COSTA OESTE EEUU: 13 DÍAS/12 NOCHES: JUNIO-JULIO 2017.
LOS ÁNGELES - GRAN CAÑÓN – WILLIAMS - LAS VEGAS – FRESNO – YOSEMITE -
SAN FRANCISCO – LOS ÁNGELES (SANTA BÁRBARA)
DÍA 1: LA
Habíamos
alquilado (2 mujeres, 2 hombres y una niña de 6 años) un apartamento en
Wellworth Apartments (Westwood) Un sitio tranquilo y bien situado para moverse (en
coche) a todos lados. El lugar es recomendable, aunque nunca tratamos con nadie
personalmente (todo fue por llamadas) No es que haya un ambiente especial de
noche, pero hay sitios para comprar algo e incluso cenar o desayunar.
También
alquilamos un coche desde el primer día (imprescindible) Una vez confirmada la
reserva el cliente selecciona y elige el coche (dentro de la gama) que más le
guste. No tiene ninguno asignado en concreto. Te hacen hincapié en el seguro de
ruedas. Muy necesario. Nosotros vimos, en dos ocasiones, como se estallaron
neumáticos, supuestamente por las temperaturas que alcanzaban las calzadas.
Aparte se veían ruedas estalladas por todos lados a cada momento. Esto es
interesante a la hora de elegir coche. La empresa de alquiler Thrifty ofrece
recogida en el aeropuerto hasta sus oficinas. Y están muy cerca.
La
Ruta básica del viaje era el triángulo Los Ángeles, Las Vegas y San Francisco…
con unos trechos de Ruta 66 y unos cuantos parques nacionales. Es algo que
venía de antiguo.
Ya
anocheciendo, de camino al apartamento, paramos a cenar en el IN-N-OUT, una
conocida hamburguesería que es sobrevolada por aviones cada pocos minutos… o
segundos debido a su cercanía al aeropuerto. El sitio es curioso y no demasiado
caro comparado con cualquier otra cosa en LA. Poco más o menos que planificamos
por encima el día siguiente y nos fuimos a dormir.
Para
visitar LA es imprescindible tener coche. Indistintamente de lo que se quiera
ver… todo está lejos. Otro debate es lo que se quiere ver y que grado de
interés puede tener para uno. Grosso modo, consideramos que a esta inmensa
ciudad se le ha dado demasiado bombo en comparación con lo que realmente puede
ofrecer.
DÍA 2: LA
Tras un paseo
matutino por los alrededores del alojamiento (hay un cementerio de veteranos
por los alrededores) desayunamos en La Cafetería Panini, que sin ser demasiado
cara (los platos y batidos eran contundentes) ya dejaba notar algo la subida de
precios.
Luego
(todavía temprano) cogimos el coche y nos acercamos (20 min aprox) a Hollywood
Boulevard. De camino se encuentra Beverly Hills, Rodeo Drive… y mucha gente
majada. El sistema para salir de las intersecciones a la derecha nunca lo llegamos entender (en
todo el viaje), parecía ser algo aleatorio.
Para
cualquier parada o para visitar cualquier cosa era necesario hacer uso de un parking.
Los privados son un pastón y encontrar en la calle, en zonas principales, es
prácticamente imposible (por no decir sólo imposible) Aparcar por el boulevard
fueron, da igual el tiempo que se estuviera, 20 dólares. Era por noche (24
horas) Fuera de esto: o se hace uso del inexistente transporte público de LA, se cogen taxis o te achicharras bajo el sol paseando por calles infinitas sin
ningún atractivo.
El
paseo de la fama, fuera del rollito de las estrellas y las huellas y algún
mercadito que se pueda encontrar, es un fiasco. El sitio, aparte de abarrotado,
es cutre, sucio y sin ningún glamour. El teatro Kodak (ahora Dolby) parecen
unos multicines. La entrada es una porquería, la salvan unos neones con las
películas galardonadas en estos años. Habrá que fijarse bien en los próximos
Oscars. También es gracioso ver a la gente disfrazada, pero solo gracioso. Hay
un mirador, por los alrededores, desde donde observar las letras de Hollywood
en la distancia.
De
allí fuimos a la costa. Primera parada en Venice Beach. Por aparcar en los
alrededores, en los mismos términos de siempre (24h), llegaban a pedir 40$...
una locura. Estuvimos tentados de irnos, pero finalmente conseguimos por 20$
(otro pufo). El trayecto fue algo más de media hora.
