PORTUGAL (NORTE): 4
DÍAS/3 NOCHES. ABRIL 2017.
Oporto, Aveiro, Braga y Valença do Minho.
Oporto, Aveiro, Braga y Valença do Minho.
DÍA 1: OPORTO
Veníamos
(una mujer y un hombre) de pasar unos días por Galicia y se nos había echado el
tiempo encima. Durante el trayecto por carretera (españolas y portuguesas) los
peajes, si se decide tomarlos, son un dinerillo considerable. Atardeciendo estábamos
en Oporto. Nos alojamos en los
apartamentos San Bento Luxury Building, en la calle Mouzinho da Silveira. Muy
recomendables: céntricos, acogedores y muy bien cuidados.
Entre
que arreglamos los pagos y nos acomodamos, ese día aprovechamos para imbuirnos
un poco en el Oporto nocturno. Es mágico. De día, aun siendo impresionantemente
bello, pierde algo de esa magia. Los apartamentos estaban al lado de la
estación de trenes Sao Bento (visita obligada) y a un breve paseo de otros
lugares emblemáticos como la Plaza de la Liberdade, Torre de los Clérigos o La
Catedral (Sé do Porto) Los lugares con
mejor ambiente nocturno están por los alrededores de la Plaza de Carlos Alberto
(menos turístico) o de la ribera del Duero (Puente Don Luis I), por lo que
decidimos, en primer lugar, recorrer la parte alta y después bajar al río.
Cenamos
justo debajo del apartamento. En un
restaurante-bar-terraza, que resultó estar regentado por el chico que llevaba
los apartamentos en los que nos quedábamos. Lo estaba inaugurando y aún
no tenía nombre. Las cartas estaban hechas a mano, un poco a la carrera. Nos
gustó mucho y la comida estaba buena.
Desde
la catedral (cerrada a esas horas) hay 3 formas de bajar al río. En ascensor
(de pago y sujeto a horarios), por unas escaleras que bajan directas (más
rápido) o perdiéndose por las callejuelas del casco antiguo para ver sus
variopintas casas, la ropa colgada de los balcones, y sus maravillosas vistas. Indistintamente
del camino que se elija todos desembocan a los pies del Puente Don Luis I (de todos el más impactante y mejor
ubicado). No cruzamos el puente esa noche. Recorrimos la ribera del barrio
antiguo. Suele estar atestada de gente y hay innumerables terrazas donde poder
tomar algo antes de dormir. OJO: No en
todas las terrazas cobran lo mismo por una misma consumición. Los criterios
de esto eran un poco ambiguos, pero todo es fijarse un poco.
Otra
cosa curiosa es la gran cantidad de gaviotas que hay por toda la ciudad. De
noche se posan y duermen un poco, pero de día… se está expuesto. Fuera de eso, al
menos como turista, te dan mucho juego. Son como palomas y muchas interactúan
con las personas.
Día 2: OPORTO
Fuimos a desayunar a la
estación Sao Bento. En general, para el día a día, se puede decir que Oporto no
es barato. Luego depende de las localizaciones, la suerte, etc… pero barato no es. Tras desayunar nos
propusimos recorrer algunas zonas más profundamente y visitar algunos lugares
emblemáticos de la ciudad durante el día. Todo está relativamente cerca en Oporto,
por lo que da pie a tomarse la visita relajadamente.
Tomando como referencia la Plaza de la
Liberdade, sí se continúa subiendo, está la iglesia da Trindade y algún
mercadillo. Hacia el Este (derecha) algunos barrios ofrecen un aspecto más
vecinal y otros más comercial (calle de Santa Catarina). El lugar está
salpicado de iglesias (das Almas, Santo Ildefonso…) y también se puede aprovechar para
visitar el emblemático Café Majestic. Esta zona está bien para pasear y perderse por las bonitas
calles. Por el otro lado (oeste) se encontraría la Torre de los Clérigos, la
librería Lello y otras tantas iglesias (Carmelitas, Carmen…) dignas de visitar.
En la torre de los Clérigos (dentro de la iglesia) se realizan conciertos gratuitos
(según fechas). Es curioso. Subir a la torre son 4 euros. Esta otraa zona también
merece un paseo tranquilo, ya que ofrece algunos rincones encantadores (para
recorrer de día) y un ambiente nocturno más bohemio y local. Por los
alrededores de la librería Lello hay unas calles con encanto donde, los fines
de semana, montan algunos coquetos mercados artesanales. Y cerca de la plaza de Carlos Alberto, por la tarde noche, es muy
agradable tomarse algo en uno de sus bohemios bares. También da juego para
perderse por ahí.
