decidimos dejar el coche al día siguiente para tener
libertad a la vuelta y porque se iban a cobrar el día igualmente. Aun así
llegamos bastante temprano.
Primer
día para ver lugares de interés y ver cuánto nos quedaría para disfrutar de Sofía
relajadamente. Hicimos un recorrido básico:
Cuando
llegas a la mezquita, el meollo estaría hacia arriba y/o a la izquierda, pero a
la derecha (por la sinagoga) se encontraba el mercado de las mujeres… y a
nosotros nos tira un mercado mucho. Muy recomendable. Los artículos de
artesanía son algo más caros allí que en tiendas más de barrio.
Comimos
en unos puestitos del propio mercado. El camino de por sí está salpicado de
iglesias, mezquitas o sinagogas… aunque no aparezcan señalados en las guías la
zona y calles aledañas son bastante singulares y divertidas también.
Hacia
arriba de la mezquita estaría la iglesia Sveta Nedelya y La Rotonda de San
George y hacía la izquierda el verdadero meollo. Por los alrededores de la
propia mezquita, de entrada, te encuentras Las Ruinas del Antiguo Complejo Serdika. Desde
allí hacía la catedral, se gira a la izquierda dirección Tsar Osvoboditel, se
ve el Teatro Nacional, la Iglesia Rusa, Asamblea Nacional y algunos parques
(entre otras muchas cosas). Por la zona de la Catedral Alexander Nevski hay
otras iglesias y templos, y en los parques aledaños se ponen puestitos.
Si
sales por detrás de la catedral rumbo a la Biblioteca Nacional, Universidad de
Sofía St. Kliment Ohridski hasta llegar al Palacio Natural de Cultura y
terminar en la calle comercial Vitosha, puedes dar el trabajo casi por
concluido. Hay un par de bonitos parques y monumentos a la rusa, si pudiesen
interesar, durante el camino. Nosotros llegamos atardeciendo a Vitosha, pero
con el trabajo hecho. Estuvimos por la zona paseando, descansando y luego
cenamos en un sitio de comida rápida. Vitosha estaba a un paseíto del hotel.
DÍA 7: Sofía.
Este día visitamos alguna
cosa pendiente, como la sinagoga que estaba cerrada el día anterior, y luego
nos pateamos algunos barrios sin tanto glamour, más autóctonos, pero donde se
encontraron lugares interesantes (la mayoría al margen de las guías) y nos
tomamos el día más relajado. Comimos turco.

Así, tuntuneando hasta llegar a Vitosha para seguir la excursión. NOTA: Si se cansan de caminar los taxis son
baratos.
Cenamos en Manastirka
Magernitsa. Muy recomendable, aunque bastante más caro que la media del país.
DÍA 8: Sofía (casa)
El
avión salía a las cinco y el taxi eran 10 minutos hasta el aeropuerto (7 euros).
Como queríamos madrugar para dormir en el avión, acompañamos a los tenderos en
su apertura para comprar unas especias. Luego vagabundear, desayunar… y tres
horas antes al aeropuerto.