El
lugar tampoco desprende glamour y está saturado de gente. Hay unos puestos
pseudo-hippies (todos caros), la playa (hay puestos de vigilantes), peña
jugando al bascket o musculándose y poco más. Es otro sitio de avistamiento de
majados. Ni rastro de chicas voluptuosas u hombres fornidos. Ese día por 5
salchichas, 5 refrescos y un churro nos clavaron más de 50$.
Hombres-anuncio publicitaban médicos y lugares
para poder hacerte con marihuana de forma legal. En algunos puntos (como en éste)
el consumo era evidente, pero en casi todos lados, de California, su aroma era
recurrente.
Santa
Mónica fue lo siguiente que visitamos (más cercano) y, quizás, lo mejor de ese
día. Conseguimos aparcamiento por 7$ (un chollo) Allí terminaba la Ruta 66. Es
curioso de ver. Su Pier, con el pequeño parque atracciones y los pescadores, o
simplemente la playa son propicios para un paseo, aunque con mucha gente alrededor.
Esa
noche compramos unas pizzas y fuimos al alojamiento a cenar y descansar.
DÍA 3: LA (UNIVERSAL)
Desayunamos
en el apartamento y fuimos a ver los parques temáticos de la Warner y Universal.
La temperatura llegaba a topes exagerados desde temprano. En la Warner no
dejaban entrar a menores de 7 años (al loro). Como no pudimos entrar fuimos a la Universal solamente.
Tenemos
que decir que aunque, en principio, no teníamos un entusiasmo excesivo para
visitar los parques, finalmente, resultó bastante entretenido, aunque muy caro.
También hay que comentar que la idead primaria de ver los dos hubiese sido
excesivo y, quizás, un desembolso de dinero al que no le hubiésemos sacado
mucho partido. Con el de la Universal es suficiente en tiempo, dinero y energía
(es muy grande y con muchas cosas que hacer) Ese día no dio tiempo para mucho
más. Comimos en el parque (caro) y cenamos en el apartamento.
NOCHE 4: LA
Último
día en LA. Día para recorrer el Old Town, repetir algunas zonas, nuevamente y
buscar algunas localizaciones freak de películas.
Empezamos
yendo al Venice High School (Grease), luego, con ayuda del GPS (pasando por
Rodeo Drive) llegamos a la casa que se utilizó para los exteriores de Pesadilla
en Elm Street y terminamos en la casa que se utilizó para el videoclip de
Thriller (Michael Jackson). En esa misma calle (casa de Thriller) había otras
localizaciones como la de serie Embrujadas y, según nos dijo un vecino, creemos
recordar que, Thor.
Hecha
la fricada nos pusimos rumbo al Old Towm. La zona de rascacielos y edificios
oficiales no nos dijo nada especialmente. Mucho sin hogar, majado y poco más.
Sin interés. El barrio de El Pueblo de los Ángeles (la parte más antigua), sin
embargo, nos pareció más entretenida y digna de visitar, aunque más que en LA
daba la sensación de estar ubicada en algún pueblito de México. Tampoco es que
fuese demasiado grande, pero sí entretenida. Hay una plaza, una zona de puestos
y muchos restaurantes mexicanos. Allí comimos en La Golondrina. Muy bueno y
económicamente asequible. Nos vimos demasiados turistas tampoco.
Una
vez recargamos pilas fuimos al estadio de LA. Uno de nuestros amigos es
seguidor de los Lakers y le hacía ilusión. Aparte del estadio (similar al resto
de estadios) había muchas esculturas de mitos del baloncesto, boxeo y
televisión, dispersas por los alrededores.
Cerca
de ahí se encontraba The Santee Alley, un lugar que habíamos leído era
interesante para realizar compras económicas. Comentaban que se podía comprar
al por mayor o al por menor. Los precios que vimos eran para todo los gustos,
había cosas económicas y otras no tanto, aunque tuvimos mala suerte debido a
que muchas tiendas cerraban a las cinco y no pudimos inspeccionar la zona a
fondo. El lugar tampoco es que sea bucólico, son unas cuantas manzanas de
tiendas (tipo almacén) y unos callejones (zona principal) con otras tantas.
Pero, vamos, tampoco era una zona comercial al uso. De hecho la guía advertía
de que podía ser un poco peligroso. A nosotros no nos lo pareció.
