TAILANDIA: 9 DÍAS/8 NOCHES. ABRIL 2010.
Sukhothai – Bangkok
Primeramente, decir que veníamos
(un hombre y una mujer) de pasar una semana por Vietnam. En Tailandia estuvimos
9 días. En este viaje decidimos tocar sólo dos zonas: Sukhothai y Bangkok. Dejamos
sin visitar las playas, principalmente, para no estar todo el rato en aeropuertos y con prisas.
Se puede dividir, de manera muy
general, a Tailandia en tres:
Zona norte-centro: Más de templos
y selva. Pueblos pequeños. Etc.
Bangkok: Ciudad moderna y
tradicional. Mucho que ver y hacer.
Zona sur: Playas tranquilas y
playas de fiestón (no fuimos)
Día 1: Hanói – Bangkok – Sukhothai
Del
norte destacan, sobre todo, 3-4 ciudades: Chiang Mai, Chiang Rai, Sukhothai y
Lampang.
Nos
decantamos por Sukhothai. Estuvimos en Old Sukhothai (alojamiento: Pin Pao. Muy
bueno, con piscina y abundante desayuno. Habitaciones muy bonitas. A un paseo
de las ruinas y varios templos que ver de camino) y New
Sukhothai (alojamiento Guest House TR. Hay bungalós interiores y son bonitos.
Buena comida). NOTA: Siempre aire acondicionado, en cualquier
parte. Lo mejor de Sukhothai son sus ruinas (zona vieja). Hay que alquilar
bicis y salir de temprano. Dan mapas con las bicis. El recinto central es
inmenso y si lo queréis ver todo son un par de horas buenas. Además, hay otros
recintos que están a un paseo, más alejados, y su visita es muy aconsejable. Es
una zona impresionante y, por lo que dicen, la mejor zona arqueológica de
Tailandia.
El
aeropuerto de este lugar es muy pintoresco y bonito. Pequeñas guaguas te llevan
a la zona vieja o nueva. Hacen el trayecto en función de los alojamientos de
los turistas. No vimos taxis.
Llegamos sobre el mediodía, por
lo que no contábamos con tiempo, ese día, para visitar las ruinas con
tranquilidad, así que salimos a explorar un poco los alrededores, reservamos un
masaje en la terraza del hotel (de los mejores), por la noche fuimos a una
explanada, donde habían puesto algo parecido a una feria con músicos en
directos, y luego nos fuimos a cenar. Las cenas se pueden reservar en los
alojamientos. En Old Sukhothai no encontramos mucha oferta de restaurantes y
bares.
Día 2: Old Sukhothai – New Sukhothai
Este día, desde temprano,
desayunamos y nos fuimos dirección a alquilar las bicis, para ver las ruinas,
pasando primero por algunos bonitos templos y mercados.
Como ya dijimos la excursión
puede llevar unas 5 horas o más si se decide explorar todo el complejo y
sus anexos más alejados. Templos, budas gigantes y miles de años de historia.
Imprescindible.
De Old Sukhothai a New Sukhothai
hay unos 12 kilómetros. Hay guagüillas, tipo camión, que hacen el camino y
salen periódicamente. Las paradas también son anárquicas. Al devolver las bicis
cogimos la guagua y paramos en el hotel, donde habíamos dejado el equipaje
preparado, para seguir en la misma guagua (el chofer nos esperó) hasta New
Sukhothai.
Fuera del mercado de comida
nocturno poca cosa hay que hacer allí, quizás una vuelta para ver algún
templito.
La
oferta de restaurantes y lugares para tomar algo, fuera de los hoteles, sin embargo, en New Sukhothai mejora bastante.
Si se
llega a esta zona temprano se podría condensar todo (ruinas y mercado nocturno)
en un solo día e inspeccionar la zona más rápidamente.
Otras ciudades, más al norte,
interesantes suelen ser Lampang (de paso) y Chiang Mai (segunda más grande de
Thai). Dicen que es muy bonita y tranquila, como una pequeña Bangkok sin
escándalo.
