SENEGAL: 12 DÍAS-11
NOCHES. OCTUBRE 2010.
LAGO ROSA - SAINT LOUIS - LENGUA DE BARBARIE - SALY (BANDÍA,
MBOUR) - KAOLACK (JOAL-FADIOUT, NDANGANE) - TOUBAKOUTA - DAKAR (GORÉE).
Iberia realizaba (creemos que aún
las realiza) conexiones directas desde Gran Canaria. Y aunque el vuelo
realmente venía de Madrid, y terminaba llegando cerca de las once de la noche a
Dakar, para nosotros era directo.
Día 1) Gran Canaria --- Dakar
Dakar es una ciudad muy movida y
llena de contrastes. La capital senegalesa obliga al visitante a conocerla poco a poco. A trozos... Lo más recomendable
sería, por lo tanto, pasar la primera noche en ella, con vistas a asegurar un
transporte, y comenzar la ruta al día siguiente. Esto nos da la oportunidad de
conocer otras ciudades y pueblos de Senegal
más tranquilamente, con más calma, antes de volver a la frenética Dakar.
Nosotros (2 personas:
hombre-mujer) llegamos en horario de noche. Ya a oscuras. En esas
circunstancias tenemos que reconocer que, al salir de la terminal, quedamos impactados
por la multitud de gente que se nos echó
encima hablándonos a la vez y, también, por el gran número de hogueras que ardían en los aledaños del
aeropuerto. No resultó peligroso. Eso sí, se venga como se venga (mareado,
cansado…) se te quita todo. Un enjambre de personas se nos abalanzó ofreciendo
servicios de maleteros, transporte, guía… Se hacía difícil andar. Es preferible
contratar a los maleteros del interior y decirles que te lleven a los taxis
oficiales. (NOTA: La oficina de cambio permanecía abierta,
pero todo el mundo acepta euros). Una vez asumido todo el bullicio
(siguiendo al maletero) cogimos un taxi dirección Dakar. El hotel (Farid) que
escogimos para esa noche estaba la zona centro (Plateau). El hotel no estaba
mal, pero no era barato. Allí, mientras aguantamos despiertos esa noche y a la
mañana siguiente, estuvimos buscando transporte hacia el Lago Rosa y
curioseando por los alrededores.
Entre pitos y flautas:
Informándonos con distintas personas de los precios de los coches (con chofer)
y realizando el ckeck-in nos cerraron todas las cocinas. Esa noche sólo pudimos
cenar unos frutos secos y unos cuantos refrescos en un bar cerca del hotel.
Después unas chocolatinas que teníamos en la habitación. No fue un día de
mucho gasto.
Día 2: Dakar --- Lago Rosa
Levantarse temprano es
fundamental para no desaprovechar mucho el tiempo. Las carreteras son de tierra y con muchos baches, por lo que es
aconsejable contratar un taxi o chofer lugareño y concertar una hora temprana
para la salida. Las tarifas son negociables y, si se hace así, aproximadamente en una hora se llega al lago.
Nosotros nos levantamos a las
6:30 para dar un paseo por los alrededores y seguir preguntando precios para ir
hasta el Lago Rosa. La zona de Plateau, que era la del hotel, fue aumentando su
actividad y se fue poniendo cada vez más
bulliciosa durante la mañana. Nos fuimos sobre las 10. El transporte lo contratamos
con el tío (taxista) de un recepcionista del hotel. Tras un arduo regateo, pero
sin apretar demasiado, el señor aceptó llevarnos al Lago Rosa y al día
siguiente a Saint Louis. El hombre sólo hablaba wolof (un dialecto local), pero
nos entendimos a la perfección para llegar a donde queríamos o desviarnos para
ver algo que nos interesase. Lo normal, a no ser que se conozca algún dialecto,
es comunicarse en francés, pero no tuvimos problemas para encontrar gente que
hablase español o inglés simplemente preguntando.
El Lago Rosa era la meta del
París-Dakar (cuando la carrera se desarrollaba en el continente africano). Por
aquel entonces acogía bastante turismo vinculado a la carrera y por eso, aunque
la cosa no va tan bien ahora, resultó
fácil encontrar alojamiento sobre la marcha.