Como
nos habíamos quedado un poco maguados y para aplacar nuestra ansia consumista, como
ya no teníamos otra cosa que hacer, nos fuimos a unos outlets cercanos (Citadel
Outlets) y de ahí para el apartamento a cenar y dormir.
DÍA 5: LA – GRAN CAÑÓN (PEGGY SUE’S)
Un
calor tórrido nos acompañó ese día. No sabemos si alcanzamos los 50º C, pero la
zona, según las noticias, picó los 52º C.
Antes
de dirigirnos al Gran Cañón del Colorado hicimos una parada, con desvío
incluido, a Peggy Sue’s. Es un restaurante de carretera situado en la carretera
de Yermo. Son aproximadamente 2 horas de carretera, pero vale la pena visitar
el lugar (magníficamente ambientado)Los batidos son excepcionales. NOTA: Si se tiene en mente realizar una
ruta parecida a la nuestra podría ser mejor idea dejar la visita a Peggy Sue’s
para la vuelta, en el trayecto de Las Vegas a San Francisco.
De
Peggy Sue’s al Gran Cañón (Tusayan; North Rim) calculad cerca de 6 horas de
carretera más. Nuestra intención era llegar para ver el atardecer desde los
miradores del Este (se puede ir en coche a ellos), pero lo cierto es que se nos
echó la noche en la carretera y tuvimos que dejarlo para el día siguiente. La
entrada la realizamos pagando con tarjeta de crédito (30$ por automóvil) en la
entrada (ya no había empleados) y nos hospedamos en Maswik Lodge. El
alojamiento para lo caro que era no valió mucho la pena. No había wifi, ni aire
acondicionado en las habitaciones y el aspecto (a excepción del recibidor) era
bastante chusco. Lo único bueno que estaba dentro del parque y, al menos para
ver el amanecer, no tuvimos que madrugar tanto. Poco hicimos esa noche. Dimos
un pequeño paseo por la zona (alrededores del alojamiento), cenamos algo que
habíamos comprado por el camino y a dormir (en modo derrotado)
DÍA 6: GRAN CAÑÓN – WILLIAMS – LAS VEGAS
Nos
levantamos antes del amanecer para esta vez no perdernos las vistas de Gran
Cañón en ese momento del día. Se puede decir que, a esas horas, incluso hacía
frío, pero en cuanto salió el sol las temperaturas comenzaron a subir
desmesuradamente y a las 10 ya estábamos en torno a 35º C (una exageración).
Cualquier tipo de ruta o senderismo se hubiese convertido en un riesgo. La
imagen del amanecer fue impactante y preciosa. Mereció la pena el madrugón.
Para la zona del amanecer se deben tomar las guaguas (gratuitas) que pone a
disposición el parque. Los horarios están pensados para ver tanto el amanecer,
como el atardecer. El mejor mirador para el amanecer es Hopi Point y luego se
pueden visitar los otros a pie o en guagua, según el gusto. No vimos demasiados
turistas a esas horas, si acaso una docena. Durante el camino de un mirador a
otro (tanto en los del amanecer, como en los de atardecer, se pueden divisar
muchos ciervos y ardillas). Los del Oeste (amanecer), para nuestro gusto,
son menos espectaculares que los del
atardecer.
Tras
visitar los primeros, cogimos una guagua para ver los del atardecer, aunque
fuese sin el espectáculo de la caída del sol. Como ya dijimos, son mucho más
majestuosos en nuestra opinión. Y así terminamos la visita al Gran Cañón. Si no
hubiese sido por el calor, y porque ese era el plan estipulado, no hubiese
sobrado otra noche más para realizar alguna actividad (más naturaleza y menos
paliza de carretera), pero tuvimos que seguir hacia Las Vegas.
Antes
de seguir hacia Las Vegas, a una hora de camino desde Tusayan, paramos en
Williams. Es un pueblo de la Ruta 66 muy, muy bonito y caracterizado de la
época en que la ruta tuvo su esplendor. Allí comimos en el Café 66 (al estilo de
Peggy Sue´s; muy aconsejable) y curioseamos por los alrededores. Sin duda
mereció la pena. El pueblo no es muy grande, pero de lo más destacado en lo que
a paradas de la Ruta 66 se refiere. Hay otras localizaciones mucho más chuscas.