Para ir
desde la plaza de la Liberdade al Duero hay muchas posibilidades: Ir desde la
Catedral por alguno de los tres caminos anteriormente mencionados o desviarse por Mouzinho da Silveira y desembocar,
por algún punto (hacia la desembocadura) del río. Nosotros volvimos a
decantarnos por callejear desde la catedral para visitar el lugar nuevamente de
día. Luego tomamos otros itinerarios, pero los que cruzan el barrio antiguo son
los más bonitos. Con tanto paseo se nos hizo la hora de comer. Esta vez sí cruzamos
el puente. Comimos en Teophilus. Estaba bueno y las raciones eran abundantes. Nota: en todo Portugal se puede valorar
pedir un plato para dos.
En esta
parte del río, luego de alguna plaza o iglesia y muchos restaurantes, lo más
significativo son sus bodegas. Ofrecen catas y tours guiados. Hay un negocio
bueno a su alrededor. Desde aquí se puede subir
al monasterio da Serra do Pilar andando. También hay teleférico (de
pago) El barrio es muy curioso, aunque alguna urbanización más pudiente no
respete del todo el estilo de las fachadas Afortunadamente es un hecho aislado.
Después
de subir y bajar (hay varias formas también) cruzamos el Don Luis para hacer el
tour de los 5 puentes desde el otro lado (que es desde donde se puede). Pensamos
que los más llamativos son los dos que realizó el pupilo de Eiffel. El paseo es
agradable, pero a excepción de los puentes, algunas fachadas de casas y, por
supuesto, el Duero, no tiene otra cosa. La zona de ambiente a los pies del
puente principal siempre está animada. Músicos ambulantes, mercadillos, gente
y, por supuesto, terrazas. El paseo y ambiente del lugar son indescriptibles
(tanto de día como de noche) Hacia la desembocadura del río se va perdiendo el
encanto (a nuestro parecer); hacia el otro lado se llega al centro nuevamente
(hay varias maneras) Desde el Palacio da Bolsa, callejeando, se puede ir al río o a
Sao Bento (en cuesta)
Esta
noche combinamos el río, la zona universitaria (Plaza Carlos Alberto) y
alrededores del centro para el paseo nocturno. La elección de la cena (cerca
del río) no fue afortunada, pero el ambiente de ambos lugares continuaba siendo
agradable.
DÍA 3: OPORTO - AVEIRO (COSTA NOVA) - OPORTO
Este
día lo cogimos para realizar una excursión a Aveiro. Antes desayunamos en Bella
Doce, en la calle de las flores. Bueno, pero caro.
Con
respecto a la librería Lello. Hay dos formas de visitarla: comprando el ticket
(en la esquina superior de la misma calle) o comprándolo por internet. Es 1 euro más barato y no tienes que hacer cola
si la compras por internet. El precio de la entrada se te descuenta en las
compras de la librería (si se hacen, claro) Nosotros pudimos esperar 20-25
minutos de cola y por dentro, lógicamente, estaba hasta las tachas. No es una visita
sosegada. Eso sí, hay que ir. Personajes disfrazados de cuentos pululan por la
librería y alrededores.
A
Aveiro (con peajes) serían menos de 50 minutos. En todas las localidades que
visitamos el aparcamiento en la calle era de pago y restringido en el tiempo,
por lo que había dos opciones: Aparcar en aparcamientos privados o estar al
tanto para cambiar el ticket del aparcamiento de la calle. Los de la calle son
más económicos, lógicamente.
Aveiro
(casco antiguo y alrededores) es fácil de recorrer. El canal principal divide
en dos el casco. Deja en un margen la catedral (Sé), plaza del Marqués de
Pombal, iglesia de la Misericordia… Las calles son más amplias. Ya de camino a
la catedral se observan construcciones modernas (sin encanto), aunque por otro
lado se ve más vida local y también es más económico (por general) que la otra
zona. La otra zona (casco antiguo propiamente dicho) es mucho más acogedora y
distraída de ver, aunque reducida. Está rodeada por canales por tres de sus
lados y en ella se encuentra la lonja del pescado, algunas iglesias
(Gonçalinha, Apresentaçao…) y sus estrechas calles. Por este último lado
encontramos un bar menos turístico y económico. Era un bar popular (A Bateira).