El lugar debe su nombre al lago
aledaño que, en ocasiones, se torna de ese color debido a su alta salinidad
(10 veces mayor que el mar) y en el cual
incluso se puede flotar. El Lago Rosa es
un pequeño oasis entre dunas, playas desiertas, pequeños poblados y, por
supuesto, montañas de sal. Un buen lugar para descansar de la carretera y pasar,
por lo menos, una noche.
Llegamos al Lago Rosa antes del
mediodía y nos hospedamos en el hotel Chez Salim. Unas preciosas habitaciones
redondas (con baño) al estilo autóctono, en unas bonitas instalaciones, cerca
de una pequeña lengua del desierto, a un precio inmejorable. A un paseíto de la
playa y, por supuesto, al lado (norte)
del famoso Lago Rosa.
Optamos por un plan tranquilo.
Alquilamos un destartalado jeep con chofer, durante unas cuantas horas, para ir
a conocer los poblados nómadas que vivían entre las dunas, perdernos en el
desierto (por los antiguos caminos del París-Dakar) y recorrer las imponentes
salinas del lago. (NOTA: Se pueden
alquilar: camellos, boogies, motos…). Luego bajamos a la pequeña aldea, dónde
había una coqueta zona comercial de productos artesanales y algunas bonitas
casas de madera. Bañarse en el lago, cuya salinidad es 10 veces mayor que el
mar y donde se puede flotar, es un turistada obligatoria. Y los paseos por las
playas desiertas son inevitables.
Las comidas las hicimos en el
hotel. Y no fueron para nada caras. Pero eso es según lo que se coma, y lo que
se quiera beber. Las cervezas, por ejemplo, están sobre uno o dos euros en la
mayoría de hoteles. Se puede comer en algunos lugares locales en la “zona
comercial”.
En los momentos muertos
preguntábamos precios por transportes y nos dimos cuenta que nuestro transporte
era, por lo menos, un 40-50% más caro de lo que se podía negociar. Al día
siguiente hablamos con el amigo (nos entendimos) y le propusimos que si quería
llevarnos era mejor pagar lo del día, pero no pactar nada hasta no ver otros
precios. El hombre ajustó bastante. De hecho, lo volvimos a contratar para
que nos llevase a Saly por menos de lo
que nos habían costado los dos anteriores… y aún se pudo economizar más.
Día 3) Lago Rosa --- Saint Louis
Ciudad de estilo colonial.
Perfecta para hacer otro alto en el camino y recorrer sus rincones
pausadamente. Es la antigua capital del país y de la colonia francesa del
África Occidental. Son, aproximadamente,
4 horas de carretera algo más estables, pero con algunas sorpresas.
Imprescindible madrugar.
Recorrer las calles de Saint
Louis buscando lugares o encontrando lugares que no buscabas, entre calles de
tierra, es un auténtico placer. Es un lugar fácil de visitar y se recorre
parándose para comer o beber algo, sentándote en un banco o hablando con su
gente. Imprescindible es visitar el barrio pesquero repleto de enormes cayucos.
También hay ocio nocturno y lugares donde tomarse una copa. Sobre todo en los
alrededores del puente de entrada a la ciudad. Se dice que fue el propio
Gustave Eiffel el que lo diseñó.
No encontramos problemas para
comer, a buen precio, mientras recorríamos la ciudad. En un día da tiempo de
visitar sus bonitos rincones.
Buscar alojamiento por la zona
centro no es difícil. Incluso algunos hoteles ofrecen descuentos en los
alojamientos de la Lengua de Barbarie si te hospedas con ellos. Nos alojamos en
el Hotel La Residence. Muy, muy bonito, Es un edificio colonial (no barato).
Allí también reservamos el hotel en la lengua (comidas incluidas), ya que nos
hacía un descuento, por ser clientes, y en la guía, el alojamiento, parecía que
tenía buena pinta. El transporte no estaba incluido.