Tres
horas para llegar a Las Vegas. Si apetece se puede descansar en alguno de los
miradores o en la propia Presa Hoover, pero desde la carretera no nos pareció
nada del otro mundo y no lo hicimos. Sí que paramos en una estación de servicio
para repostar gasolina en la que, para nuestra sorpresa, además de gasolina,
comida o suvenires, también se vendían armas de fuego. Nos pareció muy fuerte,
aunque estábamos en EEUU y ya nos esperábamos cualquier cosa.
Las
Vegas es más bonita cuando estás dentro del coche y ves las fachadas de los
hoteles que a pie de calle. Sinceramente, a nosotros nos pareció una basura.
Descontando lo ya dicho (fachada de hoteles) o las luces de neón por la noche,
el resto es una mierda. Multitud de turistas desfasados, chicas medio desnudas
en la calle, tipos repartiendo flyers de locales de streeptees (en España
llamados puticlubs) y con excepción de los hoteles-casino más pijos (Cesar
Palace, Bellagio, Venecia…) los otros eran sórdidos y nada bonitos. También
está que visto un casino, vistos todos. El espectáculo de la fuente puede ser
algo más vistoso, pero no deja de ser una fuente y espectáculo luminoso… nada
más. Nosotros lo habíamos planeado y lo hicimos, pero se podría haber obviado
tranquilamente. Nuestros amigos se casaban allí y eso, sin duda, fue lo más entretenido.
La capilla (A Little White Chapel) tampoco nos dijo nada. Además los empleados
prestaban más atención a los intereses pecuniarios propios que al propio evento
que se iba a realizar y los alrededores de la capilla eran muy, muy sórdidos
(incluso se puede decir que se palpaba algo de inseguridad) A nosotros nos
fueron a buscar en limusina. Teóricamente un servicio de la capilla, que los
contrayentes tuvieron que abonar, al chofer, después que este dejase caer si no
les habían dejado ningún sobre por sus servicios.
Otra
cosa buena fue el alojamiento. Fue en Jockey Club y se puede considerar barato
(después de las estalladas anteriores) y bien situado (al lado de Bellagio),
aunque las vistas fuesen a un callejón. Las habitaciones eran escandalosamente
bonitas y bien preparadas.
Después
del bodorrio paseamos por las calles atestadas de gente, entre neones, para
acabar cenando en un restaurante italiano unas pizzas especiales que habían
patentado como propias. Un ejemplo de sordidez fue el casino de París, aquello
nos pareció un lupanar (al menos estéticamente)
DÍA 7: LAS VEGAS – FRESNO
De
día, Las Vegas, presentaba un aspecto más amigable. Aún se veía algún que otro
loco, aunque disperso. Nosotros madrugamos más que nuestros compañeros y
pudimos comprobar como también de una mañana soportable se pasó a un día
atorrante en cuestión de una hora. Visitamos algunos casinos, paseamos por
algunas calles emblemáticas y luego volvimos a recoger a nuestros amigos para
repetir la misma operación, aunque viendo algunos otros lugares (casinos y
calles) diferentes. Luego nos fuimos.
Como
habíamos entrado por el norte, antes de irnos fuimos a ver el típico cartel de
Welcome to Las Vegas. Que podemos decir… un cartel. Por supuesto nos hicimos
las fotos de rigor, pero tampoco es nada del otro mundo.
Fresno
lo cogimos como parada hacia San Francisco por su cercanía al Parque Nacional
de Secuoyas y Yosemite, también porque decían que era uno de los pueblos con más
encanto de EEUU, pero creemos que se debían referir a otro Fresno. Son otras 6
horas de carretera desértica. Llegamos atardeciendo y nos alojamos en Country
Inn & Suites By Carlson (en las afueras). Correcto. Compramos en un
supermercado y cenamos en el hotel. NOTA:
La gente conduce alocadamente y los coches (rectificados) son un escándalo.
Suponemos que en el lugar debe haber afición automovilística.
Otra cosa que
no hemos comentado es la necesidad (nosotros lo hicimos) de comprar alguna
nevera desechable para guardar alimentos y bebidas para los trayectos. Esto nos
salvó la vida en más de una ocasión. Este día el GPS enloqueció y nos desvió a
una carretera en obras y las pasamos canutas para salir, amén de perder 30 o 40
minutos dando vueltas por carreteras y calles sin salida. Comimos en un Mc
Donalds (en carretera) que fue lo único que encontramos.