Lampang suele ser una parada ente
Sukhothai y Chiang Mai. Son 3-4 horas de carretera. En los dos lugares hay aeropuerto,
por lo que se puede ir por un lado y volver por otro. Hay guaguas o transportes
particulares (estos últimos bajo pacto previo de la minuta). También se pueden
alquilar motos. Si hay más tiempo, otra opción es Chiang Rai (más al norte).
Popular por sus actividades de trekkinn, entre otras cosas.
Día 3: Sukhothai – Bangkok
Toma de contacto (Rickshaws,
templos y Siam (compras))
En Bangkok, nos cogieron unas
revueltas entre camisas rojas y el gobierno (azul). La cosa se puso calentita y
hubo movidas importantes, incluso un toque de queda (sobre 6 horas) donde se
sacaron los tanques a la calle, hubo tiros y murieron personas en frente de
nuestro hotel. También nos tocó vivir el año nuevo asiático… y eso son 2 días
de fiestón, en los que caminar resulta casi imposible por algunas zonas. Y por
las noches...vamos, vamos, vamos… buff!!! Fiestón.
Debido al gran número de
mercados, centros comerciales y a los competitivos precios de la capital, se
recomienda llevar la maleta ligera y llenarla allí.
Alojarse en Khaosan es controvertido.
Los más puristas denostan el lugar, pero los mochileros y la gente joven lo
adoran. Hay buena vida nocturna y muchas tienditas. Para nosotros fue un lugar
inmejorable y bien situado.
En nuestro hotel (Rikka Inn) ofrecían,
desde internet, precios interesantes. Merece más la pena hacerlo así. STambién se puede pillar
habitación in situ, pero bajo disponibilidad y regateo previo.
Llegamos temprano (sobre mediodía)
y pillamos un taxi. hasta el hotel
Dimos un paseo, desde la zona del
hotel, en busca de familiarizarnos con el lugar y ubicarnos un poco. Por el
camino, en un templo, un monje nos dijo que había rickshaws, con unos colores
determinados en las banderas que llevan, para pasear a guiris por un precio
cerrado (barato) y nos paró uno. Un par de euros por 4 o 5 horas. Lo que pasa
es que, si los para uno mismo, los precios “cambian” y tienes que regatear. En
los taxis siempre hay que pedir el taxímetro, si no mejor bajarse. También depende de la
zona, por ejemplo, en zonas comerciales y cargados con compras los precios poco
más que los ponen los propios taxistas y no admiten regateos razonables. Pero
la solución es caminar unas manzanas y parar alguno en la calle. Muchos conductores
de rickshaws querrán pararte en tiendas “amigas”
para que compres. Trabajan a comisión. Esto vale si se quiere algo muy concreto
o selecto, pero si no es un coñazo. Se puede utilizar la técnica de entrar y
salir o negarse previamente a visitarlos y pagar algo más.
El rickshaw que pillamos, gracias
al monje, lo utilizamos por varias horas para visitar algunos templos y
monasterios (Wat Benchamabophit, Wat Intharawihan…), el Viejo Bangkok (Ko
Ratnakosin) y terminamos en Wat Saket (Templo de la Montaña Dorada). Allí lo
dejamos y fuimos en el taxi fluvial del rio (muy típico, auténtico y barato para
moverse) hacia Siam Square (zona comercial). Lo único, para el taxi fluvial, es
no liarse. (NOTA: Hay muchas formas de moverse en Bangkok: rickshaw,
taxi, barco, guaguas, taxi fluvial, metro, skytrain, moto…). En la zona de
Siam Square los centros comerciales parecen normales a primera vista, pero
luego, si profundizas, están los alocados pasillos llenos de tiendas, con
plantas gremiales (ropa, tecnología…) Es muy curioso. En todos admiten
regateos, pero más en los últimos. En Tailandia, si quieres economizar (excepto
en la comida), siempre hay que regatear.
Luego masajito y Khaosan Road,
modo descanso. Fue una paliza.
En los puestitos y carritos de Khaosan
se cena de escándalo (pad thai) y baratísimo, aunque hay muchísima oferta de
bares y restaurantes en toda la zona.