Comida normal, pero precios bastante competitivos.
Si se
tiene tiempo también se pueden visitar sus salinas (un poco alejadas del casco)
y la Playa de Barra o Costa Nova. Las salinas tienen gracia si logras ver a
gente trabajando, sino son normalitas. Para las playas es necesario el coche
(10 min) Playa de Barra es una playa bonita y grande. Espectacular lugar. Hay
un paseo de tablas (como avenida) muy integrada con la naturaleza. El faro es
llamativo. De resto es un poco ventosa y se ve que la zona está dirigida al extranjero, con edificaciones tipo
turístico. Costa Nova era algo parecido, sin faro, y parece que algo más
sofisticado. Nosotros nos acercamos para ver sus pintorescas casas al estilo
del barrio de pescadores que había sido. Son unas construcciones curiosas que
dan aspecto como de balneario al lugar, pero resultó que tampoco habñia tantas
como nos imaginábamos y las que había estaban disgregadas por la zona. Hubiese
sido más curioso, al menos desde el punto de vista del visitante, que hubiese
habido una hegemonía mayor.
De allí
volvimos a Oporto. Aparcamos en un garaje privado. Si hablas con los empleados
24 horas de parking salen entre 15-20 euros (más bien 20). Es más rentable
llegar a Oporto, verlo y luego coger carretera o alguna excursión. Lo que no se
puede hacer es pagar un día y el resto en fracciones horarias. No obstante, la
primera opción (pactar 24h) sigue siendo mejor a no ser que se deje el coche
por menos de unas ocho horas.
En
Oporto aprovechamos la tarde-noche para despedirnos de la ciudad. Le dimos una
vuelta a los alrededores del apartamento y terminamos cerca de la plaza de
Carlos Alberto tomando algo en Embaixada do Porto. Un sitio muy curioso, con
gente joven y un ambiente bohemio-retro local muy llamativo. Los precios encima
eran más asequibles.
Una
curiosidad es que (aunque no se sea amante de la comida rápida) el interior del
Mc Donald’s de la plaza Liberdade es bastante exuberante y llamativo. Con
lámparas de araña, espejos y molduras, que le daban al lugar un aspecto
palaciego. La planta de abajo no se la curraron tanto.
DÍA 4: OPORTO - BRAGA- VALENÇA DO MINHO
Volvíamos
a casa desde Galicia por la noche. Aun teníamos un día entero para conocer
alguna cosilla más de Portugal. Nos levantamos temprano e hicimos las maletas.
Desayunamos, nuevamente, en Bella Doce y a la carretera. Rumbo al aeropuerto.
De
camino hicimos una parada en Braga. Coincidió ser la conmemoración del museo Pio
XII, por lo que la entrada a la torre, al museo y alguna cosa más era
gratuita. La entrada a catedral costaba
3 euros.
La
ciudad da para más de tres o cuatro horas, aunque ofrece un aspecto, en
general, menos encantador que Oporto. No está tan masificada de turistas y los
precios son algo más bajos.
Hay
algunas iglesias y plazas llamativas por las afueras, pero todo el meollo está
entre la puerta Nova, la iglesia de los Congregados, Nossa Senhora da Torre y
el Convento do Populo. Fuera de eso, está la avenida Liberdade, el típico Café
a Brasileira y callejear. Hay más ambiente local. Es más real, pero menos
cautivador. El aparcamiento también fue más barato.
A otros
40 minutos de carretera (todo esto dirección al aeropuerto y pagando peajes)
está, haciendo frontera con España, Valença do Minho. Conocido por sus “compras
baratas” es interesante visitar La Fortaleza en sí. Es relativamente grandita. Se llega por la parte donde hay más tiendas. Pasando la puerta del medio se
llega a otra avenida y a una zona sin tiendas (más de habitantes) con bastante
encanto rural. Las vistas de España y el Miño desde la muralla son
impresionantes. Hay que olvidarse de las tiendas, pero si hacen falta unas toallas…
Allí comimos en Churrasquiera Valenciana . Buenísimo, abundante y barato. Hay
donde elegir. Las carnes son excelentes.
A 1 km
de Valença do Minho está España. De allí fuimos directo al aeropuerto.
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