DÍA 8: FRESNO – YOSEMITE – SAN FRANCISCO
Tras
otro madrugón fuimos a visitar la zona centro de Fresno (no nos dijo nada) y en
vez de tocar el PN de Secuoyas (más que nada por tiempo) nos recomendaron ir a
Mariposa Grove en la entrada Sur de Yosemite, donde dicen están las más
espectaculares. De camino hay alguna población curiosa (Coarsegold) donde es
interesante, si se puede, parar y echar un vistazo. La pena fue que al llegar
al parque estaban acondicionando las carreteras de acceso a Mariposa Grove y no
se podía llegar de otra manera. La opción que quedaba era recorrer algunos
puntos de Yosemite y luego a la salida (de camino a San Francisco) visitar
Merced Grove donde también había secuoyas. Yosemite y las secuoyas, junto con
el Gran Cañón, fue a nuestro parecer lo mejor y más imprescindible del viaje.
Simplemente espectacular. Atravesar todo el parque de sur a norte (con paradas)
y llegar a San Francisco nos llevaría sobre unas 9 horas, pero merece la pena
hacerlo. Comimos de la nevera.
Llegamos
a San Francisco, como es lógico, de noche, con tiempo para realizar el check-in,
salir a cenar unos trozos de pizzas, en el primer lugar que vimos abierto, y
desembotarnos un poco antes de dormir. El parking en el hotel eran 40$ la
noche, pero justo en la esquina de al
lado salía 20$, por lo que nos decidimos por este último. En principio y de
noche nos pareció que San Francisco iba a ser una nueva decepción más del
viaje, pero finalmente resultó ser de lo mejorcito. Sólo por poder olvidarnos
del coche por unos días ya mereció la pena. El transporte público (sobre todo
de día) funcionaba bien. Había unos pases (Muni Passport) con lo que te podías
montar en cualquier transporte (dentro de la ciudad) por 1, 2 o 3 días.
Nosotros cogimos el de tres y salió 32$. NOTA:
Con seis años la niña pagó la mayoría de las cosas (transporte, entradas a parques…)
como un adulto. Creemos que la única excepción fue la entrada a La Roca
(Alcatraz), aunque eso lo traíamos reservado desde casa. En algunos lugares fue
por edad y en otros por estatura.
DÍA 9: SF
Primer día de
reconocimiento real. Los alrededores del hotel Carlton no eran muy esperanzadores,
pero con el tiempo vimos que eran muy similares al resto y el hotel se
encontraba bastante bien ubicado. Tampoco era nada del otro mundo.
Fuimos
a comprar los billetes en Powell Station para el transporte pasando por Union
Square. Al lado (al final de la calle) se puede ver como dan la vuelta
manualmente al tranvía. De allí, ya con los billetes, nos dirigimos a Castro
(barrio gay). Muy interesante, colorido y divertido de ver, eso sí… muy caro.
Comimos por la zona (caro). Tras patearnos el barrio intensamente subimos
cuestas dirección a las casas victorianas que sirvieron de introducción a la
serie Padres forzosos. El paseo es bastante entretenido. Ves muchos barrios con
casas pintorescas y pasas algún parque chulo. Después cogimos un guagua hasta
el barrio hippie (sin interés) para luego seguir la peregrinación hasta la
fachada, propiamente dicha, de la serie televisiva.
Abandonando
los momentos freak, tomamos rumbo al barrio japonés. Son unas cuantas calles
ambientadas en el Japón tradicional con muchas tiendas y restaurantes japos muy
apetecibles. Como los transportes públicos bajan la frecuencia a partir de las
20 horas, declinamos la idea de cenar allí y volvimos al centro para buscar un
lugar para hacerlo por los alrededores del hotel. Por supuesto de dimos otra
vuelta a la zona, aunque la mayoría de lugares ya estaban cerrados o cerrando.
Cenamos en Lori’s Dinner, otro local ambientado de época y que abre 24 horas
(muy recomendable)
DÍA 10: SF
Los olores a
marihuana volvieron a implantarse en el ambiente e incluso vimos algunas
jeringas tiradas por el suelo (en barrios normales). El día lo utilizamos para
ir a ver el Golden Gate, desde el mirador que está justo al lado (guagua). Nos
cogió el día con niebla y las vistas del puente eran limitadas, aunque
hermosas. Después nos acercamos en tranvía hasta Russian Hill, donde se puede
subir y bajar, pero donde la perspectiva del lugar es bastante limitada. El barrio no obstante es curioso y
bonito.