Día 4: Bangkok (Templos, Phaurat, Barrio Chino, Silom y
rascacielos)
Salimos temprano y nos pusimos a
caminar, callejeando, hacia el Monumento de La Democracia. Vimos mercadillos de
lotería lugareños y varios puntos donde se evidenciaba que las protestas de los
“camisas rojas” iban en aumento. Aunque, con los turistas, todos eran muy
amables y querían ayudarte todo el tiempo. El monumento en cuestión y sus
alrededores estaba literalmente sitiado por los manifestantes, en incontable
número. Llegamos, tras recorrer varios lugares en el camino, a Wat Pho. Es donde
se encuentra el buda gigante tumbado,
entre otras maravillas. Impresionante. NOTA:
En los templos… zapatos fuera.
Tras reponer algunas fuerzas, el
calor era sofocante, fuimos cruzando Phaurat (Little Indian) hasta el Barrio
Chino. En ambos se pueden buscar mercados, tiendas, recorrer sus rincones e
incluso comer algo, pero lo que más nos llamó la atención fueron las farmacias
tradicionales chinas. Luego nos dimos otro paseo para visitar el Gran Palacio y
el Wat Phra Kaew. Impresionantes. Durante los paseos pasamos por todas la zonas
aledañas posibles, por lo que vimos algunos otros templos ese día ( Wat Suthat)
Al atardecer, tras una duchita en
el hotel, fuimos (en taxi) al Moon Bar at Vértigo. Un bar con vistas
espectaculares, situado en la azotea del Bayan Tree Hotel. De ambiente muy
selecto, donde por una copa te sacan los ojos. Desde allí, otra vez caminando,
a la zona de Silom. Más adelante volvimos al lugar de día y ofrecía otro
ambiente, pero de noche, para utilizar un adjetivo suave, nos pareció algo
sórdido. No tanto por los bares dirigidos a un ambiente de mayoría de edad (que
también), sino porque era difícil pasear sin que, por ejemplo, te ofrecieran
pornografía. Luego tenía puestitos dirigidos a los turistas y eso, pero no nos pareció
un sitio muy sano para pasar la noche. Los mismos turistas eran más chiflados y
gritaban más… Eso sí, recalcamos que de día ofrece una cara más amable y toda
la zona tiene un ambiente menos sórdido (más comercial). De camino hasta la propia Silom (más en el extrarradio que
alrededores), también por la noche, muchos jóvenes vendían ropa, algunos diseños propios, en tiendas (puestos) a pie de calle (con el vestidores inexistentes). De
esa zona volvimos en taxi.
Día 5: Chatuchak Market – Enfrentamientos Bélicos
Fin de semana. Chatuchak Market.
A comprar y regatear. Mercado infinito y lleno de todo lo que se pueda querer.
Si vais a comprar buscad profundamente y comparad. Las calidades varían mucho.
No tanto el precio.
Hay que coger taxi (taxímetro) 2
euros. Hay un parque muy agradable, cerca, donde poder descansar. Se puede
comer bien en el mercado o comprar y llevar algo al parque para apartarse del
bullicio.
De vuelta al hotel, para dejar el
botín, el taxista nos dejó tirados. La calle del hotel (Khaosan) se había
convertido en el lugar de batalla. Fuimos andando hasta el hotel en dos horas y
la batalla empezaba en tres. Por una nos salvamos. Vimos los tanques llegando
por la carretera, helicópteros, balas, muertos…. Muy fuerte. Pero a las 23h
acabó la lucha. Los camisas rojas se hicieron fuertes (ganaron) y hubo víctimas por ambos
bandos, pero allí siguió la vida de una forma impactante (como si no hubiese pasado nada) Después de todo lo
sucedido las persianas empezaron a abrirse, los carritos salieron a la calle y
la vida continuó. Si alguien hubiese llegado en ese momento igual no se hubiese
dado cuenta de lo ocurrido. Nosotros cenamos y nos fuimos a dormir. No
había cuerpo, desde hotel se habían oídos balaceras, cañonazos...