Aquí fue donde conocimos a
Ismael. Un muchacho (hablaba español bien) que había sido guía en la época de
los rallyes del Dakar. Primero lo vimos en hotel La Residence. Era amigo del
recepcionista o al menos eso nos dijo al principio (al día siguiente, cuando le
esperábamos, y se retrasaba, dijo no conocerle). Nos ofreció (Ismael) hacernos
un precio por acompañarnos y encargarse de transporte, dieta y alojamiento
(conseguía mejores precios). Todo excepto bebidas. Hicimos cálculos y pactamos
no pagar de golpe. Íbamos avanzando y, como al día siguiente íbamos a la Lengua
de Barbarie, le propusimos que nos organizase una visita a la zona de
avistamiento de aves, manglares y así conocer los alrededores. También se
encargó de llevarnos hasta el embarcadero
del Faro de Gandiol y al hotel que
habíamos reservado en la lengua. Pactamos un precio, una hora y lo hicimos.
Día 4: Saint Louis --- Lengua de Barbarie:
Cruzando el rio Senegal, entre
infinidad de especies de pájaros (para los amantes de la ornitología), se llega
a esta zona paradisiaca del país. Su nombre es muy ilustrativo. Es una lengua
de tierra que por lo que se cuenta, debido a la ocurrencia de alguien que pensó
que sería divertido dividirla en dos, ahora, se va consumiendo lentamente. Hasta
que un día desaparecerá por completo.
No hace falta madrugar
excesivamente. Para las jornadas maratonianas que esperan en la carretera se
puede decir que la Lengua de Barbarie está al lado. Habíamos quedado con Ismael
a las 9:30, pero salimos sobre las 10.
Lo más aconsejable es llevar
cerrado el alojamiento desde Saint Louis. Hay que llegar al Faro de Gandiol por
carretera, pero aunque es muy mala por lo menos es cerca. Desde allí se coge un
cayuco que te lleva al lugar pactado. Si se
quiere ver la reserva de pájaros y algunos manglares lo mejor es
llevarlo pactado también desde St. Louise.
Toda la zona es una auténtica
maravilla y hay diversas posibilidades de alojamiento siempre dirigidos al
relax entre el rio y el mar. El Hotel Ocean & Savane es maravilloso. El
alojamiento era unas cabañas que medio flotaban, por el lado del río, y en las
que podía haber cabido otra pareja perfectamente. Las instalaciones respetaban
bastante el entorno y se esforzaron, en todo momento, para que nos lo pasáramos
bien. En todas las comidas hacían algún tipo de espectáculo algo más turístico.
Tenían un bar con unas vistas maravillosas al río. Nada caro. Por el otro
lado de la Lengua está el salvaje océano Atlántico castigando una costa de
playas desiertas, de no ser por la infinidad de cangrejos que había en ellas.
Luego, por la noche, los cangrejos se dirigían a las zonas comunes del hotel y
se hacían fuertes, pero sin molestar.
Todo estaba pagado desde el día
anterior. Así que nos dedicamos a lo que nos invitaba a hacer el lugar.
Relajarnos y disfrutar.
Este primer tercio del viaje,
quizás, resultó un poco más caro que el resto. El hecho de contar con Ismael,
para asesorarnos, abarató bastante los costes en lo que nos restaba de
aventura.
Día 5) Lengua de Barbarie --- Saly
Otra jornada maratoniana en coche (+/- 4:30
horas con paradas). Saly es el lugar más turístico del norte de Senegal. Buen
lugar para buscar alojamiento, disfrutar un poco de la playa y realizar unas
interesantes excursiones a zonas cercanas como: la Reserva de Bandía (para los
amantes de los animales en estado salvaje) y a Mbour (impresionante pueblo
pesquero y mercado).
Se hace necesario tomar 2 noches
para evitar prisas y disfrutar de las excursiones pausadamente. Nos alojamos en
La Médina (zona: Portudal). Un hotel, coqueto, con un gran patio interior y
piscina. Buen precio. A unas cuantas manzanas de la playa. Todo gira alrededor
de la playa.
Saly nos pareció una ciudad sin
mucho encanto autóctono. Muchos negocios estaban regentados por europeos y
ofrecían un ambiente más refinado. También es un lugar con una vida nocturna bastante
animada. Es donde más occidentales vimos.
Hay que reconocer, para que nadie
se lleve a engaños, que tampoco es una zona turística al huso. Por ejemplo,
excepto la calle principal y aquellas aledañas a las grandes cadenas hoteleras todas las demás eran de tierra, con casas sin
encalar y cabras comiendo por las calles (esto último es muy usual).