El
clima en SF varía de un momento a otro. En general las mañanas y noches son
frescas-frías y las tardes frescas-templadas. Ese día el clima era perfecto
para el paseo y nos animamos a seguir el resto del recorrido fijado a pie.
De
Russian Hill (en bajada) llegamos al Barrio Italiano (North Beach) y comimos allí
(Taverna Pellegrini; muy bueno). El tema es recorrer el barrio paseando. Hay
iglesias, parques y varias zonas con encanto. Otro tanto de lo mismo es lo que
hicimos en el barrio chino. Éste como todos los barrios chinos del mundo tiene
un escándalo encantador y multitud de tiendas (sobre todo de suvenires) en las
que entrar y salir constantemente.
Para
finalizar el pateo fuimos hasta la calle principal Market Street a ver majados
y bullicio. La calle es mayormente comercial, con tiendas de marca, por lo que,
fuera del consumismo, carece de demasiado interés. Descubrimos unos almacenes
(Ross) donde los precios eran más asequibles que en el resto. Era tipo outlet.
Por la zona estuvimos entretenidos, hasta que llegó la hora de cenar e ir al
hotel.
DÍA 11: SF (LA ROCA)
Era
4 de Julio y los Piers se empezaban a engalanar para la fiesta, aunque todavía
no había demasiada gente. Nos dirigimos al Pier 33, que es de donde sale el
ferry hasta Alcatraz (todo previamente reservado por internet) La Roca es
bastante entretenida de visitar, rompe la rutina de las calles y ofrece buenas
vistas del puente y el skyline de la ciudad. Uno de los antiguos presos estaba
firmando un libro de sus experiencias.
Tras
la experiencia de La Roca fuimos al Pier 39. La zona ya había cogido ambiente.
Comimos en Wipe Out. Bueno y precio moderado (tirando a caro) El Pier era de
los más bonitos que visitamos con norias, tiendas y posibilidad de avistar
leones marinos, aunque estos últimos apenas se movían. Se la pasaban todo el
rato al sol e interactuaban más bien poco.
Por
motivos de las fiestas habían cerrado varias calles y esto afectó a los
transportes, haciendo complicado salir de allí. Eso echó por tierra nuestro
plan de cenar japo, en el barrio, ese día también. Nos conformamos con algo de
comida rápida y fuimos adormir.
DÍA 12: SF – SANTA BÁRBARA
Elegimos Santa
Bárbara por su cercanía al aeropuerto, para no entrar nuevamente al centro de
LA y por ser un lugar tranquilo y de relax. De camino (5 horas y pico de
carretera) paramos a comer en Denny’s, el auténtico filón del viaje en cuanto a
comidas se refiere. Son unos restaurantes tipo cadena, pero que sirven comida
variada y a muy buen precio. El siguiente día, con los dineros escaseando, fue
también nuestra elección para el papeo.
Llegamos,
como no, atardeciendo y nos alojamos en Lemon Tree Inn. Muy bien situado,
limpio y no excesivamente caro. Para cenar compramos unas pizzas y las comimos
en el balcón del alojamiento.
NOCHE 13: STA BÁRBARA
Por la mañana,
en lo que nuestros compañeros se preparaban, fuimos a la piscina para saborear
y sacarle el jugo a las instalaciones del hotel, luego visitamos un poco más
profundamente Santa Bárbara y, finamente (el avión salía de noche), nos
dirigimos al aeropuerto, previa parada para devolver el coche, para volver a
casa
El
viaje debido a las distancias, a la tremenda ola de calor y a lo que ofrecía
los distintos lugares que visitamos nos resultó agotador.
Una última advertencia: A la vuelta las
autoridades americanas del aeropuerto nos forzaron las maletas, según dicen por
seguridad, dejándonos el equipaje libre. Por suerte el equipaje era de
cremallera y no sufrimos daños en el mismo, ni nos faltó nada, pero preguntando
a la tripulación nos recomendaron dejar las combinaciones y candados abiertos
para evitar sustos, ya que, en ocasiones, no tienen miramientos y les da igual
como quede el equipaje. Dijeron que habían visto como algunos pasajeros
recogían la ropa y enseres personales directamente en la cinta (sin maleta) y
con pérdidas considerables en los mismos. Nosotros nos dimos cuenta al llegar a
España y, muy consideradamente, nos colocaron un papel para referirnos que el
equipaje había sido revisado. Una cosa muy rara.
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