Día 6: Zona Este – Centro
Este día, desde temprano, fuimos
a recorrer un poco la zona que el día anterior habíamos visto a la carrera y
llegamos nuevamente al Mercado de
Chatuchak. Desde allí pillamos el metro (algunas paradas del skytrain estaban
tomadas por los “camisas rojas”) hasta el parque principal (Lumpini), donde se
puede pasear, ver pagodas, gente haciendo ejercicio… Recorrida toda esa zona
tomamos dirección al Wat Traimit (Buda de Oro) y, tras recorrer también sus
alrededores, fuimos al hotel para relajarnos y disfrutar de la zona. Durante el
camino nos encontramos con numerosas barricadas (algunas con militares) que cortaban las calles y que no podíamos sortear, teniendo que buscar rutas alternativas,
generalmente más largas. Una vez por el hotel nos dio
tiempo a refrescarnos, darnos un masaje, cenar y disfrutar un poco de la noche.
Ese día también hubo disturbios y enfrentamientos, pero alejados del hotel. Los
días siguientes nos pudimos hacer una idea de lo que pudo haber pasado en esas
zonas, ya que vimos muchos tanques y camiones estallados o tiroteados, sin contar con pequeños lugares que se habilitaron para honrar a los caídos, a pie de calle.
Día 7: Mercado Flotante – Zona comercial – Fiesta
Después de comprobar, nuevamente, algunos de los hechos bélicos que
habían sucedido en esos días, decidimos planificar la visita del
mercado flotante de Damnoen Saduak, para este día. Está en las afueras (más de 100km SE) y
dicen que es el más auténtico. Pillamos un tour pactado. Los precios de los
taxis eran muy caros y la otra alternativa era un madrugón y la guagua. El tour,
a parte del mercado, ofrecía otras atracciones (encantamiento de serpientes,
monta de elefantes…), pero, como sólo queríamos una de las turistadas,
arreglamos un precio y quedamos en que luego, tras el mercado, nos devolvieran a Bangkok de alguna
manera. Intentaron, en varias ocasiones, que pagásemos más (un poco menos que
el tour) y viésemos el resto de espectáculos, pero nos negamos, quejamos… y
terminaron llevándonos a Bangkok. Entre unas cosas y otras (trayectos,
negociaciones y el propio mercado) llegamos a unas horas del atardecer, por lo
que dimos una vuelta por los alrededores del hotel y el monumento a la Democracia.
En la zona del hotel, y otras de
conflicto, la gente mezclaba la curiosidad, por las huellas de las batallas,
con el ímpetu de la primera noche de fiestón (la previa) del año nuevo.
Esa noche la tomamos relajada.
Teníamos algunas zonas que recorrer y compras que realizar, por lo que tampoco
queríamos perder el siguiente día durmiendo o con resaca.
Día 8: Bangkok (Última vuelta, compras y fiestón)
Nosotros fuimos hacia Silom y Siam,
callejeando, para darle otra vuelta a la zona con algo más de luz y ver si
comprábamos algo. Durante el camino paseamos entre tanques rotos y camisas
rojas victoriosos (habían conseguido parte de sus peticiones), pero también
encontramos un centro comercial (no recordamos el nombre) que tenía unas
plantas dedicadas al papeo exclusivamente y allí comimos. Seguimos explorando el lugar, perdiéndonos,
pero la fiesta cada vez se hizo más intensa, iba en aumento y terminamos por rendirnos. Te mojaban y ponían un mejunje en
la cara (es la tradición en fin de año). Esta vez
sí, fuimos para Khaosan a disfrutar toda la tarde-noche del indescriptible ambiente. El buen rollo y jolgorio de ese día contrastaba con el recuerdo de los días anteriores.
Día 9: Bangkok – Madrid – Gran Canaria
Salimos hacia el norte por los
alrededores de la Asamblea Nacional. El puente de la zona también había sido
escenario trágico de otro enfrentamiento y aún se notaban, explícitamente, las
huellas de otra batalla campal. La zona no ofrece nada espectacular, excepto el
encanto autóctono de barrio. Luego comimos en uno de los cientos bares Thai que había por allí, nos dimos una última vuelta por algunas zonas que
queríamos repetir y terminamos en Khaosan (con algo de fiesta, aún incipiente). Nos
dimos un último masajito, nos relajamos por las zonas aledañas y para el
aeropuerto. El avión salía tarde y, como el hotel era barato, pillamos la
habitación también esa noche (aunque no fuésemos a dormir) para ordenar y tener
ducha antes de coger el avión para volver a casa.
E. Jota
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