Lo más interesante de la región
sin duda no está en Saly. Pero para alojarse es aconsejable. El primer día
aprovechamos para relajarnos un poco en la playa, pasear, cenar y una salidita
nocturna. De noche no hay demasiada iluminación y nos costó encontrar el camino
de vuelta.
Día 6) Excursiones
(Mbour – Reserva de Bandia)
Estas
excursiones en función de lo que se pacte pueden llevar casi todo el día.
Nosotros madrugamos y pudimos ver ambos lugares, en su esplendor, cómodamente.
Luego pudimos descansar esa noche, otra vez, en Saly.
La Reserva de Bandía: Lejos de ser una gran
reserva como las de Kenia (con leones, hipopótamos o impalas) merece bastante
la pena visitarla. Se pueden ver jirafas, rinocerontes, hienas, jabalíes y
muchos otros animales libres en su entorno. Menos el rinoceronte todos los
animales son fáciles de encontrar.
Mbour: Ya son palabras mayores.
Su encantador mercado, atestado de gente, con su playa y pueblo pesquero, donde
se ve el pescado pasar desde las barcas,
de mano en mano, a la lonja. Es impresionante Conviene llegar temprano y
visitarlo con calma.
Día 7) Saly --- Joal Fadiout --- Ndangane --- Kaolack
Otras tres horitas y pico de carretera (sin paradas) y con la grandísima
excepción del mercado cubierto (una auténtica e inmensa maravilla), que es el
más grande de todo Senegal (y de los más grandes de África), poco más hay que
hacer por la zona (Kaolack). Por eso lo interesante es tomarlo como lugar
refugio y de paso. Y reservar unas cuantas horas de la mañana siguiente para
visitar tranquilamente el mercado y luego seguir el camino.
La carretera, sin duda, será mucho más
llevadera con las visitas a:
Joal-Fadiout : Única ciudad de mayoría
cristiana de Senegal ( con el suelo completamente cubierto de conchas) La
visita es con guía del lugar a parte del tuyo. Muchos guías hablan español (no
muy bien.) Es una zona encantadora, muy típica y con un cementerio compartido
entre musulmanes y cristianos. Preparad un par de horitas para ver la zona
relajadamente.
Realmente son dos lugares
separados por un puente (Joal y Fadiout) La parte que más merece la pena es
Fadiout.
Ndangane: Pequeño pueblo pesquero,
algo turístico, fácil de visitar. También se puede comer (hay muchos
restaurantes) La playita con los cayucos es preciosa. Se puede tomar un baño.
También visitamos algunas aldeas
y un baobab centenario (o milenario) de camino.
En Kaolack nos alojamos en Hotel
Le Relais. Un hotel de paso, para negocios y esos menesteres, al más puro
estilo local. Ofrece bonitas cabañas para dormir. Tiene restaurante y bar. No
fue de los más baratos.
Día 8) Kaolack ---Toubakouta:
Toda la mañana se puede pasar
recorriendo los innumerables pasillos del inmenso mercado de Kaolack, Está
dividido en zonas gremiales. Hay puestos de santería. Muy típico y aconsejable.
Para disfrutarlo conviene ir con alguien que traduzca y permita interactuar con
la gente, ya que la mayoría sólo habla dialectos.
Toubakouta, sin embargo, es un lugar
para reposar, ver manglares y conocer poblados y sus amables gentes. Aunque
esto último se puede hacer en todo Senegal. Es el lugar perfecto para pasar
otras dos noches y olvidarse del coche por un tiempo.
Son más de 2 horas de coche hasta
Toubakouta. Sería recomendable tomarse, al menos, dos días de relax en este encantador pueblito visitando sus
calles, sus tiendas, y contemplando el atardecer desde algún precioso
embarcadero de madera. Las horas pasarán sin apenas darse uno cuenta.
Hay buena disponibilidad de
alojamientos. Nosotros elegimos el Campamento Les Coquillages. Son cabañitas
sencillas, limpias y muy económicas.
Aquí tuvimos la fortuna de
coincidir, nada más llegar, con la fiesta por el nacimiento de una niña del
pueblo. Un gran evento donde la madre de la criatura se tiene que cambiar de
vestido, varias veces en el día, como parte del protocolo. Fue un auténtico
privilegio para nosotros poder compartir una celebración tan íntima. Pudimos
probar mucho de la rica cocina senegalesa. También nos invitaron al jugar al
futbol con los jóvenes del pueblo y a tomar té en sus casas. Y, por supuesto,
no nos podemos olvidar de nuestro amigo:”Chez Boom”. Un cocinero impresionante
en cuyo restaurante (en aquel entonces todavía en construcción) comimos de
maravilla durante esos días. Había otros lugares locales o alojamientos
donde comer, pero Chef Boom era el mejor. La fiesta (durante todo el día y
noche), el partido, los tés y unas cuantas escapadas para explorar el lugar
consumieron un fabuloso día.
Día 9) Toubakouta (Excursiones)
El día siguiente se puede dedicar a navegar
viendo manglares y visitar los poblados de los alrededores que, aunque suene
pesado repetirlo, nos parecieron maravillosos. Conocimos algunos reyes y reinas
de aldeas. El río y sus manglares esconden unos rincones preciosos. Es un lugar
para saborear tranquilamente.
Día 10) Toubakouta --- Dakar
Desde Toubakouta hasta Dakar
queda por delante una jornada
maratoniana en coche (+/- 5 horas). Lo hicimos de pechada. Sólo paramos para ir
al baño.
Como ya se advirtió Dakar hay que
tomárselo con calma. Y excepto la excursión a Gorée, que se puede hacer por
libre tranquilamente, es recomendable ir de la mano de algún lugareño cuando se
quiera visitar los rincones de Dakar. Es mucho más cómodo en tanto en cuanto
existen zonas, en general por el centro, de un bullicio y un tráfico infernal donde,
como en el aeropuerto, las personas se te abalanzan para venderte o decirte
algo. No siempre es así, pero puede pasar de no ser así a serlo rápidamente y
hay que estar atento.
Nuestro campamento base lo
pusimos esta vez en Ngor, el Hotel La Brazzérade (bonito y cerca de la playa),y desde allí nos movimos. La elegimos por ser una zona
relativamente alejada del bullicio del centro, pero no demasiado. Tiene
ambiente pesquero, una maravillosa playa
llena de gente del lugar, una isla (que da nombre a toda la zona) y no muchos
turistas. Este lugar es sin duda, en nuestra opinión, mucho más acogedor que el
bullicioso centro de Dakar.
También tuvimos la suerte, ese
día, de disfrutar de una comida típica en casa de unos familiares de Ismael. Conocimos
a su tía, hermanas e hija y disfrutamos de un encantador ambiente familiar.
Ese día estuvimos recorriendo la
zona de Ngor. Hay un centro comercial (con comida a la europea), pero se puede
comer desde comida local a lo que, dentro de unos límites, se quiera.
Día 11) Dakar (Excursión Goreé)
Nos
levantamos temprano y, pasando por el monumento del Renacimiento Africano para
sacar unas fotos, nos dirigimos a los muelles. Ese día decidimos hacer una
excursión tempranera a la isla de Gorée y aprovechar para recorrer Dakar el
resto del tiempo. No tuvimos la oportunidad de quedarnos una noche en la isla,
pero hubiese estado muy bien hacerlo. Tiene mucho encanto y toda su historia
alrededor de la trata de esclavos es escalofriante.
Hay que
coger un ferry. Hay mucha oferta y disponibilidad.
Al
terminar nos dirigimos, andando, desde el puerto a la zona centro. Fuimos al
Mercado (impresionante), a la Plaza de Mayo y recorrimos los alrededores y el
centro paseando. Hay muchas tiendas con cosas (telas, artesanías…) increíbles.
Al atardecer nos fuimos al hotel
Día 12) Dakar --- Gran Canaria
Aprovechamos
hasta que salió el avión (noche) para recorrer los alrededores más profundos de
Ngor y su playa a pie. Para ir al aeropuerto cogimos un taxi y volvimos a casa.
Fue un viaje en el que todo nos
salió bien.
E.JOTA
No hay comentarios:
Publicar un comentario